Plaza Jemaa El Fna
ACTUALIZADO:
Hola a tod@s y bienvenidos a una nueva entrada en el blog! Me gustaría empezar la entrada con una confesión: llevaba meses posponiendo este tema, al no verme con la capacidad de abordarlo y enfocarlo, dada su naturaleza y complejidad, única en el mundo.
Pero, como muchas veces ocurre, bastó una nueva visita hace un mes para descubrir algún detalle nuevo y armarme de valor. Hoy, queridos lectores, hablaré de un lugar amado por muchos, odiados por otros tantos, y que a nadie deja indiferente: La Plaza Jemaa El Fna.
Una plaza diferente
Hay una verdad sobre nuestro país vecino que nunca me cansaré de repetir: Marruecos no es la unión de artesanía y modernidad de la Gran Mezquita Hassan II, ni la sinergia entre formación, convivencia y espiritualidad de madrazas como la de Bou Inania, ni siquiera el caos ordenado de medinas como la de Fez. La verdadera esencia de Marruecos son sus ciudadanos, y más en concreto su particular actitud vital.
La Plaza Jemaa El Fna no es, ni remotamente, una joya arquitectónica. Es más, no debería llamarse plaza, si entendemos como tal un espacio diseñado para el esparcimiento, donde los materiales y el mobiliario elegido cobran vital importancia. Al fin y al cabo, no es más que una extensión de hormigón, rodeada de edificios sin valor: si pudiéramos enajenarnos del bullicio que allí se presenta, lo confundiríamos con un solar esperando que algún promotor se apiadara de él.
En realidad, su grandeza reside en una cuestión simple que da enormes pistas sobre la naturaleza del pueblo magrebí: ofrécele a un marroquí un espacio vacío y lo llenará de espectáculo y formas de ganarse el sustento. Porque si otros monumentos están construidos a base de ladrillo, hormigón y metal, los materiales de este lugar son sus actores, sus espectadores y la relación que se da entre ellos.
Una plaza que siempre cambia
Un edificio es, por definición, algo inmutable: sí, el sol incidirá de diferentes formas dependiendo de la hora y el día, y puede ser que elementos móviles como mamparas o mobiliario puedan ayudar a transformar los recintos que lo componen, pero en esencia permanecerá igual.
Por el contrario, la Plaza Jemaa El Fna es un espacio orgánico con la virtud de reconvertirse a lo largo del día: siendo sus primeros protagonistas los puestos de zumo, aguadores y encantadores de serpiente, a medida que el día avanza y crece el total de visitantes, la oferta se dispara: bailarines, dentistas, acróbatas, músicos, narradores, boxeadores, …. hasta que llega la noche, el número de curiosos aumenta exponencialmente y aparecen los puestos de comida, que utilizan las luces y el humo de sus cocinas de carbón como principal reclamo comercial.
Un lugar que muta a lo largo de las horas y de los días, puesto que los actores y la función que representan van variando, lo que convierte a la plaza en una suerte de teatro urbano donde cada momento se presencia una obra poliédrica diferente.
Una plaza para todos
En no pocas ocasiones se ha calificado a la Plaza Jemaa El Fna como un lugar centrado en sacar la mayor tajada posible al turista y poco identificador de la cultura marroquí. Y, aunque no deja de ser cierto la oportunidad comercial que presenta (a fin de cuentas estamos hablando del centro neurálgico de una de las ciudades que, tanto actual como históricamente, más turistas atrae de todo Marruecos) creo que esa opinión peca de simplista.
Seré honesta: la primera vez que visité la plaza me invadió una sensación de decepción. No encontré allí nada que no hubiera visto antes y, para colmo, sentía como si todos los ojos se posaran sobre mí.
Luego descubrí que, como casi siempre pasa en Marruecos, se trata de un lugar que te pide tiempo, que te dejes llevar y que aprendas y aceptes sus reglas de juego. Porque no voy a negar que nuestra capacidad para decir “no” se pondrá numerosas veces a prueba, pero a la misma vez, con un poco de esfuerzo, podremos encontrar tesoros pensados para aquellos que no han pisado el país ni por primera ni por segunda vez (prueba de ello es el gran número de marroquíes que se concentran allí).
Porque, como si de un microcosmos se tratara, mientras que en otras ciudades tenemos que andar a la caza de joyas escondidas, en el caso de la plaza ese lugar se reduce a un trozo de explanada, un marroquí buscándose la vida y la gente que lo rodea.
Porque, frente a tatuadoras de henna, que a poco que nos despistemos nos cogerán la mano para plantarnos un tatuaje, nos encontraremos contadores de historias perpetuando una tradición oral, que de no existir este sitio estaría condenada a la extinción (una de las razones que llevó a la UNESCO a catalogar el lugar como patrimonio inmaterial de la humanidad).
Porque la plaza es caos y es orden, es reinvención y es tradición, es asedio y es cercanía, es picaresca y es cultura, es contradicción y es coherencia.
Porque, en definitiva, la Plaza Jemaa El Fna es Marruecos.
Si quieres saber más sobre la ciudad, visita nuestra guía de turismo en Marrakech.
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Un lugar increíble y que nadie se debe perder si viaja a Marrakech!!
Recomiendo cenar en alguno de los puestos de comida que existen en la plaza…. una delicia. 😉
Gran verdad, Francesc. Yo añadiría más: están muy bien de precio, y además suelen tenerlo fijado y escrito en carteles (lo cual, para qué engañarnos, es toda una comodidad tratándose del país que es).
Como recomendación, sugiero los caracoles, sobre todo si están aderezados con especias. ¡Están riquísimos!
Un saludo y gracias por comentar!
Gracias, me ha gustado la entrada y me ha picado el gusanillo por visitar la plaza. Una pregunta: ¿es verdad que por fotografiar, o incluso por ver, te piden dinero?
Hola, David. Lo que dices es cierto, y aunque entiendo que pueda chocar, hay que entender que, frente a las medinas o zocos, donde se venden productos, aquí se vende espectáculo. Es decir: si te pones delante de músicos para escucharlos bien, ellos esperan que pagues. O en el caso de los aguadores, en realidad lo que hacen no es tanto vender agua como dejarse fotografiar solos o con turistas.
¿Mi consejo? La primera vez que vayas a la Plaza Jemaa El Fna mantén cierta distancia, como si no te interesara, da un rodeo, analiza, y cuando tengas claro qué quieres ver, acércate, con el bolso bien surtido de monedas. La mayoría de las veces, con que les des entre 5 y 10 dirhams por tomar una fotografía o ver el espectáculo será más que suficiente (aunque de primeras, qué duda cabe, te pedirán más :P).