Festival de la Miel de Imouzzer: el encuentro más dulce de Marruecos
La población de Imouzzer des Ida Outanane se encuentra a pocos kilómetros de Agadir, en el llamado Valle Paraíso, un oasis lleno de palmeras, tuyas, arganes, almendros, olivos y un río que se convierte en el corazón de este enclave situado en las estribaciones del Alto Atlas. Con sus preciosas casas blancas, la zona es conocida por sus preciosas cascadas y sus impresionantes vistas. Pero si de algo pueden presumir los habitantes de esta coqueta localidad es de su miel.
Acercarse a Imouzzer es descubrir a qué sabe la miel de tomillo, la de lavanda, la de cactus, la de naranjo y la de euphorbia, la miel del desierto que hormiguea en la lengua y actúa calentando la garganta. Todas ellas se pueden degustar en el Moussem de la Miel, el festival con el que Imouzzer celebra el producto que sostiene una gran parte de la economía local.
El encuentro se celebra entre los meses de mayo y agosto, y concentra a comerciantes, cooperativas, productores, apicultores, artesanos y visitantes que acuden a la zona para probar una miel cuya fama trasciende Marruecos. Organizado por la Federación Al Ahd Al Jadid para el Desarrollo de Ida Outanane, en colaboración con el Consejo Regional de Souss-Massa, el festival se convierte en una oportunidad para rendir homenaje a todos los aquellos que hacen posible la comercialización del mercado de la miel y todos los productos que se derivan de ella.

A la rica miel
La miel se recoge en la zona de manera artesanal, acudiendo a los enormes colmenares elaborados con pise, la misma arcilla que se utiliza para construir las kasbahs. En esta comarca se pueden ver algunas de las colmenas colectivas más grandes del mundo, un patrimonio bereber que impresiona a los visitantes interesados en la ruta de la miel que se puede realizar en los alrededores. Es una oportunidad única para comprobar cómo la población local ha sabido convertir un producto natural en un tesoro que genera importantes ingresos a la región y mantiene a multitud de familias expertas en la cría de abejas reinas en medio de los olivos, los almendros y el argán.
Pero el Moussem de Imouzzer des Ida Outanane es mucho más que la oportunidad de ver colmenas y comprar miel. Durante unos días, el valle sabe combinar los encuentros profesionales con diferentes actividades artísticas, culturales y educativas, pensadas para el disfrute tanto de la población local como de los visitantes.
El día puede comenzar con una de las visitas organizadas para aprender más sobre apicultura. Y continuar paseando por los más de ochenta puestos en los que los productores locales muestran con orgullo sus diferentes tipos de miel. También hay tiempo para degustar riquísimas recetas que tienen a la miel como protagonistas y que ofrecen la oportunidad de descubrir diferentes aromas y sabores, además de las costumbres de las tribus bereberes asentadas en estas tierras. El amlou, por ejemplo, es una deliciosa mezcla artesanal elaborada a base de miel mezclada con almendras trituradas y aceite de argán que se suele regalar a los recién casados para que comiencen su vida en común de la manera más dulce.
La jornada del festival de la miel incluye también actividades para niños y talleres temáticos. En los últimos años se organiza, además, la Carrera de la Ruta de la Miel, que sirve para promocionar el Valle Paraíso y la belleza de la zona, conocida por el desfiladero de Asif Tamraght y sus cascadas, una maravilla natural situada a más de mil metros de altitud, entre montañas calcáreas.

Tradición amazigh
En el festival se suceden las reuniones técnicas, con los especialistas, y las charlas a los apicultores locales sobre aspectos normativos y sanitarios que permiten que la miel se comercialice con todas las garantías. De esta manera, el Moussem de la Miel de Imouzzer se convierte en un salto de lo más simple a lo más complejo. Un encuentro poliédrico, con múltiples aristas que oscilan entre la tradición, la modernidad y la innovación. Un espacio donde tienen cabida aspectos como la productividad, la rentabilidad, el etiquetado y el marketing, pero en el que la auténtica felicidad supone descubrir un producto delicioso, íntimamente ligado a esta tierra.
Ya por la tarde, a la caída del sol, los sonidos amazigh llenan la atmósfera mientras el sol se esconde entre almendros, olivos y los árboles frutales. Una vez concedidos los premios a los mejores apicultores y a los ganadores de la carrera local, en el aire flotan los consejos de los talleres de formación y las últimas propuestas de técnicas de gestión para las asociaciones locales. Si antiguamente el moussem era un simple zoco donde comercializar producto, ahora representa una oportunidad de crecimiento y una ventana al mundo. El lado más dulce de Marruecos en pleno Valle Paraíso, donde la montaña esconde los secretos de las abejas reina a quien decida venir a visitarla.