Palazzo Desdemona en Essaouira, inspiración con vistas
El Palazzo Desdemona, en Essaouira, se asoma al mar a medio camino entre la medina y el puerto de la ciudad marroquí. Y así ha permanecido desde el siglo XVIII, cuando era una mansión propiedad del sultán que controlaba el comercio de la ciudad.
Por entonces el palacete tenía la típica distribución de una casa de ricos comerciantes. En la planta baja, de techos abovedados, el gran espacio disponible permitía el almacenaje de aceite de oliva, almendras, piel de cabra y las plumas de avestruz que eran exportadas a las grandes capitales europeas. En las plantas superiores, en cambio, el dueño de la casa hacía vida familiar alrededor de dos luminosos patios, dejando un pequeño espacio al personal de servicio.
A mediados del siglo XX el destino quiso que Giulio Siri se encontrara con la mansión, aunque no conservaba el esplendor de antaño. Pero Siri supo ver sus posibilidades y no dudó en restaurarla siguiendo el modelo de la Boda Judía, la obra que Delacroix pintó tras su viaje a Marruecos en 1832. El resultado fue un coqueto hotel con unas magníficas vistas al Atlántico. Las mismas que enamoraron a grandes personalidades como Ridley Scott, quien ante la imposibilidad de filmar su película El reino de los cielos en la Mezquita de Córdoba trasladó a todo el equipo a Essaouira, alojándose en el hotel.
Mucho antes, en 1950, el director de cine Orson Welles ya había elegido la ciudad como decorado perfecto para rodar su film Otello. Giulio Siri conoció a Welles en esta época, y su amistad y admiración por el director de cine fueron los detonantes que provocaron que el hotel lleve el nombre de Desdemona, la joven esposa de Otello en la obra de Shakespeare.

Un hotel embriagador
El hotel Palazzo Desdemona cuenta con pocas habitaciones, distribuidas a lo largo de pasillos llenos de encanto, a los que se accede por las estrechas y empinadas escaleras originales del palacete. De su época de esplendor se han conservado también las puertas de madera, con sus preciosas aldabas de bronce, y los gruesos muros de piedra con techos de madera, que protegen al interior del calor del verano y el frío en invierno.
Los días en los que se levanta la brisa del Atlántico, hasta el Palazzo Desdemona llegan los olores más embriagantes de Essaouira. El de las especias que se venden en el Marché d’Epices, y el de la madera de los ebanistas, que tallan sus piezas casi en trance, completamente ajenos a todo lo que ocurre a su alrededor.
En sus habitaciones de paredes encaladas entra también el olor del salitre cuando se abren las ventanas. Un paisaje enmarcado en las habitaciones del hotel que enamoró a actrices de Hollywood como Rita Hayworth e inspiró a pintores como Didier Spindler, quien además de exponer su obra en el palacete también organiza encuentros para hablar con los huéspedes acerca de arte.

Y es que el Palazzo Desdemona ha tenido, desde siempre, su puerta abierta a los artistas, que han tenido la oportunidad de expresarse libremente entre sus muros. Un ejemplo lo encontramos en los frescos del pintor italiano Ruggero, que dejó su impronta artística en las paredes encaladas del hotel, al igual que Abbassi Abdelaziz, el pintor marroquí cuyas obras se pueden encontrar en diferentes habitaciones y suites.
No es de extrañar esta conexión con el arte, ya que el Palazzo Desdemona organiza habitualmente exposiciones de artistas locales, nacionales o internacionales. Y es que las habitaciones del hotel son una constante fuente de inspiración. Desde sus ventanales no es difícil imaginar cómo, hace siglos, los bandidos se escondían en las dunas de Essaouira para atacar las caravanas de camellos procedentes de Sudan, cargadas con oro y sal. Y mirando al mar casi se puede ver al pirata Francis Drake, a la espera de atacar las carabelas que llegaban de Europa con sus preciadas mercancías.

Suites con vistas
Cuando Giulio Siri reformó el hotel a mediados del siglo pasado convirtió su terraza en un comedor acristalado, donde los huéspedes podía disfrutar de la comida bajo la compañía de las gaviotas. Un tiempo realmente insuficiente para deleitarse con las preciosas vistas a la Torre del Reloj y a la ciudad vieja de Essaouira.
Después, este comedor con vistas, que permanecía cerrado una gran parte del año, se transformó en las preciosas suites, que son las habitaciones mejor valoradas de la casa. Esta habitación guarda la promesa del cielo más azul y los atardeceres más increíbles, que acompañados de un riquísimo té a la menta pueden convertir el momento en un recuerdo inolvidable.

En el resto del hotel, el encanto proviene de los techos de madera pintada, los muebles tradicionales, las antigüedades, las chimeneas y los techos de cristal, que contribuyen a dar luz a los espacios interiores. Los pasillos de madera alfombrados se abren a los patios para disfrute de los huéspedes, mientras que la terraza panorámica se convierte en un espacio común desde el que contemplar el mar y la medina, los dos emblemas de Essaouira.
Dicen que estas vistas, tanto de día como de noche, son las mejores de la ciudad. Las personas que acceden a la terraza se sienten como suspendidas en el aire y detenidas en el tiempo. Un momento ideal para elegir todo lo que el hotel puede ofrecer al visitante, desde un encuentro con el arte a un delicioso acercamiento a la cocina marroquí, con productos de su propia granja orgánica y sabores ancestrales de Oriente.
El Palazzo Desdemona, con nombre de heroína shakesperiana, es la atalaya perfecta para descubrir Essaouira. Sus vistas han servido de inspiración a actrices, cineastas y pintores, conformando la historia de este coqueto hotel a la orilla del mar que lleva casi tres siglos mirando al mar, a las puertas de la medina.