Terre des Femmes impulsa a las alfareras rurales marroquíes
La alfarería rural marroquí está en manos de las mujeres, que son quienes la mantienen a flote desde tiempos ancestrales, utilizando las mismas técnicas artesanales de generación en generación. En el norte de Marruecos se siguen realizando a mano objetos domésticos de barro para ser utilizados en el día a día de los hogares y cuyo excedente es vendido en los zocos y en las carreteras locales. Pero la llegada del acero inoxidable, el plástico y el aluminio, unido a que cada vez menos jóvenes están dispuestas a seguir con el oficio, hacen peligrar una tradición que puede llegar a desaparecer.
Terre des Femmes es una organización sin ánimo de lucro que tiene su foco puesto en ayudar a las alfareras rurales del norte de Marruecos, con el objetivo de hacer progresar su comunidad y mantener un oficio que forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO.
Alfarería rústica y tradicional
La alfarería está íntimamente ligada a la historia de Marruecos. Las piezas más antiguas descubiertas en el país, que hoy se exponen en el Museo de Rabat, datan del 3.800 a.C. Adornadas con formas tribales, la tradición de dar forma a los objetos con las propias manos, sin torno, se ha mantenido hasta la actualidad, y aún es frecuente observar a las mujeres en las puertas de sus casas realizando todo tipo de objetos útiles en el día a día, desde ánforas a lecheras, pasando por jarrones, ensaladera, tazones y lebrillos.
Tras levantar la pieza a mano, sin la ayuda de un torno y siguiendo la técnica del colombín, las piezas se alisan con la ayuda de un trozo de madera, un callao o una pieza de cuero. El resultado es un objeto de barro con las imperfecciones características de todo lo hecho a mano, pero absolutamente simétrico.

Tras darle forma, se decora con un pincel rudimentario y se cuece en un hoyo excavado en la tierra o un horno construido con arcilla. Son piezas tan resistentes que se pueden lavar con detergente o meter al horno o al microondas. Por este motivo, son funcionales, muy simples, pero también armoniosas, gracias a la belleza de sus colores naturales. A veces no están ornamentadas, pero destacan por la preciosa tonalidad ocre, rojiza o marrón de la tierra de Marruecos. Y en otras ocasiones reciben motivos geométricos o estilizados, simbolizando los cuatro elementos, con decoraciones a base de materiales vegetales, como el algarrobo, o minerales, como el manganeso.
Esta alfarería es un arte milenario a cargo de las mujeres que, sin saberlo, siguen el legado de la alfarería griega, fenicia y cartaginense. En su día, los adornos de cada pieza servían a modo de distinción entre una tribu de otra. Pero desde hace unos años la dura competencia con los objetos industriales ha hecho disminuir considerablemente la producción de objetos tradicionales en la cocina, hasta el punto de cada vez se comercializan menos piezas en los zocos.
Falta de interés de los jóvenes
Las jóvenes ya no están interesadas en aprender una práctica que apenas deja beneficios, y que en muchas ocasiones se utiliza a modo de trueque en la aldea o se vende a precios irrisorios en los zocos. Y las muchachas que lo aprenden por consejo de sus madres terminan abandonando su práctica cuando se casan o cuando se marchan de su población natal para buscar un futuro mejor. El resultado es una actividad artesanal al borde de la desaparición, aunque en los últimos años, el turismo ha traído un resquicio de luz.
Los ceramistas más famosos imitan a los objetos tradicionales elaborados en el norte de Marruecos y esto ha hecho que crezca el interés de los turistas por lo auténtico. En este punto, la asociación sin ánimo de lucro Terre des Femmes comenzó su lucha hace ya algunos años por mejorar las condiciones de vida de las mujeres alfareras rurales y, de paso, la de la comunidad en la que se asientan.
Labor de Terre des Femmes
Terre des Femmes es una ONG asentada en Marruecos que desde 2004 trabaja para empoderar a las mujeres de la zona rural, y en concreto a quienes elaboran la alfarería tradicional, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las aldeas donde se asientan, que suelen ser montañosas y alejadas de las grandes ciudades.
La organización no solo forma a las mujeres en técnicas de cerámica más novedosas, sino que también les ofrece capacitación en cuanto a nuevas herramientas para mejorar su comercialización. Los talleres comienzan por cosas tan sencillas como utilizar un metro en la elaboración de los artículos, o llevar un cuadro de encargos y otro de facturas.
La labor de Terre des Femmes incluye también asesoramiento, cursos de alfabetización, y la promoción de sus artículos a través de campañas de sensibilización y difusión de la información sobre la artesanía local, así como la comercialización de la producción a un precio justo a través de redes de distribución y venta más eficaces.

Teniendo en cuenta que los turistas se interesan cada vez más en las artesanías tradicionales marroquíes, los productos se llevan a puntos de venta en en Oulja-Salé, junto a Rabat, y las mujeres obtienen mejores beneficios que con la venta local. Además, la ONG ha puesto en marcha la posibilidad de visitar y alojarse en las zonas donde las mujeres alfareras realizan sus oficios, lo que se ha traducido en una mejora de las viviendas para poder acogerlos, y estas medidas también contribuyen a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la aldea.
Por último, la asociación Terre des Femmes también ha puesto en contacto a las artesanas marroquíes con ceramistas profesionales franceses y españoles, bajo el convencimiento de que ambos mundos tienen diferentes puntos de encuentro y mucho que aprender el uno del otro.
En riesgo de desaparecer
A pesar de todos los esfuerzos realizados, la ONG Terre des Femmes advierte que la alfarería elaborada por las mujeres de las zonas rurales del norte de Marruecos aún se encuentra en riesgo de desaparecer si los poderes públicos no intervienen directamente para aumentar la clientela nacional e internacional, especialmente teniendo en cuenta que las técnicas artesanales que dan lugar a tan bellos objetos forman parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, por lo que es un bien que conviene proteger y poner en valor.
La alfarería de las aldeas del norte de Marruecos, elaborada enteramente por mujeres, podría desaparecer en las próximas décadas. A la falta de interés de las nuevas generaciones por las técnicas artesanas milenarias, que no aportan grandes beneficios, se le une la sustitución de los objetos de uso tradicional por otros elaborados industrialmente. La ONG Terre des Femmes lucha por revertir esta situación, impulsando las ventas de la cerámica rural y dándola a conocer a los turistas, cada vez más interesados en esta alfarería hecha a mano. Tender puentes entre culturas puede ser la solución a la desaparición a la que parece abocado este Bien Cultural Intangible de la Humanidad.