Festival Gnaoua en Essaouira: el Woodstock marroquí
El Festival Gnaoua y de Músicas del Mundo es un escenario que reúne los más variados ritmos del planeta. Un lugar donde compartir e intercambiar, y el evento que hace pensar que una cultura sin fronteras es posible y es un derecho que nos pertenece a todos.
Creado en 1998, el festival tiene lugar cada año en Essaouira, a 175 kilómetros de Marrakech. Lo que comenzó siendo un pequeño evento con el objetivo de seguir impulsando la tradicional música gnaoua, que llegó a Marruecos procedente de los esclavos del África negra, es hoy un encuentro en donde la música tradicional marroquí se une, en un mestizaje cultural, a estilos como el jazz, el reagge, el blues, el rock o el pop.
De las poco más de 20.000 personas de sus comienzos se ha pasado a más de 400.000 visitantes de las últimas ediciones. Un éxito de público que termina de consolidar un encuentro que ya se conoce como el Woodstock marroquí.

Una cita en Essaouira
El Festival Gnaoua y de Músicas del Mundo no podría celebrarse en otro sitio que no fuera Essaouira. La antigua Mogador es una ciudad costera, que se asoma al Atlántico y permanece a merced de los vientos alisios. Catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, las callejuelas llenas de encanto de su medina se convirtieron en lugar de culto para artistas de la talla de Jimi Hendrix, que se declaraba profusamente enamorado de la ciudad.
A medida que se acerca el mes de junio, que es cuando se celebra el festival, las calles de Essaouira se llenan de ambiente. Hasta la ciudad llegan aviones y autobuses procedentes de Marrakech o Agadir con amantes de la cultura, porque el Festival Gnaoua es mucho más que música.
Este evento innovador nació con la idea de ser una palanca que impulsara a los artistas marroquíes y esa esencia no la ha perdido con el paso de los años. A lo largo de las ediciones, los escenarios de Essaouira han dado visibilidad a quienes comenzaban en el mundo de la música y a los jóvenes de la ciudad que querían aprender la parte técnica que supone un evento de estas características.
Nació así el proyecto OMMA (Ouled Mogador Music Action), diseñado por el propio festival, que busca que los jóvenes adquieran las habilidades necesarias para trabajar como profesionales técnicos en la industria musical.

Talleres y encuentros
Más allá de los conciertos, se programan actividades como talleres y encuentros en los que se ofrece al público la oportunidad de beneficiarse del conocimiento que aportan los artistas invitados. En esta formación se hablan de asuntos como el coaching vocal, la comunicación digital, la imagen de grupo o las técnicas escénicas. Auténticas clases magistrales para quienes buscan una carrera en la industria.
En este sentido, The Talking Tree también discurre en paralelo al festival. Se trata de un foro de diálogo e intercambio, en el que los artistas se reúnen alrededor del té para compartir reflexiones y experiencias. Suelen estar presentes intelectuales de todos los continentes, tanto artistas como literatos, músicos, cineastas, filósofos y poetas, que debaten con investigadores, historiadores, antropólogos, profesores o políticos sobre el devenir de la cultura.

Embajadores de la tolerancia
La música del Festival Gnaoua y de Músicas del Mundo es una invitación a trascender fronteras y vibrar con los mensajes esenciales de tolerancia, paz y fraternidad que transmite la música, independientemente del idioma en el que haya sido creada.
De esta manera, durante los tres días que dura el evento, y en los que participan cerca de 300 artistas, los ritmos de la música occidental se acompañan de instrumentos tradicionales marroquíes, como el laúd, los crótalos o qraqeb, el guembri o tambor a tres cuerdas, y los ganga o tambores típicos de la música gnaoua.
Con el Festival Gnaoua, Essaouira se ha convertido en un puente que salva la distancia entre África y Europa, y conecta estos continentes con América y Asia. Se vive la música en los callejones y en las playas, en los cafés y en las plazas, y especialmente en las dos puertas principales de la medina, donde se instalan enormes escenarios para que, a la caída del sol, el publico asistente se deje llevar por la fiebre gnaoua.
La música del Festival Gnaoua y de Músicas del Mundo penetra en el cuerpo, traspasando la barrera de la piel. Los amantes del gnaoua dicen que incluso sana el alma. Y este es el verdadero motivo por el que se celebra el festival: demostrar al mundo que la cultura no conoce fronteras, y que cualquier ritmo, por diferente que sea de otro, forma parte de algo más grande, que trasciende a la persona y le hace vibrar en sintonía con los demás.