Riad Laaroussa: un alojamiento en, por y para Fez
En Marruecos hay riads que son mucho más que alojamientos y el Riad Laaroussa, en Fez, es uno de ellos. El edificio donde se asienta, un antiguo palacete del siglo XVII, tiene varias vidas a sus espaldas, a cada cual más dispar, y hoy no solo ofrece preciosas habitaciones, sino que además está íntimamente ligado a la comunidad local, ofreciendo trabajo a la población, respetando y dando a conocer las tradiciones marroquíes, y colaborando con iniciativas solidarias para devolver a la ciudad todo lo que recibe de ella.
Un auténtico palacio
El precioso palacete en el que se asienta el riad fue, a finales del siglo XIX, propiedad de Mehdi Mnebhi, ministro de Guerra marroquí bajo el reinado del sultán Moulay Abdelaziz. En realidad, Mnehbi era dueño de todo el bloque, pero el destino quiso que el edificio, a mediados del siglo XX, fuera transformado en una escuela coránica.
Cuando Fred Sola, la persona que actualmente dirige el riad, junto con su mujer, Cathy, y su hermano Thierry, compró el edificio en 2005, el inmueble estaba ocupado por una familia famosa por la preparación de un riquísimo plato llamado khlii, elaborado con carne seca, sal y especias, y macerado en una deliciosa mezcla de aceite.
Fred llegó a Fez atraído por su historia familiar. Uno de sus antepasados, Gaetano La Russa, emigró con su familia desde Palermo a Marruecos a finales del siglo XIX. De hecho, el mismo Fred nació en Casablanca, aunque se trasladó siendo muy niño a Francia, donde creció.

Mama Laaroussa
En 2003, Fred decide viajar a Fez para conocer más datos acerca de su familia. Cuenta que, nada más llegar, se enamoró del ambiente de su medina. Preguntando a los vecinos, pudo recomponer parte de su historia familiar. Una de sus tías abuelas, Carmen La Russa, conocida en Fez como “Mama Laaroussa”, se hizo muy famosa entre la población local porque siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Tras conocer su historia, Fred lo tuvo claro: abriría un riad en Fez y trataría de ser digno heredero de la hospitalidad que caracterizaba a sus antepasados.
Cuando en 2005 Fred vio el edificio que hoy ocupa el riad, situado en el corazón de la ciudad antigua, fue amor a primera vista. Comenzó así 18 meses de restauración para que el palacete recuperara la belleza que una vez tuvo. Para hacer posible las obras contrató a 50 artesanos locales y el palacio dejó atrás su estado ruinoso para convertirse en un oasis en medio de la medina, con cuatro suites y cuatro habitaciones, salones de estar con chimenea, un espectacular patio central con una piscina climatizada rodeada de naranjos, y una terraza con inmejorables vistas a la medina.
El riad fue abierto al público a finales de 2006. Pero Fred Sola enseguida comprendió que su labor no podía limitarse a convertirse en un hotel de éxito. Y ahí dio comienzo su labor social.
Amor a la lectura
Uno de los grandes proyectos en los que Fred se ha asociado es en la puesta en marcha de la Biblioteca Infantil de Medina, la primera biblioteca de préstamo gratuito de la ciudad vieja para niños de hasta 14 años. Se inauguró en 2015 y desde entonces no ha dejado de recibir a pequeños interesados en la lectura.
Cuenta con libros en árabe, francés e inglés, y depende íntegramente de los voluntarios, que se turnan para ofrecer lectura de libros y clases de arte. Ellos son los que, apoyados por las donaciones de libros procedentes de numerosos puntos del planeta, vigilan la sala y gestionan los préstamos y las actividades.
Apoyo al Centro Amal
Además, Riad Laaroussa también apoya al Centro Amal, una asociación que se ocupa de niños huérfanos y en situación de abandono de Fez. Hasta tal punto los propietarios del riad confían en el buen hacer de la asociación y su personal que los cuatro hijos de Fred y Cathy han pasado por sus aulas en sus primeros años de vida.
Gracias a las donaciones, el Centro Amal cubre las necesidades básicas de los menores, tanto en alimentación como en medicinas, y se ha podido construir un colorido salón de estilo marroquí para que los futuros padres pasen tiempo con los que se convertirán en sus hijos tras el proceso de adopción.
Además, el centro cuenta con un fisioterapeuta a tiempo completo para tratar a los niños discapacitados y con dificultades de desarrollo, y excursiones semanales para los niños. Fred se encuentra tan cerca del proyecto que se encuentra encantado de comentar con los huéspedes interesados fórmulas de apoyo al centro o proporcionar información sobre los procesos de adopción en Marruecos.
Un riad sostenible
Por último, la vocación de Fred con Fez también se refleja en la protección al medio ambiente. El Riad Laaroussa puede presumir de la etiqueta Green Key, que muestra su compromiso con el turismo responsable, desde hace casi una época.
En este sentido, no solo realizan auditorías ambientales del negocio, sino que, además, se han establecido controles periódicos del consumo mensual de energía y agua para implementar posibles mejoras. El riad presenta paneles solares que cubren el 40% de las necesidades de agua caliente del alojamiento y Fred en persona se ocupa de los pequeños detalles, como la utilización de bombillas de bajo consumo o la instalación de lámparas con temporizador.
Siempre que es posible se utilizan productos de limpieza sostenibles y naturales, como vinagre y agua para lavar los cristales, aceite de linaza para la madera y los muebles, y zumo de limón para mantener en perfecto estado el latón y el cobre.

Productos 100% locales
Los profesionales que trabajan en el riad, todos ellos trabajadores locales, reciben formación, y los alimentos son comprados a productores orgánicos como el maravilloso proveedor de queso que tiene el riad.
En una terraza con vistas a las tumbas históricas de Mérinides y el imponente Monte Zalagh, los huéspedes pueden disfrutar de los maravillosos platos que proponen los chefs o degustar una copa de vino procedente de los viñedos de Meknès, que ofrece el 70% de la producción vitivinícola de Marruecos. Con el fin de ser el mejor embajador de la cultura y la gastronomía local, Fred decidió que en el Riad Laaroussa solo se sirviera vino marroquí, y los clientes están encantados con la decisión.
Para terminar, el Riad Laaroussa ofrece a sus huéspedes la posibilidad de probar un auténtico hammam árabe, donde terapeutas tradicionales exfolian la piel con jabón negro de eucalipto y la regeneran con ghassoul, la tradicional arcilla de Marruecos.
Con todas estas iniciativas, el Riad Laaroussa es mucho más que un alojamiento. Se ha convertido en uno de los embajadores solidarios de Fez, la ciudad que ha sido testigo de cómo ha recuperado el esplendor de sus anteriores vidas.