La Mano de Fátima: del simbolismo a la superstición
Hay muchas personas que, sin saber exactamente de dónde procede o qué significa, buscan en la Mano de Fátima una protección frente al mal de ojo o una manera de atraer a la buena suerte. Conocer sus orígenes, su relación con la religión y su evolución a lo largo del tiempo contribuye no solo a satisfacer la curiosidad que levanta este amuleto, sino también a saber si son ciertas sus propiedades sobrenaturales. Si te ronda esta pregunta por la cabeza, sigue leyendo y al final del artículo quizá encuentres la respuesta.
Qué es la Mano de Fátima
La Mano de Fátima, también conocida como jamsa o hamsa, es un símbolo de protección utilizado por judíos y musulmanes. Representa una mano plana y abierta, con cinco dedos. El dedo corazón se sitúa en el centro, a modo de eje de simetría, mientras que los dedos anular e índice descansan a ambos lados, un poco más cortos e iguales entre sí.
En los extremos se observan dos pulgares también del mismo tamaño, ligeramente abiertos al exterior, por lo que no se puede saber si se trata de una mano derecha o una mano izquierda. En ocasiones, en la palma de la mano aparece un ojo, interpretado como “el ojo de Dios” en su concepción más talismánica. Y en ocasiones la Mano de Fátima también está embellecida con grafismos árabes de carácter religioso, peces o estrellas de David.

Etimología, orígenes y evolución
Jamsa en idioma árabe significa “cinco”. La misma raíz se emplea en el termino hebreo jamésh, que también tiene como significado “cinco”, un número que en estas religiones tiene un valor sagrado.
Si buscamos el origen del símbolo de la mano tenemos que remontarnos hasta la Antigüedad. Ya en las cuevas prehistóricas, como la de El Castillo, en Cantabria, se utilizaba la mano impresa en las paredes como parte de rituales mágicos.
En las civilizaciones orientales antiguas se utilizaba la Mano de Ishtar, principalmente como talismán protector ante las enfermedades. Los egipcios, en cambio, utilizaban un amuleto conocido como los “dos dedos”, en alusión a Osiris e Isis, como objeto de protección.

Por su parte, los cartagineses emplearon la Mano de Fátima como talismán desde el año 820 a.C. y en el norte de África era utilizado como atributo de la diosa Tanit, consorte de Baal, y asociada a la fertilidad. De ahí pasó a ser utilizada por magrebíes y bereberes con el nombre de tafust, y como símbolo de fuerza, protección y poder.
De igual manera, el símbolo se comenzó a utilizar en tradiciones religiosas no musulmanas, como la judía, tal y como demuestra que la encontremos en lugares tan dispares como la sinagoga de Bet Alfa, en Galilea, en torno al año 518 a.C, y en los frescos de la sinagoga de Dura Europos, en Siria.
En la Edad Media, aparece en los jarrones nazaríes de la Alhambra, pero en una versión ampliada que incluye a parte del brazo. Posteriormente, su uso se extendió por la Península Ibérica, por el sur de Italia- principalmente en la zona de Nápoles-, y del norte de África a Palestina.

En otras religiones, como la budista y la hinduista, encontramos las manos de Buda o de Shiva, siempre con un sentido de protección. Y en la cristiana recuerda a la mano de la Virgen María, utilizada por los cristianos europeos para aumentar la fertilidad y facilitar a las mujeres un buen embarazo y lactancia. Los judíos, por su parte, se refieren al símbolo como la Mano de Miriam en alusión a la hermana de Moisés y Aaron.
Su empleo en la cultura popular
Tanto en la cultura musulmana como en la judía, así como en la cristiana en Oriente, la Mano de Fátima ha sido un recordatorio del poder de Dios y una forma de expresión de su protección.
En la cultura popular musulmana, aunque en rigor el Corán prohíbe la superstición, este símbolo transmitiría el deseo de “que Dios te proteja”. Por tanto, la Mano de Fátima se usa, en general, para alejarse de la desgracia y bloquear el mal de ojo, si el jamsa está hacia arriba, o para atraer a la suerte y el amor, si se coloca hacia abajo.

Protección contra el mal de ojo
El mal de ojo es la creencia de que, a través de los ojos, se puede emitir un fuego que causa el mal en otra persona, tal y como describe Platón en el Timeo. Ya los antiguos egipcios creían en el mal de ojo, mientras que los romanos lo llamaron fascinatio o fascinum, lo que hoy en día se conoce como “fascinación”.
Algunos intérpretes del Corán afirman que en el libro sagrado se reconoce la existencia del mal de ojo. Y las interpretaciones islámicas menos rigurosas admiten que el profeta aceptaba el uso de talismanes, siempre que estuvieran relacionados con la fe. De hecho, en la Arabia preislámica las mujeres se protegían del mal de ojo tapándose el rostro con el velo.
Así, a lo largo de la historia han sido muchos los amuletos que han ayudado a proteger contra el mal de ojo, desde ojos de animales como el lobo, a piedras o minerales como el azabache. Y entre los símbolos de protección más utilizados hoy en día para este fin, la Mano de Fátima ocupa un papel destacado.

