Farida Benlyazid, cineasta aplaudida en Oriente y Occidente
Farida Benlyazid es cineasta, feminista y marroquí, y no necesariamente tendríamos que presentarla en este orden, aunque las tres facetas han marcado su personalidad y su trayectoria profesional. De lo que no cabe duda es que es una mujer polifacética, que ha trabajado como guionista, productora y directora de cine. Y también podríamos calificarla como pionera, porque lo hizo cuando ninguna otra mujer tenía ese papel en Marruecos, despertando conciencias, admiración y respeto a partes iguales.
Farida nació en el seno de una familia de la alta burguesía de Tánger, en 1948. Con su padre siempre habló árabe, y con su madre, melillense de nacimiento, se comunicaba en español. Un matiz que, con el paso de los años, entendió como el germen de esa multiculturalidad que ha dejado ver en sus trabajos cinematográficos, siempre con componentes autobiográficos.
La historia de una pasión
Siendo muy pequeña sus padres se separaron y quedó bajo la tutela del padre y la familia paterna, junto a sus siete hermanos. Fue en esta época de grandes cambios cuando se refugia en la lectura y el cine, y decide ser cineasta, apoyada por su madre, también amante del séptimo arte.
Con 17 años se casa con el cineasta Jillali Ferhati, con quien tuvo dos hijas. Cuando su marido le impide continuar con sus estudios de cine comienza una dura batalla legal que terminaría en divorcio. Ya libre para tomar sus propias decisiones, se marcha a Francia, donde estudia literatura francesa en la Universidad de París VIII y cinematografía en la Escuela Superior de París. Poco después consigue unas prácticas que supusieron la confirmación de haber escogido el camino correcto.
En los años 70, Benlyazid comenzó su trayectoria en el mundo del cine, en sus comienzos como guionista. Hasta 2003 fue la única cineasta de Marruecos, pero no solo dirigió películas. También se dedicó a la producción e hizo documentales y adaptaciones de novelas, todo ello con un común denominador: su interés por representar las dificultades a las que se enfrentan las mujeres marroquíes desde múltiples ópticas.
En 1981 regresó a Marruecos para intentar convencer al Gobierno de su necesaria implicación en una industria del cine que se veía eclipsada por mercados como el de Egipto o el de EE.UU. Lo hizo acompañada de otros directores de cine, todos ellos del género masculino, donde nunca se sintió incómoda. “La igualdad entre hombre y mujer tiene que ser completa”, era una de sus frases favoritas.
Religión y mujer
En 1989, Farida produjo su primer largometraje, “Una puerta en el cielo”, que profundizaba en el Islam desde el punto desde una óptica femenina. En 1991 creó su propia productora, Tingitania Films, y ya convertida en guionista y productora de éxito, comenzó a dirigir sus propios largometrajes, hasta completar un total de seis películas, cinco de ellas con su propio guion.
Uno de los rasgos que mejor definen a Benlyazid es su ausencia de autocensura a la hora de hablar de la religión y la mujer, dos temáticas que aparecen de manera constante a lo largo de su carrera. De hecho, en la mayoría de sus obras, los personajes femeninos enfocan su propia identidad a través del Islam, hasta alcanzar su propia voz. De esta manera enfatiza el poder de la mujer en la sociedad marroquí y, de paso, critica la concepción estereotipada que se tiene de las mujeres musulmanas. Precisamente esta dualidad, a medio camino entre Oriente y Occidente, y entre la tradición y el feminismo, ha hecho que sus obras, alejadas de la religiosidad más radical, hayan tenido las mejores críticas en ambas culturas.
En “Keïz Ensa”, una de sus películas más conocidas, traducida al inglés como “Women’s Wiles”, se habla de la capacidad de las mujeres para estar a la misma altura que el de los hombres. Y en “La vida perra de Juanita Narboni”, una adaptación de la novela de Ángel Vázquez, tienen cabida los recuerdos que guarda la cineasta de la época colonial cosmopolita de Tánger y el desarrollo postcolonial de la ciudad.
Una vida dedicada al cine
A sus 75 años, Marruecos ha reconocido la gran labor que Farida Benlyazid ha hecho a favor del cine, lo que se ha traducido en diferentes homenajes, como el que le brindaron en el Festival Internacional de Cine de Marrakech o el que le ofreció la asociación cultural Forum Culturel de Tánger por su aportación indiscutible al cine marroquí.
Por su parte, los críticos han reconocido el papel de Benlyazid a la hora de concebir el feminismo como un vehículo de entendimiento entre la mujer y el hombre, en unas obras marcadas por la cultura marroquí, la influencia del Islam y la búsqueda de su propia identidad.
Tras la lucha encabezada por Farida Benlyazid junto a sus compañeros cineastas, el cine marroquí logró recuperarse en la segunda mitad de los años 90. Las obras de Benlyazid lograron algo tan difícil como entusiasmar a público y crítica, y ser comprendidas tanto en Occidente como en su Marruecos natal.
Tras tres matrimonios fallidos y una fulgurante carrera a sus espaldas, Benlyazid no ha dejado de seguir comunicando su mensaje, utilizando para ello cualquier altavoz que sirviera para llegar al gran público, lo que le hizo participar como columnista en diferentes periódicos europeos, entre ellos El Mundo y El País.
Cuando se le pregunta por su obra, Farida la describe como “un trabajo sobre el tiempo, la memoria y el universo de las mujeres”. Un relato intimista sobre la búsqueda de la identidad femenina de las musulmanas llevado a la gran pantalla. Cineasta, pionera, feminista y marroquí, el legado cultural de Farida Benlyazid seguirá resonando alto y claro para generaciones venideras.