Qué ver en Fez
Actualizado el 23/11/2020
15 puertas de entrada, más de 300 barrios y más de 9000 callejones componen Fez el-Bali, la medina más antigua de Fez. Otros lugares dignos de admirar son Fez el-Jdid (su segunda medina) o la Ville Nouvelle (la zona francesa), así como diferentes espacios que conectan las tres áreas.
Casi se podría decir que Fez es una ciudad infinita; lamentablemente los días de vacaciones de los que disponemos para explorar otros mundos son bien limitados, siendo habitual en un viaje a Marruecos que sólo se disponga de un día, a lo sumo dos, para conocer la más antigua de la ciudades imperiales.
Haciendo de tripas corazón, me resignaré a ser sintética y estructuraré este artículo sobre qué ver en Fez en dos partes, centrándome en la primera en su medina más antigua y dirigiendo la segunda a aquellos afortunados viajeros que pueden arañar un día más de sus vacaciones para conocer Fez, donde hablaremos de su segunda medina así como otros espacios que nos permitirán entender el caleidoscopio de culturas que definen a esta ciudad.
¡Empecemos pues!

Una advertencia inicial: recorrer una medina
Las medinas son, por definición, laberínticas. Así, cualquier forastero con dudosas intenciones que pretendiera penetrar en su interior se desorientaría y la furia de sus ciudadanos recaería sobre él.
Hoy día ocurre algo de características inquietamente similares: si un turista decida recorrer una medina por su cuenta tiene bastante papeletas de perderse, lo que permitirá a un buscavidas «ofrecer su ayuda», que se traducirá en conducirlo a una tienda en la que recibe una comisión, cobrar por su servicio, o un poco de todo.
Afortunadamente hay medinas sencillas de recorrer, bien porque tienen un tamaño más contenido, como la de Chaouen, o porque son de construcción más reciente y su estructura es más clara y rectilínea, como la de Essaouira.
Desgraciadamente, no es el caso de Fez. Una vez conocí a un guía local que había decidido mudarse allí, y le pregunté cuánto tiempo había empleado para desenvolver con la suficiente soltura en la medina como para ofrecer sus servicios. 3 meses aproximadamente me indicó, si bien me reconoció que incluso a día de hoy hay veces que se pierde, y entonces se acerca a un conciudadano para que le oriente, aprovechando que al hablar en árabe el viajero va a pensar que sencillamente lo está saludando.

Así que, lamentablemente, este artículo no se podría llamar «cómo moverse por la medina de Fez como pez en el agua» porque, sencillamente, es técnicamente imposible. Pero si que será de utilidad en dos casos:
Si nunca habéis recorrido una medina os será útil para contratar los servicios de un guía local y aseguraros que todos los lugares que se enumeran en este artículo se visitan.
Recomiendo encarecidamente que sea oficial (los reconoceréis porque tienen una identificación colgada al cuello), aunque tenga un precio más elevado, no sólo porque ayudáis a que prospere el trabajo cualificado en Marruecos sino también porque evitaréis que salga corriendo si os cruzáis con un policía, quedándoos con cara de circunstancia. Y no sería la primera vez.
Y si ya tenéis cierta soltura desenvolviéndoos en antiguas y laberínticas ciudades, servirá para que, más o menos, podáis conocer lo más característico de la medina por vuestra cuenta.
De todas formas, y a pesar de que la medina tiene dos arterias principales que la atraviesan de forma casi paralela, (Tala’a Kbira y Tala’s Sghira), que nuestro recorrido se desarrollará en su mayoría por la primera, puesto que gran parte de los lugares de interés se encuentran en ella o sus alrededores, y que desde hace varios años se han colocado carteles que indican la dirección para llegar a ellos, no será una tarea sencilla.

