La homosexualidad en el cine y la literatura de Marruecos
La actriz y directora de cine Maryam Touzani, nacida en Tánger, es el último eslabón de la cadena de literatos, cineastas e ilustradores que salvan los perjuicios que supone fusionar homosexualidad y arte en Marruecos. Abanderada de los derechos de la comunidad LGTBI+, la cineasta toma el relevo de los artistas que, antes que ella, decidieron adoptar un compromiso con este colectivo y luchar por sus derechos a través de su obra.
En el caso de Touzani, la visibilización de la homosexualidad llega de la mano de un relato delicado, íntimo, sensible y conmovedor llevado a la gran pantalla. La película, bajo el nombre de “El caftán azul”, se adentra en el universo amoroso que aflora en la sastrería de Halim, situada en la medina de la ciudad costera de Salem.
Halim, obligado a llevar una doble vida, vive un auténtico tsunami emocional con la incorporación del joven aprendiz Youssef, que llega al negocio familiar para prestar ayuda. Entre los dos hombres surge una pasión que cuenta con el beneplácito de la mujer de Halim, conocedora de la orientación sexual de su marido pero profundamente enamorada de él.
“El caftán azul “mantiene embelesado al espectador durante más de dos horas gracias a una fotografía extremadamente cálida y cuidada al detalle, con luces tamizadas a imagen y semejanza de las telas de la sastrería, y el sonido de las gaviotas que se adivina como telón de fondo durante toda la película.
Marruecos en la preselección de los Oscar
Los críticos han descrito el film como auténtica poesía visual, y un canto a la vida y a la esperanza. Los actores Llubna Azabal, Saleh Bakri y Ayoub Missioui, brillantes en las escenas más conmovedoras, lenan con sus miradas y mínimos gestos la pantalla para sugerir un amor apasionado. Todo ello hizo que Marruecos la eligiera como la película perfecta para representar al país en la carrera de los Oscar, tras haber sido galardonada previamente en los festivales de Cannes y Valladolid.
Cuenta Maryam Touzani que la película refleja la vida de aquellas personas “que no tienen mucha opción de ser ellas mismas en su día a día”. Con el film cumple su deseo de hablar de personajes que llegan al alma y conmueven. “Cuando escribo pienso en personas y espero que este trabajo pueda contribuir a abrir diálogos sobre temáticas importantes”, señala la cineasta.
La historia que cuenta Touzani está inspirada en un hombre que la directora de cine se encontró por casualidad en Casablanca, cuando estaba buscando localizaciones para su obra prima “Adam”. “El señor que conocí me inspiró muchísimo. Tenía que ser una persona que no era porque no tenía otra alternativa”, ha comentado la cineasta, quien decidió darle voz a través de una película.
El hecho de que Marruecos eligiera su película para la preselección de los premios Oscar significó mucho Touzani, que defiende que “es necesario hablar de temas que no siempre son fáciles”. Los críticos aplauden su valentía y resaltan que “de vez en cuando el cine se transforma en arte, más allá de entretenimiento”.
El legado del escritor Abdelá Taia
Pero Maryam Touzani no es la primera artista que ha enarbolado la bandera de la libertad para el colectivo LGTBI+. El primer intelectual en salir del armario en su país, con unas sencillas declaraciones en una de las revistas más leídas de Marruecos, fue Abdelá Taia.
Taia, nacido en Rabat en el seno de una familia de escasos medios económicos, es uno de los más prestigiosos escritores marroquíes. Su obra trata de averiguar, según sus palabras, “cómo ser homosexual y marroquí sin dejar de ser ninguna de las dos cosas”. Aunque nunca pensó en ser escritor, su novela “L’armée du salut”, llevada al cine y premiada como la Mejor Película en el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger, supuso un punto de inflexión en su carrera.
Hoy Taia es un escritor consagrado, con varias novelas publicadas y diferentes premios literarios, conocido en España por su novela “El que es digno de ser amado”, publicada por la editorial Cabaret Voltaire. El secreto de su éxito literario reside en la aparente sencillez de su escritura y la exquisita construcción de unos personajes en los que refleja su experiencia vital y con los que invita a la reflexión.
“Los personajes de mis libros luchan contra los mismos prejuicios. A menudo gritan, caen y yerran, pero no renuncian”, señalaba el escritor. Para llegar a ellos y terminar de darles forma en sus obras, Taia es capaz de pasar años hasta encontrar el ritmo de las palabras y las frases exactas.
