Cristianos en Marruecos: el respeto de la tolerancia
El 99% de los marroquíes que abrazan la fe son musulmanes, dejando el 1% restante a las demás religiones que conviven el país, entre las que destaca el cristianismo, presente en Marruecos desde hace siglos. El país se caracteriza por el respeto que se profesan todas las religiones, lo que ha llevado a que los marroquíes sean considerados los más tolerantes de los pueblos árabes.
Un pasado común
Para buscar una posible razón del respeto del pueblo marroquí al cristianismo hay que remontarse a su pasado en común, cuando el Estrecho de Gibraltar separaba Al-Andalus en una orilla y al Magreb en la otra. Una cultura andalusí-magrebí que lejos de desaparecer con la expulsión de los árabes de Granada en 1492, se perpetuó en ciudades como Fez, Tetuán, Chaouen o Rabat hasta hoy en día.
La unión entre el Islam, el cristianismo y el judaísmo tiene también una base teológica, ya que el Corán reconoce como profetas a Abraham, Moisés, David y Jesús, siendo considerado Mahoma, el fundador del Islam, el último de los profetas.
En el Corán, además, se recoge la aceptación de la diversidad religiosa, el pluralismo y la diversidad con frases como ésta: “Si Dios hubiera querido, sin duda podría haberos hecho un único pueblo profesando una sola fe”. así, alude al derecho de cristianos y judíos a mantener sus creencias religiosas sin renunciar a sus leyes y costumbres. De esta manera, el Islam rige la vida de los musulmanes, sin intentar negar la existencia ni dificultar la convivencia con el resto de religiones.
Esta convivencia pacífica entre religiones ha sido posible por la mejora en el sistema de enseñanza que ha vivido el país, lo que se traduce en una sociedad tolerante y respetuosa con el prójimo, consciente de la riqueza que supone tener fuentes de cultura distintas para el progreso de la nación. Todo ello ha hecho que Marruecos sea considerado el país árabe más tolerante en cuanto a la religión se refiere.
Presencia del cristianismo en Marruecos
De los 37 millones de habitantes de Marruecos, en Marruecos hay algo más de 30.000 cristianos, procedentes de más de 100 países, aproximadamente el 0,4% de la población. El país cuenta con dos archidiócesis y más de 30 parroquias, que acogen a obispos, sacerdotes diocesanos, religiosos, misioneros y catequistas procedentes de más de 40 nacionalidades. En Tánger y Rabat hay catedrales, y existe también un monasterio, el de Nuestra Señora del Atlas.
Además, en el país hay más de 30 centros dirigidos por religiosos cristianos, entre los que se encuentran orfanatos, ambulatorios, hospitales, centros de mujeres y para niños de la calle, comedores sociales y residencias para ancianos y personas con discapacidad. En Marruecos también se pueden encontrar 15 escuelas católicas con 12.000 alumnos, bibliotecas y centros socioculturales, y otros locales dirigidos por Cáritas o la Delegación Diocesana de Misiones, que atienden a unos 10.000 emigrantes y marroquíes al año.
En muchos de los centros que llevan los padres salesanianos, los franciscanos, las clarisas o las monjas de Teresa de Calcuta no se lleva a cabo ninguna labor apostólica, sino que todas están centradas en el terreno de lo social. En el centro sociocultural Lerchundi, en Larache, muchos jóvenes musulmanes reciben clases de español o acuden al cinefórum semanal. En otras ocasiones se atiende a embarazadas solteras, se organizan guarderías para familias desfavorecidas, se incide en la alfabetización de las mujeres, se perforan pozos en el entorno rural o, simplemente, se atiende a quienes no pueden pagar por un tratamiento médico o comprar sus medicamentos.
En cuanto a la comunidad cristiana, con una edad media que no llega a 35 años, existen más hombres que mujeres, y más personas de raza negra que blanca, como consecuencia de la presencia de muchos cristianos procedentes del África subsahariana, de paso en el país. Se da la circunstancia de que un 25% de los cristianos de Marruecos abandona el país cada año. Son diplomáticos, empresarios, estudiantes o profesores de colegios extranjeros que enseguida son reemplazados por otros, lo que hace que la población cristiana se mantenga estable.