Que vuestra imaginación no os juegue una mala pasada visualizando una gran avenida con carteles bien señalizados y pequeñas calles que conectan; es una medina marroquí y, como tal, la sensación de caos imperará siempre. Pero si tenéis el ojo lo suficientemente entrenado podréis con un poco de esfuerzo completar el recorrido con éxito.
Y si a pesar de ello en un momento dado os perdéis (y probablemente así ocurrirá) en lugar de entrar en pánico os recomiendo seguir las siguientes indicaciones para volver nuevamente a la avenida principal o al próximo lugar de interés.
En primer lugar, no dejéis de andar. Un foráneo parado y mirando hacia todos lados es la mejor forma posible de que un buscavidas os «ayude», o en su defecto, de que un comerciante insista en entrar «sin compromiso» en su tienda si habéis parado delante de esta. Insisto: seguid andando, sin prisa pero sin pausa.
Ahora que estáis andando, centraros en volver nuevamente a la Tala’a Kbira, observando de forma disimulada los carteles y las calles paralelas y perpendiculares a la que estáis recorriendo. Si alguna de ellas parece sensiblemente más poblada, probablemente sea la que estáis buscando.

Si esto falla buscad ayuda, pero centraros en pedirla a un anciano o una mujer. Suele ser habitual que ayuden de forma completamente altruista.
Y si ninguna de las indicaciones previas da resultado, no os quedará más remedio que acudir a quien espera un beneficio por ayudaros. En ese caso, aclarad que vuestra única intención es volver a la Tala’a Kbira (o al próximo monumento que os toque ver) y pactad el precio de antemano. No debería ser mucho (10 dírhams a lo sumo), porque probablemente, aunque vuestra sensación de perdición sea tal que creáis estar en la otra punta de la medina, sólo os hayáis desviado un par de calles y en escasos minutos habréis vuelto a la senda correcta.
No voy a negarlo: ni parece una tarea sencilla ni lo es. Pero si sois de los que pensáis que viajar no sólo es desconectar, sino esforzarse por conocer otras culturas, no hay mejor recompensa a dicho esfuerzo que saber manejarse con un mínimo de soltura por las medinas de Marruecos.

Reconociendo Fez: el mirador Borj Nord
Antes de comenzar será recomendable observar desde las alturas para entender la estructura de la, en apariencia, caótica medina que recorreremos posteriormente.
Para ello nos dirigiremos hacia una de las torres de vigilancia y nos beneficiaremos de su visión privilegiada de la ciudad. Acceder hasta él será muy sencillo, pues está situado junto a una de las estaciones de autobuses de la ciudad, si bien lo más cómodo es pedir un Petit taxi, con un coste aproximado de 20 dírhams.
Pese a todo, tendremos que realizar un ejercicio de agudeza visual y tomarnos nuestro tiempo para comprender su organización, distinguir sus elementos más destacables y reconocer sus dos calles principales y el recorrido que realizaremos, entrando por el extremo Oeste de la medina y saliendo por el Este.

Recorriendo Fez el-Bali
Bab Boujloud
Comenzaremos nuestra visita por el acceso más conocido a la medina, la Bab Boujloud (en español, Puerta Azul), que debe su nombre a estar adornada con azulejos de este color. Curiosamente, la fachada de la puerta que da al interior de la medina está decorada con azulejos similares pero de color verde, característico del Islam.
Una vez crucemos el umbral creeremos haber viajado al pasado al sentirnos inevitablemente abrumados por sus estrechas callejuelas, por el tráfico incesante y saturado de personas y burros (único medio de transporte posible en la medina por su configuración), por el desfile de tiendas y, en resumen, por la colección de estampas únicas que definen a este espacio extraordinario.

Madraza de Bou Inania
La pequeña plaza que veremos una vez pasado el umbral de la Bab Boujloud es también el cruce de varias calles. Si damos la espalda al acceso de la medina, las dos situadas justo enfrente nuestra son Tala’a Kbira y Tala’s Sghira, siendo la primera, más a la izquierda, la que recorreremos.
A escasos metros de empezar caminar nos encontraremos a mano derecha la Madraza de Bou Inania, una de las escuelas coránicas más representativas de Marruecos y un perfecto ejemplo de cómo combinar diferentes materiales, gusto por el detalle y elegancia. Y si bien es cierto que probablemente sólo nos dejen visitar el patio central, ello no será excusa para que abstraerse e imaginar la comunidad de estudiantes tan especial de la que es testimonio este edificio.

