Pinceladas de gente de Marruecos
Actualizado el 02/11/2021
De esta entrada es autora Arlette Olaerts. Es la fotografia su pasión y trabajo, siendo su especialidad los reportajes y retratos frescos y sobre todo naturales, con claro enfoque documental. Fruto también de su segunda pasión, los viajes, es este relato, en el que describe sus experiencias profundizando en el país vecino y realizando fotos de marroquíes o, como a ella le gusta denominar, pinceladas.
Fue en el 2006 cuando tuvo lugar mi primer viaje a Marruecos: en ese momento mis hijos eran pequeños y teníamos una chica marroquí viviendo y trabajando con nosotros. Con ella, una amiga y mis tres hijos hicimos ese viaje para conocer a su familia.
Allí empezó mi historia de amor con Marruecos. Desde el primer momento que entré en ese país me sentí como en casa. África en general tiene algo que me atrapa: además de la belleza de este continente, sus colores, su especial luz, su gente… es la ausencia del tiempo. No hay prisas ni hay que correr detrás de la cosas, simplemente uno está presente. Cuando viajo a África me encuentro a mí misma.
En este primer viaje acompañamos a Zineb para reencontrarse con su familia. La casa de sus padres estaba lejos del pueblo y para llegar tuvimos que ir en carro y burro. Una casa de campo muy humilde pero donde nos esperaban con los brazos abiertos, una comida copiosa y, cómo no, la matanza de un cordero, cosa que mi hija pequeña no comprendía mucho. La hospitalidad es tremenda en Marruecos y en general en los países árabes. En Europa esto ya no existe: aquí reina el individualismo.

Desde ese año han seguido numerosos viajes a este país maravilloso. Me siento privilegiada, ya que apenas he conocido hoteles por dentro, pues la gran mayoría de las veces me he alojado en casas. Muchas veces en hogares humildes y sin lujos, durmiendo en sofás pero con el calor de su gente, compartiendo momentos deliciosos y, a pesar de que no siempre nos comunicábamos bien, la risa estaba presente por encima de las palabras. Nos hemos reído muchísimo en este país: aún recuerdo momentos que incluso llorábamos, con dolor de tripa incluido y con gente con la que no compartíamos el idioma.
Además la comida es deliciosa: el mejor desayuno del mundo probablemente se toma en Marruecos. El té tan maravilloso o el café con leche, zumo de aguacate, milwi, unas tortitas de hojaldre con miel y mantequilla, a veces acompañadas de aceitunas negras o pan de couscous…. ¡me encanta! Eso sí, suelo ganar un poco de peso cuando voy a Marruecos…
Durante todos estos viajes he ido haciendo fotos, que no siempre es fácil pues muchos no quieren que les retrates y les doy la razón. Personalmente no me gusta “robar” fotos: no soy la típica turista que nada más bajar del avión o autobús empieza a tirar fotos. Soy lenta, necesito conocer el país, acercarme a la gente, pasar un tiempo con ellos antes de sacar mi cámara. Y tampoco es necesario siempre sacarla, a veces las cosas están perfectas tal como están y no hay que romper la magia con el afán de inmortalizar el momento. ¿Para qué o quién? Sé que vivimos en un mundo donde muchos insisten en enseñar a todos sus experiencias (o más bien sólo las bonitas) pero yo opino que nuestras experiencias están en nuestro corazón y en el corazón de la gente con quien compartimos.

En Marruecos recuerdo con especial cariño Moulay Bousselham, un pueblo de pescadores con unas playas atlánticas de ensueño, donde además viví una bonita historia de amor que duró un par de años. Youssoufia, donde vivían los padres de Zineb. Fez, Meknes, Marrakech… todas ciudades maravillosas. El desierto, el Rif, el Atlas, la costa mediterránea, la costa atlántica…. Marruecos es muy grande, y no sólo en tamaño.
En el año 2014 acompañé a la Asociación Jarité de Valencia a un viaje al desierto de Merzouga para inmortalizar la vida de las nómadas. Mis fotos están en el Museo de la Cultura Nómada de Hassilabiad y aquí también enseño aquí algunas de esta serie. No todos los pueblos que visité en Marruecos fueron los más bonitos, pero la belleza se puede encontrar en todos los sitios y además hay ventajas en conocer lugares no turísticos.

Espero que disfrutéis de la serie, de pequeñas pinceladas de la gente de Marruecos: personas con un gran corazón y por desgracia ahora expuestos a demasiados prejuicios y tópicos. Viajar es la mejor medicina contra la intolerancia y si puede ser conviviendo, mejor que mejor.
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Me encanta todo lo que nos cuentan sobre este maravilloso pais, asi uno puede ir conociendo y aprendiendo mientras prepara el viaje.
gracias
Adriana
Te felicito.Tremenda experiencia, bellísimos recuerdos.
Me han encantdo las fotos. Me ha dejado con ganas de mas
Muchas gracias Manuel! Me alegro:)
Qué fotos más bonitas Arlette. Cómo se nota que te gusta tu trabajo y Marruecos. Se necesita gente como tú que sepan retratar la verdadera cara del país.
Muchas gracias Paula! Me alegro que haya reflejado mi pasión por este maraviloso país:)
Hermosisimas fotos, y mas hermoso aun tu forma de hacerlas y disfrutarlas.
Amo Marruecos aun sin conocerlo, estoy planificando un viaje… no se si me animaria a vivirlo como lo haces vos, pero se que a mi manera va a ser genial.
Saludos
Adriana
Muchas gracias Adriana! Si animate, te va encantar:)
Transmite mucho.
De su sensibilidad con la gente y la delicadeza como han sido tratados en sus fotos.
Enhorabuena Arlette. Es una maravilla.
Tomo nota de los sitios, aunque creo que son lugares para visitarlos con alguien nativo.
Muchas gracias por las imagenes.
Saludos. Miguel
Muchas gracias Miguel, me alegro que te haya gustado!