Erg Chegaga
Actualizado el 18/06/2020
¿Eres viajero o turista? Suele ser una pregunta que encabeza numerosos debates y que, no pocas veces, tiene como fin posicionar una forma de viajar sobre otra, como si en un mundo globalizado la ruta o cómo organizar un viaje de ida y vuelta determinase la autenticidad del mismo.
Hace días me crucé con mi vecino, inglés para más señas, que llevaba poco viviendo en Sevilla. Me enseñó su colección de azulejos: azulejo que encontraba en la calle, azulejo que incluía. Me estaba mostrando un aspecto cultural que me había pasado desapercibido durante estos 7 años y una manera diferente de contar la ciudad. Al final, todos somos turistas.
De una forma u otra, es un hecho que hay lugares más concurridos que otros. Del que hoy hablaremos, el desierto de Erg Chegaga, es considerado por muchos como una alternativa preferible al de Erg Chebbi. Descubramos por qué.

Erg Chegaga. Características y situación
El desierto del Sáhara es la región desértica calurosa más grande del planeta. De gran heterogeneidad, uno de sus fenómenos geográficos más conocidos son los ergs, o paisajes de arena. Dos son los más significativos del Sáhara que cubre el territorio marroquí: Erg Chebbi y Erg Chegaga.
Este último es de mayor superficie pero algo más horizontal, pues sus dunas son de menor altura (62 metros frente a 150), si bien esa desigualdad es difícilmente apreciable por sucederse los montículos de forma escalonada, a menos que el viajero compare panorámicas de ambos.
La principal diferencia reside en su accesibilidad –y por tanto, la afluencia de visitantes– debido a la distancia con respecto al núcleo urbano más cercano: Merzouga en el caso de Erg Chebbi, a escasos metros; M’Hamid si hablamos de Erg Chegaga, a 50 km por pistas sin asfaltar, por lo que sólo los 4×4 pueden acceder y los tour operadores no suelen contemplarlo.

La ruta
En Marruecos son tan importantes los lugares como los caminos que conducen a ellos. Si comparamos las rutas que llevan a ambos ergs desde Marrakech, comparten trayecto hasta que llegan a Ouarzazate, alcanzando antes el puerto de Tizi n’Tichka o el ksar de Aït Ben Haddou.
A partir de aquí el camino se bifurca, y aunque de similar duración, la naturaleza paisajista difiere: si con Erg Chebbi se mantiene a lo largo de todo el recorrido la presencia de kasbahs y paisajes rocosos salpicados por palmeras, con Erg Chegaga en su segunda mitad el paisaje se vuelve cada vez más horizontal y desértico.
Mientras que en la ruta que conduce a Erg Chebbi se produce un punto de inflexión a la entrada, la que lleva a Erg Chegaga es una graduación lenta pero continua hasta el paisaje de dunas.

Llegando a Erg Chegaga
Probablemente el mejor ejemplo de la diferencia entre ambas rutas se produzca en el momento en el que se abandona el espacio urbano, de forma que con Erg Chebbi una caminata o un paseo en dromedario de media hora desde Merzouga es suficiente para alcanzar sus dunas.
Con Erg Chegaga la situación es bien diferente, y una vez dejamos atrás M’Hamid es necesario atravesar paisajes durante 2-3 horas. Una experiencia cinéfila estructurada en tres actos:
- En el acto primero, la introducción, se atraviesa una enorme llanura esparcida con piedras oscuras y pequeñas elevaciones, también conocida como el desierto negro.
- En el segundo, el nudo, cruzando montículos de arbustos y arena de una finura tal que, a poco que sople el viento, se garantiza su movimiento, insuflando un tono fantasmagórico a la escena.
- Y en el acto final, el desenlace, donde a la llegada al erg espera un comité de bienvenida compuesto por plantas venenosas.



Se trata de un recorrido que requiere sin duda de cierta paciencia, pero que al mismo tiempo resulta muy gratificante, al anticipar el destino sutil y gradualmente.
Alrededores
La experiencia de que a decenas de kilómetros a la redonda no haya vestigios de civilización debería ser motivo suficiente para realizar este viaje, aunque siempre puede aderezarse con la visita de los alrededores, bien adaptando la ruta para conocerlos, bien instalándose en el erg y explorando su entorno más inmediato. Estos son algunos de esos lugares:

Lago Iriki
Con un nombre que lleva a engaños, esta enorme llanura de barro petrificado que recibía las aguas de río Draa lleva más de 20 años seca. Es un paisaje muy recomendable de atravesar un vez comience el camino de vuelta. El único signo de vida son paisajes ilusorios en forma de espejismos o, de forma puntual en épocas de lluvias, pequeños lagos que atraen a aves de la zona.
M’Hamid
Aunque más conocido por ser la localidad más cercana, este antiguo paso de caravanas es bien digno de una visita, entre otras cuestiones por seguir apostando en la actualidad por la construcción con tierra. A destacar también los ksars en avanzado estado de descomposición de las afueras.

Tamegroute
Antiguo centro de enseñanza y religión, es conocido por su característica cerámica verde. Probablemente la ciudad cercana más recomendable, al contar con una biblioteca con más de 4000 manuscritos, una zagüía que es un activo lugar de peregrinaje y una kasbah enterrada para soportar la altas temperaturas y donde además siguen viviendo cientos de familias.
Agz
Un lugar estratégico en el que pernoctar antes de llegar a Erg Chegaga. En su interior se encuentra la Kasbah Caid Ali, y las a las afueras se encuentra Tamnougalt, donde se localizan dos kasbahs, una homónima y otra denominada Kasbah des Caids, objeto de numerosos rodajes.
Oasis sagrado de Oum Lâalag
A escasos kilómetros de Erg Chegaga se extiende este oasis de casi 15 hectáreas, rodeado de una muralla de adobe, y de cuyo interior, además de palmeras, sigue brotando el agua, por lo que se le confieren cualidades sagradas por su milagrosa cercanía al desierto.

Taznakhte
Para quien se resiste a viajar sin llevarse de vuelta un souvenir, este pequeño pueblo pero principal productor de alfombras bereberes del país puede ser todo un acierto. Una visita a una de las cooperativas instaladas allí –sumándole buenas dosis de paciencia y regateo– evitará la comisión de intermediarios.
Llegados a este punto, la disyuntiva es evidente: ¿Erg Chebbi o Erg Chegaga? La respuesta no resulta tan obvia; cualquiera de los dos será una decisión acertada, y de la elección dependerá de cómo entienda cada uno el viaje.
Pero no deja de ser cierto que aprovechar una primera escapada a Marrakech para conocer Erg Chebbi, planteando una ruta a posteriori con paisajes más desérticos y Erg Chegaga como colofón, es por lo que suelen optar quienes tienen este país como una de sus pasiones; posiblemente sea la única opción justa para ambos ergs.
Si quieres saber más, visita nuestra página sobre el desierto del Sáhara.