Yennayer, la fiesta de año nuevo del calendario amazigh
Yennayer es la festividad que da la bienvenida al año nuevo amazigh. Los bereberes marroquíes celebran este día el 13 de enero, en recuerdo del calendario agrícola que marcaba, a través de las labores del campo, los ciclos anuales en una sociedad eminentemente agraria.
El primer calendario bereber fue creado por el especialista en cultura bereber Ammar Negadi, que buscó un acontecimiento que fuera un hecho histórico tan importante como para que se considerara el punto de inicio de la era bereber, tal y como se establece con la hégira judía o el nacimiento de Cristo en la era cristiana.
Para ello, decidió colocar como punto cero del calendario el año 950 antes de Cristo, coincidiendo la fecha en la que el rey bereber Sheshonq I, faraón de ascendencia amazigh, accedió al trono e inició la XXII dinastía egipcia. La Academia Bereber de París aceptó la propuesta en 1980, al ser la primera fecha de la historia bereber que tiene una referencia escrita.
Calendario juliano
El calendario agrícola bereber, en vez de seguir el calendario gregoriano -que es el que utilizan la mayoría de los países del mundo desde el siglo XVI-, deriva del calendario juliano, establecido en África con la dominación de Roma.
El emperador romano Julio César creó este calendario en el año 46 a.C. para recoger los diferentes trabajos agrícolas realizados según las estaciones. Sin embargo, tenía un pequeño inconveniente frente al calendario gregoriano, ya que se retrasa un día por cada siglo, lo que explica que la festividad del yennayer haya pasado del 13 de enero en el siglo XX al 14 de enero en el siglo XXI. A pesar de ello, cada país sitúa la celebración tradicional del yennayer en un día fijo y simbólico. En Argelia, por ejemplo, es el 12 de enero, mientras que en Marruecos tiene lugar el día 13.
El término yennayer procede del nombre latino “ianuarius”, de donde procede también nuestro vocablo “enero”. Fue nombrado así en honor de Jano, dios romano de las puertas y las aperturas. Es el mes en el que el sol comienza a vencer a la noche y los días se alargan, ofreciendo la esperanza de un buen año.
Una celebración tradicional
La fiesta con la que se celebra el Yennayer varía en función de los países, aunque todas ellas tienen en común que son festividades de encuentros familiares, donde están presentes las tradiciones, el culto a la tierra y a los antepasados.
Entendido como una forma de reforzar la identidad del pueblo amazigh, que aún hoy lucha por sus derechos lingüísticos y culturales, la festividad comienza con el imensi n yennayer o la víspera del Yennayer, cuando las familias se reúnen a la espera de la llegada del nuevo año.
La comida del Yennayer es abundante y más especial que la que se come a diario en los hogares, pues es la que marca el comienzo del año y, por tanto, la que simboliza un punto de inflexión, con la esperanza de que los tiempos que están por venir sean mejores de los que se dejan atrás.
El plato más habitual del Yennayer en las casas bereberes es un cuscús con siete verduras y en muchas localidades se acompaña del sacrificio de un animal, normalmente el pollo, que se cocina con una salsa roja en recuerdo de la sangre que tiñó el Nilo cuando las tropas del faraón Sheshonq I sacrificaron decenas de gallinas para celebrar su victoria.
También se degustan frutos secos y otros platos tradicionales, como el tajine, en una fiesta dura tres días, en los que no faltará la música y los bailes tradicionales. En muchas casas tiene lugar, además, un ritual por el que los adultos dejan caer dulces sobre la cabeza de los niños más pequeños para asegurarles un futuro próspero.
El Yennayer como fiesta nacional
El Yennayer solo es fiesta nacional en Argelia. Hace seis años, el presidente del país, Abdelaziz Bouteflika la oficializó para consolidar la identidad del pueblo amazigh, aunque la medida fue criticada desde diferentes esferas.
Como seña de identidad, historia y cultura del pueblo bereber, 45 organismos amazigh han pedido recientemente al rey de Marruecos, Mohamed VI, que se reconozca el Yennayer como fiesta nacional, en vista de los pasos que se están dando en el país para reconocer la cultura bereber.
El tamazight, el idioma oficial del pueblo amazigh, no es oficial en países como Túnez, Egipto o Libia, pero en Marruecos lo es desde 2011. Y aunque el árabe domina en las instituciones, se han producido grandes avances desde entonces, como la introducción del idioma bereber en el Parlamento y la Administración Pública, que ya recibe y atiende al público en este idioma en sectores como la sanidad, la justicia, la protección social, la cultura o la comunicación. Este idioma, que es la lengua materna de un tercio de la población marroquí, se estudia también en la escuela Primaria.
Yennayer en Marruecos
En Marruecos, numerosas comunidades asentadas a lo largo y ancho del país celebran el Yennayer el 13 de enero. Ese día, algunas Administraciones del Estado felicitan al pueblo bereber en su idioma.
La población bereber se viste de amarillo, rojo, verde y azul, los colores de la bandera amazigh, para dar la bienvenida a un nuevo año. En los pueblos hay música, baile y desfiles, y en las casas deliciosos guisos, como el irkmen, una especie de sopa elaborada con habas y trigo. No faltarán tampoco los dátiles y los frutos secos. Y si alguien de la familia encuentra un trozo de almendra en su plato está de enhorabuena, ya que significa que será muy afortunado en el nuevo año, a modo de lo que ocurre con la figurita que esconde el roscón de Reyes.
Durante las fiestas del Yennayer todos son augurios de buena voluntad y buenos deseos, incluso con quienes no son miembros de la cultura bereber. Las personas de los pueblos liman asperezas con los vecinos intercambiando comida o frutos secos. Y en localidades como Essaouira o Agadir se organizan fiestas en las calles y cenas colectivas, con música y deportes populares, e incluso desfiles de caballos.
Yennayer es la fiesta que da paso al nuevo año para el pueblo amazigh. Cada 13 de enero, los bereberes de Marruecos se reúnen en torno a una mesa, como hacían antaño, cuando el calendario lo marcaban las cosechas, para disfrutar de una fiesta donde no faltarán los platos tradicionales y los ritos ancestrales. Una festividad para estar juntos y para afianzar el orgullo de sentirse parte del pueblo amazigh, con su marcada identidad cultural.