Como curiosidad que se suele escapar a quien la visita, frente a la Madraza se sitúa Dar al-Magana (en español, «La Casa del Reloj»), que en su fachada interior (a la que accederemos por un callejón situado a su izquierda) posee un reloj de agua, actualmente en desuso, si bien hay planes de rehabilitarlo próximamente.
Bajo las 12 ventanas y sobre las 13 pequeñas plataformas de madera que hoy día se pueden observar había 13 cuencos de bronce. Mediante un sistema hidráulico y de poleas, sobre un raíl se desplazaba un carrito, que conforme avanzaban abría cada una de las ventanas, liberando bolas de metal que caían en cada cuenco produciendo un sonido característico. Una herramienta vital en una cultura como la musulmana, tan necesitada de saber de cuestiones como a qué hora puede romper el ayuno o cuándo debe acudir a la mezquita.

Fondouks
Volveremos a la calle principal y la continuaremos; la cantidad de tiendas de todo tipo que desfilarán a nuestra izquierda y derecha y cuyos productos, que tanto por su elaboración como exposición parecen de la Edad Media, os cautivarán.
El elemento más característico de este tramo son los fondouks, es decir, antiguas posadas específicamente diseñadas para los comerciantes que visitaban la ciudad. Solían tener una planta baja para que estos almacenaran su mercancía y ganado bajo llave, y una o dos plantas superiores, donde dormían. Hoy día funcionan como talleres y tiendas.
Uno de los más pintorescos es de la mantequilla (Fondouk Kaat Smen), a nuestra izquierda, en el que podemos apreciar de primera mano los utensilios centenarios que se utilizan para elaborar este producto lácteo, tan presente en la cocina marroquí.
Seguidamente y a mano derecha se nos presenta el Foundouk Tazi, regentado por cinco familias y con artesanías de todo tipo, desde el cuero a la cerámica. Probablemente la mejor ocasión para observar el proceso de elaboración completo de los más variopintos productos.
Y si todo ello nos ha sabido a poco, podremos seguir continuando la calle para adentrarnos en el corazón de Souk Ain Allou, el más antiguo y uno de los principales zocos de la ciudad, y en el que desfilarán tiendas de todo tipo a nuestra izquierda y derecha.

Foundouk Nejjarine
Para nuestra próxima parada deberemos seguir la calle Tala’a Kbira hasta que ésta se vuelva a encontrar con la Tala’s Sghira (si os resulta dificil apreciarlo, justo en dicho encuentro se sitúa un restaurante llamado Dar Saada).

La segunda calle a la derecha una vez pasado el cruce se llama Rue Nejjarine, que nos llevará hasta la plaza del mismo nombre. Se trata de una peculiar estampa presidida por una fuente pública y el Museo Nejjarine, antiguo Foundouk reconvertido en un museo dedicado al trabajo en madera.
A la derecha de la fuente hay una calle semitechada que conduce a una calle de tiendas de todo tipo, siendo el nexo común una oferta alejada del interés del turista ocasional, desde cerraduras de madera a tronos de boda pasando por peines tallados en cuernos.
Souk El Henna y Souk Attarina
Para evitar que el recorrido se complejice recomiendo dar marcha atrás para volver a la Tala’a Kbira. Una vez nos incorporemos a esta nuevamente, a pocos pasos y a nuestra derecha tendremos dos zocos muy característicos y muy frecuentados por los locales de la zona, pues lo que allí se oferta es de consumo prácticamente diario.

El primero de ellos será el Souk El Henna, donde no solo se comercializa todos los productos derivados de la Henna, sino también cosméticos. Justo a continuación daremos con el Souk Attarina, especializado en las especias y frutos secos. No me cabe duda de que pondréis a prueba la memoria de vuestra cámara fotográfica, pues la forma de presentar la mercancía, sumado al hecho de que cada especia y fruto seco tienen su propio aspecto, hacen a este zoco tremendamente fotogénico. Además, dispone de un founduk del mismo nombre muy recomendable.

Mausoleo de Mulay Idrís II
Una vez dejemos atrás los dos souks tendremos que girar en el siguiente callejón a nuestra derecha para llegar al Mausoleo de Mulay Idrís II , dedicado a la memoria del segundo fundador de la ciudad de Fez. Como seguramente intuiréis, es un lugar de una gran carga religiosa y de peregrinación. Como también habréis intuido, no es posible la visita de su interior para los no musulmanes.