Pero la presencia de los cristianos en Marruecos se remonta varios siglos atrás. Durante los siglos III y IV ciudades como Tánger, Tetuán, Asilah, Larache, Volubilis o Salé contaban con obispado. Una tradición cristiana que ha llegado hasta hoy en día. En el año 2019 se celebró el Año Jubilar con ocasión de los 800 años de presencia de los padres franciscanos en el país. En general, los cristianos que viven en Marruecos son personas amantes de la lengua, cultura e historia marroquí, volcadas en la integración con el país que les acoge y les permite vivir su fe.
“Los marroquíes no son nuestros enemigos, ni nuestros adversarios, ni nuestra competencia. Queremos salir a su encuentro para establecer un diálogo que comienza por la amistad y la convivencia y continúa por el trabajo conjunto al servicio de las grandes causas de la humanidad”, señalan desde el COEM (Consejo Ecuménico de las Iglesias de Marruecos).
Cristianos extranjeros y marroquíes
La Constitución de 2011 fue un paso más a la hora de promover la tolerancia religiosa, reconociendo la libertad de culto. Si bien otorga derechos y protege al Islam frente a otras religiones estableciendo, por ejemplo, que es ilegal tratar de convertir a un musulmán a otra religión, la normativa tiene como fin último prohibir el proselitismo de los musulmanes a cualquier religión.
Las leyes se engloban en los esfuerzos de Marruecos por difundir el diálogo entre los diferentes pueblos, civilizaciones y religiones como prueba el hecho de que judíos, cristianos y musulmanes siempre hayan convivido en paz en territorio marroquí.
En cualquier caso, y aunque los cristianos son respetados en el país, lo cierto es que los conversos de origen islámico, que han llegado a su nueva fe en muchos casos a través de Internet o la televisión vía satélite, intentan pasar desapercibidos en las zonas urbanas. Y mientras las misas dominicales de ciudades como Tetuán, Rabat y Casablanca están llenas de cristianos españoles, franceses, migrantes subsaharianos y estudiantes africanos que cursan sus carreras en Marruecos, los cristianos conversos se sienten más cómodos reuniéndose en casas particulares o bautizándose por el rito cristiano en sus visitas al extranjero.
Para proteger los derechos de los cristianos y otras religiones minoritarias han surgido asociaciones como la Coordinadora de Cristianos Marroquíes o la Asociación por las Libertades y los Derechos de las Religiones Minoritarias. Se estima que en Marruecos hay al menos 9.000 cristianos conversos y más de 300.000 marroquíes alejados del islam suní.
En cuanto al resto de religiones en Marruecos, cabe destacar que el 0,1% de la población es judía -muchos judíos abandonaron el país en los últimos años para vivir en Francia o Canadá- y otro 0,1% abraza otras religiones, como la fe Baha’i, que es monoteísta y aboga por la unidad espiritual de todos los seres humanos.
La visita del Papa
Fiel reflejo de la tolerancia religiosa que caracteriza al país fue la llegada a Marruecos del Papa Francisco, quien asistió “como peregrino de la paz y la fraternidad” y el objetivo de poder ayudar a mantener la buena convivencia entre musulmanes y cristianos.
El Papa, que reunió a más de 10.000 cristianos de más de 60 países en sus apariciones públicas, señaló en Rabat que “la libertad religiosa y la conciencia están inseparablemente unidas a la dignidad humana”, añadiendo como mensaje a los cristianos: “No es un problema ser poco numerosos. El problema sería ser insignificantes”.
Además, el Papa Francisco hizo alusión al Institut Oecuménique de Théologie Al Mowafaqa, creado por iniciativa del arzobispo de Rabat y el presidente de la Iglesia Evangélica de Marruecos, y su intención de contribuir al diálogo con el Islam. “Esta iniciativa refleja la voluntad de los cristianos que viven en este país de construir puentes para servir a la fraternidad humana”, manifestó.
En Al Mowafaqa conviven estudiantes y profesores católicos, protestantes y musulmanes, siendo un ejemplo de diálogo interconfesional que, aprovechando los numerosos elementos que las tres religiones monoteístas tienen en común, ayudan a impulsar la lucha contra el odio.
En Marruecos, judíos, cristianos y musulmanes conviven en paz, en un ambiente de armonía que ha hecho que los marroquíes sean considerados como los más tolerantes en materia religiosa de los pueblos árabes. Un pasado en común y siglos de historia conviviendo han hecho posible el respeto existente entre todas las religiones.