Joyas, tatuajes y decoración
La globalización de nuestros días ha permitido que la Mano de Fátima esté presente en todo el mundo como amuleto protector. Lo encontramos en forma de aldabas, o tiradores, en las puertas. Y en la cultura occidental aparece en forma de joyas, en oro, plata, nácar o azabache, y a veces con piedras preciosas, a modo de colgantes o como charms de pulseras.
También hay quien decide tatuarse una Mano de Fátima para llevar siempre encima la protección. Y quien decora el rincón de su casa dedicado a la meditación con un cuadro con el jamsa. Algunos estudiantes llevan colgado un llavero con la Mano de Fátima para aprobar los exámenes. Y la imagen aparece en objetos dispares como libros de mandalas, adornos de pared, cojines, monederos, llaveros, camisetas y en los últimos tiempos hasta mascarillas.
Ya sea un símbolo pintado, esculpido, grabado, cosido o tallado, la forma de la mano parece querer impedir físicamente el mal de ojo y las desgracias. Y hay personas que deciden ponerlo en la vajilla de cerámica, ya que existe la creencia de que la comida o la bebida es una de las vías de penetración más fáciles para los malos espíritus.
Fátima y sus leyendas
Para muchos, el nombre de la Mano de Fátima hace alusión a Fátima, la hija del profeta Mahoma, una joven virtuosa nacida en La Meca el 27 de julio de año 604, y casada con Alí, primo hermano del Profeta. La leyenda cuenta que un día estaba cocinando cuando oyó llegar a Alí, su marido, y acudió a la puerta a recibirlo. Al encontrarse con él vio que había llegado a la casa con una bella concubina.
Presa de los celos, Fátima volvió a la cocina. Inmersa en sus sentimientos, siguió cocinando, y comenzó a remover el caldo hirviendo en la olla con su propia mano, sin caer en la cuenta del dolor físico por lo mucho que le dolía el alma.
Otra leyenda cuenta que Fátima, que en árabe quiere decir “la luminosa”, rezaba con tal fervor, que era capaz de conseguir que lloviese en el desierto, dejando tras de sí preciosas y coloridas flores que surgían de la arena. De ahí que a la Mano de Fátima se le atribuyan poderes de protección.

En la tradición oral y escrita
No se conoce en qué momento surge la Mano de Fátima y cuándo empieza a considerarse un talismán, pero existen menciones relacionadas con la mano en algunos paisajes del Corán, como el que dice: “¡Bendito sea aquel en cuya mano está el señorío! Él, sobre toda cosa, es poderoso”.
Por su parte, en este texto sagrado se identifica la mano izquierda con el mal y la derecha con el bien. Y algunos relatos populares cuentan que, un día, los discípulos del Profeta le preguntaron sobre el porqué de la supresión de las imágenes. Como única respuesta, Mahoma habría sumergido su mano en tinta y habría dejado impresa su mano en un papel.
De igual manera, autores como Probst-Biraben se hacen eco de una leyenda que afirma que en la batalla de El Bedr Hanin los partidarios de Mahoma no tenían estandarte, por lo que Fátima, la hija del Profeta, impregnó su mano en la sangre de un herido y la imprimió sobre su velo a modo de bandera.

El simbolismo del número 5
Tanto por su etimología, como por su diseño, el amuleto de La Mano de Fátima está relacionado con el número “cinco”. Hay que tener en cuenta que, para musulmanes y judíos, el cinco es un número sagrado. Es por ello que en la tradición suní se hace un paralelismo entre la Mano de Fátima con los cinco pilares del Islam: profesión de fe, oración cinco veces al día, limosna a los pobres, ayuno en el Ramadán y peregrinación a La Meca.
Asimismo, hay quien asegura que los cinco dedos de la Mano de Fátima están relacionados con las cinco letras del nombre de Allah en árabe, lo que explicaría su carácter divino. Por su parte, en la tradición shií el cinco se relaciona con las cinco personas sagradas pertenecientes a la familia del Profeta: Muhammad, Ali, Fátima, Hassan y Hussein.
Además, los judíos también hacen el paralelismo de la Mano de Fátima con el Pentateuco, los cinco libros de la Torá. El hecho de que tanto la religión musulmana como la judía tengan un símbolo en común hace que algunas organizaciones que trabajan por la paz en Oriente Medio usen el jamsa como símbolo de conciliación entre las dos culturas.

Afinidad con las culturas occidentales
Los hombres han utilizado amuletos de protección y para atraer la buena fortuna a lo largo de la historia, atribuyéndoles supersticiosamente poderes sobrenaturales. Los primeros amuletos eran objetos naturales, como piedras o maderas talladas. Hoy en día, los talismanes, bajo una manufactura previa, se pueden comprar, tal y como ocurre no solo con la Mano de Fátima, sino con muchos amuletos de las culturas occidentales.
Entre los amuletos que hoy perduran en Occidente se encuentra la herradura, que para proteger del mal de ojo suele situarse detrás de la puerta de entrada. También la pata de conejo está muy presente en la cultura occidental y, aunque su uso ha decaído en los últimos años, son muchas las personas que aún lo siguen conservando en sus hogares.
Las figuritas de búhos y elefantes también se consideran que atraen a la buena suerte. En estas últimas, la trompa tiene que estar hacia arriba para que traiga prosperidad. Y en ultimo lugar también encontramos las estampas de vírgenes y santos, que muchas personas llevan en sus carteras y muchos estudiantes utilizan para que les den suerte en sus exámenes. En este sentido, encender una vela también se considera símbolo de protección, además de utilizarse como ritual para atraer a la buena suerte.
La Mano de Fátima, como hemos podido observar, tiene un significado espiritual. El hecho de haber sido adoptada por diferentes culturas, como la musulmana y la judía, y su posterior extensión por todo el mundo como consecuencia de la globalización, ha hecho que se convierta en un preciado talismán ante la desgracia y el mal de ojo. En colgante, tatuaje, como pulsera o dispuesta en objetos cotidianos, la Mano de Fátima ejercerá su poder en aquellas personas que consideren que lo tiene. O se verá reducida a mero adorno para quienes no crean en supersticiones. Aunque, probablemente, tras conocer su historia, no deje indiferente a nadie.