El fez o tarbush: mucho más que un sombrero
Hay objetos que trascienden al uso para que fueron creados. Vestimentas que se convierten en símbolos de una cultura y se exportan al mundo. Es el caso del fez o tarbush.
A lo mejor por su nombre muchas personas no saben a qué nos estamos refiriendo, pero si decimos que es ese gorro con forma cónica, pero plano por arriba, que a veces se acompaña de una borla y presenta tradicionalmente un color rojo, inmediatamente identificamos el sombrero que se ha convertido en un icono de Marruecos y del mundo árabe.
Con un pasado ligado a la ciudad marroquí de Fez, donde fue creado, un sinfín de personas de una infinidad de países han lucido con orgullo este sombrero como símbolo de identidad. Desde miembros de la realeza al pueblo llano, pasando por militares, funcionarios o miembros de la alta sociedad.
Hoy en día, el fez se sigue utilizando como indumentaria en diferentes ejércitos y forma parte de la vestimenta tradicional en distintos lugares. Con el paso del tiempo ha sabido mantener su presencia y ese punto exótico que lleva a Occidente a mirar con curiosidad a este complemento, que forma parte de la idiosincrasia árabe desde hace siglos.
La historia del fez
El fez fue diseñado por los musulmanes andalusíes que vivían en Fez en el siglo XVII. En un primer momento, fue ideado para ser lucido como parte del uniforme militar, siguiendo las órdenes de Mahmut II, un sultán del imperio otomano empeñado en modernizar el traje de su ejercito.
Poco después, el sombrero pasó a ser utilizado por los funcionarios y se convirtió en un complemento de vestir más de la alta sociedad. Cada vez más demandado, en su fabricación intervenían los artesanos más reconocidos de la ciudad, en un intento de satisfacer a un público cada vez más exigente.
En esta época, el gorro estaba hecho a mano, con una lana natural que se teñía con una baya típica de Fez que le daba ese color rojo tan característico. Es por ello que poco a poco comenzó a ser conocido como “fez”, aunque en muchos países también se conoce con el nombre de “tarbush”.
Los artesanos no podían imaginar por entonces que estaban sentando las bases de una de las prendas más icónicas de la cultura musulmana, ya que muy pronto el típico gorro rojo se extendió por los países del Magreb. De Fez dio el salto a Estambul, que ante la fuerte demanda comenzó a fabricarlo masivamente en el barrio de Eyup.
En cualquier caso, con la llegada de las grandes máquinas industriales y los tintes sintéticos en Europa, fue la República Checa, entonces inmersa en el imperio austriaco, la que comenzó a liderar la producción del fez, lo que provocó el enfado del imperio otomano, hasta el punto de que se hizo un boicot a los productos austríacos en Marruecos, conocido como “fez boicot”.
El fez llegó a ser tan popular entre la población turca que fue prohibido en el primer cuarto del siglo XX por Kamal Ataturk, al considerarse que el país tenía que dejar atrás sus rasgos populares más retrógrados para hacer frente a la quimera de la modernización. De nada valieron las numerosas concentraciones de protesta que se llevaron a cabo y fueron disueltas violentamente.
Poco a poco, el fez fue entrando en declive, también en Marruecos, a pesar de que fue, al menos durante una época, se había convertido en un símbolo de protesta contra la ocupación francesa, por lo que era común que miembros de la realeza y altos funcionarios lo llevaran habitualmente.
Actualmente, el fez es todo un icono. Y si bien hubo un tiempo que se utilizó en diferentes países, tanto del Magreb como de Asia y África, hoy en día no tiene un uso mayoritario. La Guardia Presidencial de Grecia lo utiliza en ocasiones especiales y también lo llevan algunas logias masónicas. En España, los militares españoles de los Regulares del Ejército de Tierra aún lo usan.
Su popularidad no ha hecho más que crecer a lo largo de los siglos, pasando de ser complemento a convertirse en icono. Prueba de ello es que ha llegado al mundo audiovisual, apareciendo en numerosas películas, como las de Indiana Jones, o adquiriendo protagonismo con el Doctor Who, que afirmaba sin pudor “ahora llevo un fez. El fez mola”. Actores como Matt Smith, Will Ferri, Kevork Malikyan o Jack Black, y personajes de animación como Moroco Topo, Stanley Pines, o Abu de Aladín han contribuido a perpetuarlo en el imaginario popular.
Curiosidades del tarbush
En su día, hacer un fez implicaba que las mujeres hicieran una malla hecha a mano con lana cardada e hilada, que después se impregnaba en aceite y posteriormente se teñía de rojo, antes de ser cardada por segunda vez. Después, se estiraba y con la ayuda de prensas se le daba su característica forma.
Posteriormente, se hizo de fieltro revestido sobre una base de paja o mimbre, lo que le daba un cierto aire imperfecto, hasta que las máquinas comenzaron a fabricarlo en serie, perdiéndose el encanto que tiene lo artesanal. En cualquier caso, hoy todavía se puede comprar en tiendas, zocos y también online, aunque en la mayoría de las ocasiones con un uso turístico.
Como con cualquier complemento, el fez ha ido evolucionando, fruto de las modas en los diferentes países. En la primera mitad del siglo XIX era un sombrero más ancho y más alto. El característico color rojo de Fez también fue cambiado en función de donde fuera utilizado. Y la borla ha pasado por diferentes colores e incluso ha llegado a ser un penacho deshilachado.
El fez ha servido como estándar de vestimenta de diferentes regiones y ejércitos. En la Segunda Guerra Mundial se dejó de utilizar, sin embargo, ya que era poco práctico. No solo protegía poco del sol, sino que convertía la cabeza de los militares en un blanco fácil para el enemigo.
El fez se usa hoy en Sri Lanka, especialmente en las ceremonias matrimoniales tradicionales, y también en Grecia lo lleva el ejército en determinadas ceremonias. En Filipinas se fabrica con textiles muy coloridos y en Indonesia es conocido como “peci” y usado en ceremonias solemnes. En Chipre, por su parte, forma parte de la vestimenta tradicional y algunos chipriotas todavía lo siguen utilizando en ocasiones especiales.
El fez es mucho más que un sombrero. Es uno de los rasgos de identidad de Marruecos, el país que le dio nombre y color, y del mundo árabe en general. Utilizado por diferentes clases sociales, ha sabido mantenerse impasible a lo largo de los siglos. Y aunque su uso no es masivo, ha quedado en el imaginario popular como un símbolo del Magreb que fue adoptado por diferentes culturas.