Agafay, el lujo de dormir en el desierto y a un paso de Marrakech
A lo largo y ancho del país hay varios desiertos donde se puede pernoctar y cada uno tiene su propio encanto. A la hora de decantarse por uno de los desiertos marroquís hay que tener en cuenta, principalmente, la distancia a la que se encuentra desde los puntos que vamos a visitar. Perder dos días en trayectos no es un buen plan si tenemos el tiempo ajustado o vamos con niños.


Una exótica experiencia
Dentro de las posibilidades del Sáhara, los lugares más conocidos son Erg Chebbi, también conocido como desierto de Merzouga, y Erg Chegaga, pero ambos se encuentran a ocho horas de Marrakech. Las otras dos opciones son Zagora, aproximadamente a seis horas, y Agafay, que se encuentra a menos de 40 kilómetros de la Ciudad Roja, o lo que es lo mismo, a una hora de camino.
La cercanía que regala Agafay ya es suficiente atractivo para que nos fijemos en él. Si además le unimos que es una opción a todo lujo, muchos encontrarán en este desierto la oportunidad de vivir esta exótica experiencia sin que el cansancio o las incomodidades les hagan perder ni un ápice de la ilusión que supone hacer un sueño realidad.

Sencillez transformada en lujo
Agafay no es un desierto al uso. Cuando salimos de Marrakech por la carretera d’Amizmiz vemos cómo las palmeras van dejando paso a un paisaje pétreo, casi lunar. En este páramo desértico que las familias bereberes abandonaron hace años ante la ausencia de agua, se levantan varias opciones de alojamiento que ofrecen la experiencia de hacer un paréntesis, conectar con la naturaleza más salvaje y disfrutar del espíritu del desierto a todo lujo.
Aunque los alojamientos ofrecen la posibilidad de dormir en lodges o casas tradicionales, muchas personas prefieren pasar la noche en jaimas, las instalaciones de origen nómada se colocan con todos los detalles que permiten pasar más cómodamente la estancia. Algunas de ellas poseen baño privado con agua caliente y están decoradas con mesas bajas, cómodos sofás, alfombras, cojines y estufas de leña, para disfrutar del exotismo de un ambiente que parece recién salido de un cuento de las mil y una noches.

En Agafay también podemos disfrutar de alojamientos ecológicos, donde la luz eléctrica es sustituida por cientos de velas y lámparas de aceite a la caída de la tarde, lo que invita a disfrutar de un ambiente romántico y mágico.
Sin tiempo para aburrirse
Tras la cena bereber, con exquisiteces locales servidas sobre blancos manteles de hilo, no faltará la tradicional hoguera. Ahora se presenta ante nosotros como la oportunidad de desconectar y olvidarnos de todo, en medio de la noche más estrellada que recuerdes haber vivido.
En Agafay no hay tiempo para aburrirse. En sus diferentes alojamientos existe la posibilidad de realizar diferentes actividades, desde aprender la danza del vientre a hacer yoga, pilates o meditación mirando el desértico paisaje, pasando por aprender algo de caligrafía árabe o esgrima, o dar un curso de cocina típicamente marroquí para sorprender de regreso a casa.

Quien busque algo más de actividad puede optar por dar un paseo en quad, a caballo o en camello, realizar una ruta de senderismo o recorrer el lugar en bicicleta de montaña, para después llegar al alojamiento y disfrutar de una piscina enmarcada con preciosas vistas, un relajante masaje o simplemente un té a la menta que, en este lado del mundo, sabe mejor.
Visitantes en busca de aventuras
Este es el lugar donde los marrakechíes de alto poder adquisitivo acuden a pasar un par de días cuando quieren desconectar. Aquí se puede jugar a golf en un campo sin hierba y a no demasiada distancia hacer parapente o realizar un paseo en canoa o hacer actividades náuticas en el lago artificial de Lalla Takerkoust.
También podremos encontrar durante nuestra estancia instagramers en busca de sus mejores fotos, parejas y familias con niños que han optado por no hacer un largo recorrido para poder vivir la experiencia de una noche en el desierto. Y viajeros que, apremiados por la falta de tiempo, han decidido abandonarse al exotismo que supone unas instalaciones cuidadas hasta el mínimo detalle tan cerca de Marrakech.

Agafay ha logrado algo tan difícil como combinar la sencillez con el lujo. Es el nomadismo moderno, capaz de hacer que vivas el espíritu del desierto, abras los ojos al exterior y te regales la experiencia de conectar con el entorno. Muchos se enamoran tan intensamente del lugar que acuden a él para celebrar su boda o su aniversario, o para disfrutar con amigos de un encuentro especial. Cada paso en Agafay es celebrar el hecho de estar vivo.