Alcazaba de Chaouen
Actualizado el 14/01/2021
Síntoma número 31 de que te haces mayor: en lugar de imaginar una vida en la gran metrópolis, llena de excitantes aventuras, sueñas como sería tu retiro ideal en un lugar tranquilo.
Sin embargo, mi vejez no la visualizo en una vivienda unifamiliar alejada del mundanal ruido con un jardín en el que plantar verduras, sino en una coqueta casa ubicada en cierto lugar del norte de Marruecos con un peculiar colorido. Seguro que sabéis a cuál me refiero.
En honor a mis planes para una pensión dorada, la entrada de hoy tratará sobre un espacio considerado el verdadero germen de la ciudad azul: la Alcazaba de Chaouen. ¡Empecemos pues!
Un poco de historia
Las alcazabas o kasbahs son fortificaciones construidas en zonas con cierto interés estratégico, si bien bajo este término se agrupan construcciones con notables diferencias entre sí. Así, tenemos kasbahs y ksars del sur como la de Aït Ben Haddou, emplazada en el cruce de rutas comerciales y construida con materiales perecederos, o kasbahs del norte como la de los Oudayas en Rabat, más resistente y situada sobre una zona elevada para avisar de posibles asaltos. Si queréis saber más sobre el infinito y variado catálogo de kasbahs, podéis consultar este artículo.
La alcazaba de Chaouen pertenece al mismo grupo que la de los Oudayas, y tuvo su origen en los continuos intentos de los portugueses de Ceuta por adueñarse de la costa norte del país. Entonces se pensó que un lugar como Chaouen, oculto por las montañas y abastecido por un río, era el lugar idóneo para fortalecerse y lanzar ataques a los portugueses.

Plano de la alcazaba (click para ampliar)
Para ello se diseñó un recinto amurallado, con fines militares y espacios destinados a alojar al emir y a su familia, súbditos, soldados y prisioneros, además de una mezquita y un amplio espacio vacío que vertebrara el futuro desarrollo de la zona (lo que hoy se conoce como la plaza Utta el Hamman).
A lo largo de su historia la ciudad fue creciendo (además de ser objeto de intereses y ataques), teniendo como principal motor de progreso la huida y posterior expulsión de musulmanes y judíos procedentes de Al-Andalus, que vieron en este lugar, oculto y auto-sostenible gracias a su particular geografía, el sitio ideal en el que instalarse.
Y si la ciudad se desarrollaba, también debía hacerlo la alcazaba que le dio su origen, siendo varias las transformaciones tanto de ésta como de su entorno (llegando a servir incluso como emplazamiento de zonas administrativas en la época del protectorado), hasta convertirse en el espacio cultural que es hoy día.

El interior de la kasbah
Si viajáis a Chaouen con la intención de visitar la kasbah, debéis tener en cuenta que a pesar de que tiene un horario establecido sólo una persona es la encargada de permitir el paso y las comidas y rezos le hacen ausentarse en determinados momentos del día. Si cuando lleguéis no está presente siempre podéis esperar tomando un té en la plaza.
Lo primero que os sorprenderá una vez traspaséis la puerta de acceso, como es habitual en las alcazabas, es la enajenación que se produce entre su interior y el entorno que la rodea (en este caso sensiblemente más pequeño que en otras kasbahs, pero perfectamente coherente con la discreta trama urbana de Chaouen). Está compuesto fundamentalmente por un jardín y un estanque central, con torres y otros elementos rodeándolos y flanqueando la muralla.
Mi primera recomendación es que deis una vuelta por estos espacios, pues bien merecen la pena relajarse reconociendo sus jardines y ascendiendo por sus torres de vigilancia para admirar panorámicas únicas de Chaouen.

Luego podríais acceder a las celdas situadas a la derecha de la entrada, donde comprobar las condiciones de vida de los prisioneros. Es una imagen que os aseguro os provocará escalofríos.
A continuación es aconsejable entrar en el antiguo palacio, hoy convertido en museo etnográfico y con una interesante muestra de objetos culturales y artísticos (vestidos, instrumentos musicales, armas, …), que sirven tanto para ilustrar la historia de Chaouen como de gran parte de la zona norte de Marruecos.
Finalmente, saliendo del museo a vuestra izquierda, pasando el estanque y a los pies de una de las torres hay una galería situada en planta baja y que alberga exposiciones temporales de arte.
Y con este último espacio termino este artículo sobre la alcazaba de Chaouen. Espero que os haya servido para entender un poco mejor la historia de la ciudad y que la visitéis la próxima vez que viajéis a Chaouen. ¡Un abrazo y nos vemos en la próxima entrada!
Localización: 35°16′N -5°26′O (ver mapa)
Extensión: Aproximadamente 4000 m²
Fecha de construcción: Año 1471
Horario: De 09.30 a 13.00 y de 15.00 a 18.30 (todos los días)
Coste de la entrada: 70 dírhams
Dónde comer: En los alrededores hay múltiples lugares para todos los gustos y bolsillos, al estar situada en la Plaza Uta El Hamman, centro neurálgico de la ciudad. En nuestra entrada sobre dónde comer en Chaouen tenéis más información al respecto.
Si quieres saber más, visita nuestra guía con toda la información sobre Chaouen.
Hola, encantada por tus relatos. Te cu9 que el 19 de junio queríamos hacer una excursión ni esposo y yo
Si te interesa podemos comunicarnos por email
Hola Roxana. Sí, es preferible que para cuestiones comerciales me envíes un correo a info@sientemarruecos.viajes Ten en cuenta que los correos los veo todos los días, mientras que los comentarios solo los reviso en los huecos que me deja el trabajo de oficina. Saludos!
Me encanta tu estilo de narración, y me encanta la suerte que tenéis de tener ese trabajo en Marruecos, yo sueño con ir, algún día y conocer esos bellos lugares.
Besos Adriana
Hola Adriana, lo cierto es que trabajar en lo que te apasiona no tiene precio. Seguro que terminarás viajando a Marruecos, no me cabe duda. Besos!
Os aconsejo fervientemente la visita a Tetuán y a Chauen. Nunca me canso de visitarlas.
Andar por sus calles increíbles es un viaje continuo a la Edad Media y la diversidad en el vestir de sus habitantes es asombrosa. También encuentro la huella colonial española que tanto me estremece.
Os recomiendo sentarse en un cafetín acompañando al té o café con unos dulces riquísimos y ver pasar a la gente, siempre envueltos en sus quehaceres: los zocos y las calles de Marruecos son un museo viviente.
En mi novela «Soplos de África» elegí como portada una calle de Chauen(tan bellamente azul)y la historia habla de la concordia y el amor entre las culturas en los tiempos del Protectorado y la Transición y elogia estas ciudades y a la Ciudad Autónoma de Ceuta, de la que soy natural.
Miguel Ángel Fernández Sanjuán
Queda plasmado tu consejo Miguel, que suscribo al 100%. Espero que te vaya bien con tu libro. Un saludo!