El escritor recoge así la herencia de un pasado marroquí no tan lejano, cuando Tánger atraía a artistas homosexuales internacionales como Jean Genet, Michel Foucault o Roland Barthes, ya que la ciudad marroquí permitía una libertad sexual que no existía en EE.UU. o Francia. Una época en la que la homosexualidad se convertía en uno de los grandes pilares temáticos de la literatura.

Fatima Daas y Zainab Fasiki
El legado también ha sido recogido por Fatima Daas, la autora de “La hija pequeña”, un libro en el que mezcla su historia personal adornándola con ficción. “Hay mucho de mí en ella, de mi recorrido como mujer, una lesbiana musulmana en los suburbios de París”, señala.
Daas consiguió algo impensable: convertir su libro en un superventas, teniendo en cuenta que cuenta la historia de Titima, una joven criada de 17 años que se divorcia de su marido cuando descubre su homosexualidad. Una obra que transcurre en Casablanca, donde la escritora es profesora de árabe en un instituto de secundaria.
“La hija pequeña” se convirtió en un éxito de ventas tras haberse retirado de un evento literario de Rabat. Este acto, lleno de controversia, la catapultó a la lista de los escritores nacionales más vendidos del país. “Tenemos la necesidad de seguir avanzando para abrir la discusión sobre un tema de máximo interés para la sociedad”, apuntaba la escritora.
Lápices que rompen tabúes
El éxito también le llegó a Zainab Fasiki a través del cómic Hshouma, que en dariya significa “vergüenza” o “prohibido”. Fasiki, con sus dibujos, centra su atención en los tabúes sexuales que rodean a la mujer marroquí en una sociedad conservadora. Su obra se une a la de otras artistas marroquíes que han levantado la voz para derribar tabúes sociales, tratando aspectos como la homosexualidad, la virginidad o la sexualidad fuera del matrimonio.
Fasiki, nacida en Fez, fue amante del dibujo y la tecnología desde niña. Se trasladó a Casablanca para estudiar Ingeniería Mecánica Industrial, donde se sintió discriminada por el hecho de ser mujer. Y tras graduarse comenzó a dibujar cómics de manera autodidacta y a ejercer un activismo que ella prefiere llamar “artivismo”.
La ilustradora se dio a conocer con un dibujo que representaba una agresión sexual ocurrida en Casablanca. Se hizo viral en Internet, sirviendo para denunciar esta situación, y le permitió ser conocida a través del desnudo femenino de sus dibujos, lo que la ha convertido en todo un emblema de la lucha feminista en Marruecos.
La ilustradora, que no está en absoluto de acuerdo con quienes consideran pornográfico su trabajo, propone dirigir una mirada no sexual al cuerpo femenino y elevarlo a la categoría de arte. Nace así Hshouma, que le ha hecho conocida internacionalmente. Con un estilo claro, directo y visual, con viñetas en blanco y negro salpicadas de rojo, Fasiki dibuja a algunas mujeres sin pupilas para denunciar que son utilizadas como objetos. Amnistía Internacional ha premiado por su labor y la revista Time considera que es “la líder de la próxima generación”
Slimani, la escritora que pudo ser ministra
Una generación a la que también pertenece la escritora Leïla Slimani, que cambió su Rabat natal por Francia, animada por su padre marroquí. Su exquisita escritura le ha valido numerosos premios y la oferta de ser ministra de Cultura en Marruecos, algo que la autora rechazó para seguir escribiendo libremente.
La autora, tras rechazar el puesto de ministra de Cultura, entró a formar parte del Consejo de la Fracofonía y recibió el premio Out de Oro por su condena a la penalización de la homosexualidad. Un galardón que llegaba con el nacimiento de uno de sus libros más conocidos: “Sexo y mentiras; la vida sexual en marruecos”.
Leïla Slimani es una autora que ha sabido tender puentes y cerrar brechas entre la cultura árabe y la europea. Miembro de una generación de cineastas, artistas y literatos que gritan al mundo, a través de sus obras, la necesidad de vencer perjuicios e ir avanzando. Sus obras abren la puerta a un mundo de libertad, que llega a golpe de letras de imprenta, fotogramas y pinceles.