Yassine Ouhdadi: el atleta de la zancada de oro
Los sueños se persiguen si se quieren hacer realidad y hay personas que lo hacen a golpe de zancada. Yassine Ouhdadi, el atleta paralímpico nacido en Ouarzazate (Marruecos) y nacionalizado español, es uno de ellos.
Yassine nunca pensó en dedicarse al atletismo. De hecho, ni siquiera le gustaba este deporte, ya que su auténtica aspiración era jugar al fútbol, un deporte que no pudo seguir practicando debido a la deficiencia visual que determinó su futuro.
Los padres decidieron dejar atrás Ouarzazate, su población local, para afincarse en Tortosa (Tarragona) con sus nueve hijos y el sueño de abrir una tienda de alimentación. Yassine Ouhdadi tenía seis años y el colegio no se le daba muy bien por su incapacidad para leer tras haber nacido con cataratas inoperables en ambos ojos, lo que le provocó una ceguera total en el ojo izquierdo y una parcial en el derecho, en el que solo cuenta con un 20% de visión.
Talento y autoexigencia
Por su dificultad para seguir las clases a nadie le extrañó cuando, a los 15 años, renunciara a seguir estudiando para ayudar a sus padres en la tienda familiar, junto con alguno de sus hermanos. De manera casual, el atletismo llegó a su vida a finales de 2014. Tras dejar el fútbol comenzó a correr por puro ocio y por insistencia familiar, ya que se le daba bien, aunque no le gustaba demasiado.
Sin embargo, poco a poco fue encontrando sentido a eso de correr. Comenzó practicando atletismo primero por montaña y después por asfalto, ligado al grupo de entrenamiento que poco a poco le fue empujando hacia pruebas de pista, de ruta y cross, donde la exigencia era mayor.
Su talento no pasó desapercibido para el Comité Paralímpico Español, que le propuso pasar a formar parte el equipo nacional. Los éxitos no tardaron en llegar. Yassine Ouhdadi quedó subcampeón del mundo en Dubai en 2019 y más tarde campeón paralímpico en Tokio 2020. “Aunque me costó decidirme a correr, ahora no puedo entender la vida sin salir a correr cada día”.
Yassine ha conseguido el sueño de cualquier deportista pero, aunque sus condiciones físicas son excepcionales, ha sido un largo camino el que ha tenido que recorrer para cumplir sus metas. Cuando sus amigos salían de fiesta, él se dedicaba a entrenar y necesitaba irse a la cama pronto para estar descansado al día siguiente. Cuando los demás llegaban a casa tras su noche de ocio, él se levantaba para ir a correr por un camino solitario cerca de su casa, donde apenas pasaban los coches, algo fundamental teniendo en cuenta su deficiencia visual.
Lucha, tesón y esfuerzo
Los años de lucha, tesón y esfuerzo han tenido su recompensa en el último Campeonato del Mundo de Atletismo Paralímpico celebrado en París, en el que el atleta se ha proclamado subcampeón del mundo en los 1500, serie T13, con una marca de 04:00:92, tres días después de proclamarse nada menos que campeón del mundo en los 5000 m, clase T13 con un tiempo de 15:16:97. Dos pódium que suponen un gran hito para el corredor de origen marroquí, ya que sus padres residen actualmente en París y ha podido dedicarles la victoria.
Estos pódiums son mucho más que el orgullo de alguien que ha dedicado los últimos años de su vida al deporte, ya que suponen el salvoconducto directo de los Juegos Olímpicos de París 2024, una cita que Yassine espera con gran emoción, después de experimentar lo que es una victoria olímpica. “He tenido la suerte de subir al pódium en numerosas ocasiones, pero la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Tokio es mi mayor logro”, señala el deportista, quien también advierte: “creo que todavía puedo crecer mucho como atleta y me gustaría alargar mucho mi carrera deportiva”.
Con el siguiente objetivo de su carrera en mente, y sabiéndose una de las principales bazas de medalla del equipo español en los Juegos Olímpicos de París, Yassine Ouhdadi vuelve a recuperar su rutina de entrenamientos. En su tiempo libre escucha música, sigue empapándose de las mejores carreras del atletismo mundial y estudia idiomas. Es algo que sus entrenadores siempre pusieron como condición: Yassine debería seguir formándose para estar preparado de cara a su futuro laboral cuando ya no pueda seguir compitiendo.
Gloriosas remontadas
Las remontadas, cuando ya se intuye la meta, son la gran baza del atleta español de origen marroquí, quien reconoce que, rememorando la prueba que le hizo campeón en Tokio, no sabe de dónde sacó las fuerzas para ponerse en cabeza y cruzar el primero la línea de meta. Un cambio de ritmo que permite adelantar a sus contrincantes y que es probable que tenga que ver con ese espíritu de superación que no le ha abandonado nunca a lo largo de su vida.
Siendo miembro de una familia numerosa, los éxitos sobre la pista de atletismo se viven con una inusitada explosión de alegría. Tras la carrera, el móvil no deja de sonar, con sus padres y sus ocho hermanos detrás de la línea telefónica, algunos desde París, otros desde Tortosa, y todos viviendo con idéntico entusiasmo la carrera de ese hijo y ese hermano cuyo futuro tanto preocupó de pequeño como consecuencia de su problema visual.
“Tras ganar te quedas muy satisfecho. Sabes que estás haciendo algo bueno con tu vida. Los contrincantes son gente que ha trabajado mucho para estar allí y yo estoy entre ellos”, señala. La victoria compensa, además, todos esos momentos de sacrificio, en los que a veces desaparece la motivación e incluso las ganas de entrenar.
A Yassine Ouhdadi le apena que en los mundiales o los europeos no haya tanta expectación como en los Juegos Olímpicos, en los que por unos días todas las miradas se concentran en el atletismo como deporte rey. Sin embargo, el deportista se encuentra muy satisfecho con el hecho de que cada vez haya más gente que corra por placer y se batan récords de participación en carreras populares, medias maratones y maratones. “Antes no veías a mucha gente corriendo y ahora las calles están llenas, y no hay carrera popular que no baje de las mil personas apuntadas”, señala.
Un deporte barato y sencillo
El secreto de este boom del atletismo y el gusto por correr está en que es un deporte barato y sencillo, para nada elitista ni costoso. “Solo hay que calzarse unas zapatillas y echarse a correr a las calles, por donde sea”, comenta Yassine Ouhdadi.
Por su parte, su mayor orgullo es ser un referente para los jóvenes, y especialmente para aquellos que tienen alguna deficiencia física. “Es importante que la gente vea que tienes un problema visual y que has llegado hasta aquí. Romper la mentalidad de que por el hecho de tener una discapacidad visual no puedes hacer nada. Si te lo propones, es posible”, señala el atleta.
Por eso, cuando Yassine Ouhdadi pasa la meta y logra otra medalla, en lo primero que piensa el deportista es en sus compañeros paralímpicos. “El esfuerzo, la superación y el sacrificio se ven compensados”, subraya.
En sus palabras se intuye que el éxito no le ha cambiado por dentro. Sigue siendo la misma persona humilde que llegó desde Ouarzazate de la mano de sus padres a Tortosa en busca de un futuro mejor. Un sueño tan dorado como las medallas que ya ha conseguido a lo largo de su carrera y que podrían ser la antesala de esa que le espera en los próximos Juegos Olímpicos de Paría. El secreto para conseguirla, Yassine Ouhdadi, el atleta de origen marroquí nacionalido español, lo tiene claro: no rendirse nunca.