Paisajes, tradiciones y arte marroquí: un legado al mundo
Marruecos es puro arte. El país es un enorme mosaico de cambiantes paisajes y tradiciones artísticas en diferentes disciplinas, cuyo buen hacer se ha convertido en una fuente de inspiración para el mundo. La música, la artesanía, la arquitectura o los paisajes marroquíes son un espejo donde se han mirado diferentes artistas de todos los tiempos para llevar a cabo sus propias propuestas decorativas, literarias, de moda, musicales o cinematográficas.
Numerosas muestras artísticas en todo el mundo respiran bajo la coletilla “de inspiración marroquí”. En menor o mayor medida nos recuerdan a Marruecos, convertido en referencia inagotable para todos aquellos artistas que saben apreciar el sentido de lo auténtico.

Música que inspira a Europa y América
Marruecos tiñe su vida cotidiana de música y baila al son de los sonidos bereberes. Y Europa se fija en sus ritmos más tradicionales e hipnóticos para adaptarlos en sorprendentes mezclas.
El rap francés tiene raíces africanas y ritmos inspirados en Marruecos, mientras que la música rai, inspirada en las tradiciones beduinas, se ha occidentalizado y presenta toques electrónicos. Pero si hubo un grupo influido por los ritmos marroquíes fue The Rolling Stones, cuyos componentes solían escuchar hasta el amanecer los ritmos étnicos del pequeño pueblo de Jajouka, en las montañas del Rif, para luego incorporarlos en sus míticas producciones.

Artesanía, joyería y arquitectura de sabor marroquí
Los artesanos de Marruecos son admirados en el resto del mundo. Textiles, cerámicas, bronce, madera, piedra, metales preciosos o marroquinería… no hay elemento de la naturaleza que se resista a los artesanos de zocos como el de Marrakech.
Los azulejos y las alfombras sirven de fuente de inspiración para decorar las casas occidentales. Las celosías adornan edificios de corte oriental, como el Paraninfo de la Universidad de Barcelona, y el trabajo de la madera sirve para hacer muebles de corte exótico, mientras que la plata adorna vajillas y objetos decorativos.
Y en medio de una auténtica fiebre por la artesanía marroquí, personajes públicos como Madonna se dejan seducir por joyas inspiradas en las que los artesanos realizan en Tiznit.

Paisajes para ser pintados
Aunque la pintura no ha tenido un gran desarrollo internacional en Marruecos, los paisajes del país han servido de fuente de inspiración a grandes pintores extranjeros como Henri Matisse o Francis Bacon, que elegían al país para pasar largos periodos de descanso.
Delacroix retrató la imaginería marroquí, con escenas de mercados y harenes, mientras que Mariano Fortuny se enamoró de la luz del país y el colorido que envolvía sus tradiciones. Desde que estuvo en Marruecos, su pintura tuvo un punto de inflexión y nunca volvió a ser la misma.

Un gigantesco plató de cine
Hollywood ha caído rendido a los encantos de Marruecos, convirtiendo al país en un enorme plató de cine donde colocaba a algunos de sus actores y actrices más destacados, como Marlene Dietrich o Peter O’Tooole.
Para dar fe del gusto por el Séptimo Arte, en Ouarzazate se encuentran los Atlas Studios, los enormes platós de cine considerados el Hollywood de África. Son los más grandes de toda África y en ellos se rodaron películas como Ben-Hur, Gladiator oAstériz y Obélix Misión Cleopatra, entre otras.

Lugares marroquíes en letra de imprenta
Marruecos es un lugar mágico que ha servido de inspiración a numerosos literatos. El cielo protector, escrita en 1949 por Paul Bowles y ambientada en el desierto del Sáhara, es solo un ejemplo. En la literatura española encontramos El tiempo entre costuras, donde María Dueñas sitúa a sus personajes en aquellos lugares de Tetuán donde pasó su infancia.
El alquimista, el libro escrito en 1988 por el escritor brasileño Paulo Coelho, sitúa en Tánger parte de su acción, recogiendo tradiciones como fumar en narguile. Coelho había quedado enamorado de Marruecos cuando lo visitó, seis años antes. Fue lo que llevó a situar en el país algunas escenas de su libro más mítico. Se lo debía.

La moda más exótica
La diseñadora Guillermina Baeza, las cadenas Springfield y Zara, o la firma Jacquemus se han inspirado en Marruecos para hacer algunas de sus colecciones. Vestidos vaporosos, túnicas luminosas y líneas suaves, y colores dorados que recuerdan al desierto en contraposición al azul intenso del cielo son algunos de las constantes que se repiten en las colecciones.
Mención aparte merece el diseñador Yves Saint Laurent, quien no solo reflejó el colorido de Marruecos en sus prendas, sino que se marchó a vivir a la ciudad de Marrakech y montó allí su estudio, enamorado de la luz de la ciudad y las tonalidades cromáticas que observaba cada día en el zoco.
Los paisajes y el arte de Marruecos se exportan al mundo a través de la mirada de artistas internacionales que saben captar el exotismo del país y trasladarlo a sus obras. La esencia marroquí llega así a cualquier lugar del mundo, perpetuándose en casas, calles, edificios, salas de arte y de cine, bibliotecas y museos de cada rincón del planeta.