Manifiesto de la Independencia: Marruecos mira a su historia
Cada 11 de enero, Marruecos celebra el hito de su independencia. Fue en el año 1944 cuando 67 líderes nacionalistas firmaron el documento con el que se proclamaba la independencia del país, bajo la mirada de Mohammed V.
Desde entonces, el país considera esta fecha tan señalada como una oportunidad de echar la vista atrás y contemplar su historia con cierta distancia, con el objetivo de no cometer errores y seguir avanzando.
Manifiesto de la Independencia
Representaciones diplomáticas de Reino Unido, EE.UU. y la Unión Soviética fueron testigos de la firma del Manifiesto de la Independencia, que también se entregó a las autoridades del protectorado. Entre los firmantes tan solo había una mujer, Malika al-Fassi, que tuvo un papel destacado a la hora de impulsar los derechos de las mujeres y su alfabetización en Marruecos.
Pero la transición no resultó fácil. Si el 11 de enero parecía abrirse un nuevo futuro con la firma, tan solo unos días más tarde, el 28 de enero, Ahmed Balafrej, secretario general del Partido Istiqlal, y su secretario Mohammed Lyazidi fueron arrestados en Rabat y desterrados a Córcega. A su vuelta, Balafrej se convertiría en el primer ministro de Asuntos Exteriores bajo el reino de Marruecos.
Por su parte, Hachemi Filali y Abdelaziz Bendriss también fueron encarcelados en Fez. Con los arrestos, también repetidos en ciudades como Casablanca y Salé, comenzaban las manifestaciones y protestas.
Durante años, Marruecos viviría una época de gran inestabilidad, acrecentada por el exilio del Rey Mohammed V que, sin embargo, no consiguió frenar el propósito de la independencia. El 18 de noviembre de 1955 el Rey regresaba a su país y Marruecos, poco a poco, recobra su integridad como nación, cimentando su nueva etapa.
Objeto de deseo
Marruecos, como puerta estratégica a África, situado en la encrucijada entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, y a escasos 14 kilómetros de Europa atravesando el Estrecho, siempre ha sido objeto de deseo por parte de Francia y España.
Tras la Conferencia Internacional de Algeciras, en 1906, y posteriormente el Tratado de Fez, en 1912, Marruecos quedó dividido en zonas controladas por potencias extranjeras. El protectorado francés en el centro del país; el español, en el norte y el sur; y la ciudad de Tánger bajo la tutela y la administración conjunta de 12 potencias extranjeras, bajo un estatuto internacional.
Una situación que culminaría con el Manifiesto de la Independencia, el documento con el que se ponía punto final al protectorado y que permitía a Marruecos comenzar una nueva etapa como reino soberano, una situación avalada por el presidente de EE.UU. Franklin Roosevelt y el primer ministro de Reino Unido Winston Churchill.
Orgullo de ser marroquí
El documento, además de suponer un llamamiento a la independencia, supuso el impulso necesario para ir un paso más allá, de manera que Marruecos solicitó la adhesión a la Carta del Atlántico y manifestó su interés en participar en la Conferencia de la Paz.
Hoy, casi 80 años después, el pueblo marroquí sigue poniendo en valor este retazo de su historia. Cada 11 de enero, el rey indulta a presos, como ocurre en cada fiesta nacional. Y año tras año se inculca a las generaciones más jóvenes el orgullo de ser marroquí.
Es en esta festividad cuando se recuerda la conveniencia del Estado de derecho y de progresar en unas instituciones cada vez más modernizadas. Una festividad que recuerda a los más jóvenes que, ocho décadas después de la independencia, se sigue apostando por el avance del país y la veneración a su historia.