Mezquita Al Karaouine
Tras visitar el Mausoleo volveremos a la calle principal. Al final de esta a mano derecha se localiza la Mezquita Al Karaouine, fundada en el 859 y ampliada continuamente a lo largo de su historia.
Como dato curioso, se trata de la universidad más antigua del mundo. De hecho, me apuesto todos mis dírhams a que si vais acompañados de un guía local subrayará este hecho.

Lamentablemente, como también sigue funcionando como lugar de culto, no podremos acceder a su interior. Pero lo que si podemos visitar es la biblioteca del mismo nombre situado a su espalda.

Igualmente frente a la mezquita podremos visitar la Madraza Attarine, de distribución parecida a la de Bou Inania pero de menores dimensiones, aunque no por ello menos interesante.
Plaza Lalla Yeddouna
Nuestro recorrido está a punto de finalizar, pero antes de ello la medina nos sorprenderá nuevamente cuando continuemos la calle principal hasta dar de bruces con el río.

Porque sí, como habéis leido la medina de Fez tiene un río, que para más inri la atraviesa completamente de Norte a Sur, si bien sólo en este tramo es visitable pues el resto de su recorrido circula subterráneo a la ciudad.
Se trata, junto a la plaza que lo preside, de uno de los mayor lugares de esparcimiento y uno de los pocos que no ha empequeñecido de una medina que, al estar contenida por murallas que la rodean, no pudo crecer hacia fuera y no tuvo más remedio que hacerlo hacia adentro.

Tenerías Chowara
Si seguimos el cauce del río a nuestra izquierda nos encontraremos poco después con la curtiduría Chouwara, si bien el olor que cada vez se vuelve más intenso nos avisará de que nos estamos acercando.
Su localización no es casualidad, pues al inicio en las medinas marroquíes todos los oficios estaban concentrados, pero poco a poco las tenerías fueron apartados a las afueras por el olor que generaban. En el caso de Fez además se benefician del uso intensivo que hacen del agua del río.
Es importante aclarar que la curtiduría está rodeada de bazares de varias plantas, cada una dedicada a un artículo de piel diferente. Una buena noticia es que, al ver el proceso desde los balcones del bazar a una cierta altura, el olor no resultará tan intenso. Otra que la visita es gratuita. La mala noticia es que el gerente del bazar, pese a que nos asegure que no nos estamos comprometiendo a nada, buscará sacar un partido económico a nuestra visita.

Las opiniones con respecto a este oficio y este lugar suelen ser muy extremas: hay quien le parece una cita fundamental y hay quien no entiende cómo puede ser motivo de visita ver a trabajadores sumergiendo sus pies y manos en tinajas llenas de cal, excrementos de paloma, cenizas y orines de vaca mientras que el olor producto de la fermentación provoque que resulte complicado aguantar, incluso a más de diez metros de altura de distancia y acompañados de una rama de hierbabuena que nos facilitarán.
Sea como fuere, se tratará de algo que, de una manera u otra, quedará marcado por siempre en vuestra retina. De vosotros depende que ello sea razón suficiente para visitarla o justamente todo lo contrario.
Finalmente, una vez finalizamos la visita miraremos a nuestro alrededor para localizar una fila de aparcamientos, que precisamente es continuación del río. Si la recorremos alejándonos de la parte visible del río llegaremos a una gran explanada donde encontraréis a algún comercial que conserva la esperanza de vender algún souvenir de última hora y una rotonda por donde pasan taxis continuamente. No debería cobraros más de 25 dírhams por el servicio, incluso aunque vuestro alojamiento esté situado en la zona hotelera a las afueras de Fez.
Esto ha sido todo, espero que os haya transportado a una de las medinas más fascinantes de Marruecos. ¡Un abrazo a tod@s y nos vemos en la siguiente entrada!
Si quieres saber más sobre la ciudad, visita nuestra guía de turismo en Fez.
Me encanta leer sobre Fez, es como volver una y otra vez a esta ciudad tan fascinante.
Muy buen artículo, gracias por compartir.
La verdad es que es una ciudad increíble y llena de detalles. Saludos, Cristina!
Aunque he estado en Fez me ha encantado recorrerla de nuevo contigo.
Gracias.
Hola Toñi, gracias por tu comentario!! Me alegra que te haya gustado el recorrido, la verdad es que es una ciudad única! Un saludo!