Sistema educativo en Marruecos: un salto a la modernidad
El sistema educativo de Marruecos ha comenzado a dar un esperado salto hacia la modernidad. La reciente normativa que regula la educación que se ofrece en el país fue el punto de inflexión para emprender una reforma del modelo vigente, en su pretensión de hacerlo más moderno y eficiente.
Desde 1956, año en el que Marruecos alcanzó su independencia, hasta el momento actual, el sistema escolar siempre ha estado en el centro del debate. Las primeras reformas fueron emprendidas por Mohammed V, y después por su heredero, Hasan II, quien ya establecía que la reforma educativa debía ser “nuestro mayor motivo de preocupación”.
En el mismo tono se ha manifestado en numerosas ocasiones Mohammed VI, que ha hecho alusión a “la extrema importancia de la educación y su impacto en la formación de generaciones”.
Hacia una educación de calidad
El Ministerio de Educación Nacional, de la Formación Profesional, de la Enseñanza Superior y de la Investigación Científica de Marruecos se ha inspirado en el cuarto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para proponer un cambio hacia una educación de calidad que tiene en la igualdad y el aprendizaje a lo largo de la vida su principal foco de interés.
Todo ello sin olvidar los retos que el sistema educativo de Marruecos tiene presente, entre ellos la reducción de las diferencias tanto territoriales como sociales, disminuir el abandono escolar, la cualificación de los jóvenes del medio rural y, como especial énfasis, la asistencia de los niños en situación de precariedad y de las niñas a la escuela.
De momento, ya se han alcanzado avances centrados en la enseñanza de idiomas y la digitalización, así como en la generalización de la enseñanza preescolar no obligatoria, y el incremento en las dotaciones para mejorar las infraestructuras escolares y la formación del profesorado, que también tiene su reflejo en la reducción progresiva del fracaso escolar. Y comienzan a darse los pasos necesarios en la nueva estrategia de apoyo a la Formación Profesional, con el fin de que introducir pasarelas entre la etapa formativa y la vida laboral, proporcionando al mercado profesionales debidamente cualificados.
En cuanto al apoyo a la educación no formal, desde 2019 se pone especial empeño en dar una segunda oportunidad a los chicos que han abandonado el sistema educativo para que puedan reintegrarse en él.
Organización del sistema educativo
En Marruecos se puede encontrar enseñanza pública y gratuita, y enseñanza privada. La pública está controlada por el Gobierno y a ella acude aproximadamente un 97% del alumnado total. Las clases se imparten en árabe clásico y los libros que utilizan los niños son editados por el Gobierno marroquí. No son gratuitos, pero están subvencionados y cuentan con un precio asequible para las familias.
El horario habitual de los centros puede variar, aunque lo habitual es que las clases se impartan en horario de mañana y tarde, de 8,30 a 11,30 y de 15 a 15 a 17 horas, seis días por semana, ya que el sábado es un día lectivo. En cuanto al ratio por aula, depende mucho de la zona, aunque suele variar entre los 20 y los 42 alumnos.
El año escolar suele durar de septiembre a junio, dividido en dos semestres, con cuatro semanas de vacaciones distribuidas a lo largo del año, en las que se incluyen las fiestas civiles y las religiosas, que en algunas ocasiones varían en función de la región.
Por su parte, en el país también se pueden encontrar lo que se conoce como misiones extranjeras, como la francesa o la española, que dependen del Ministerio de Educación de estos países y, por tanto, siguen su propio calendario vacacional y programa formativo, además de estudiar lengua y cultura árabes, que es una materia obligatoria en cualquier centro, sea público o privado.
En estos centros, las clases se imparten en el idioma original del país que las lleva a cabo y son responsabilidad del equipo docente que cada Gobierno envía a Marruecos. En el caso de España, los maestros y profesores pueden permanecer en el destino un máximo de seis años.
Esta formación es pública para las personas del país de origen y semiprivada para los marroquíes o los alumnos de otras nacionalidades. En cualquier caso, ingresar en estos centros no es fácil por la escasez de plazas. Es normal que se realicen entrevistas tanto al niño, para conocer sus habilidades y el dominio del idioma, como a los padres, con el fin de determinar el motivo por el que han elegido el sistema educativo.
Actualmente existen en Marruecos más de una decena de centros de titularidad española, que imparten clase de un nivel no universitario a más de 4.000 alumnos, de los cuales un 60% son marroquíes. Estos centros españoles, que cuentan con cerca de 300 profesores, se encuentran en Nador, Tetuán, Alhucenas, Rabat, Tánger, Larache y Casablanca.
Sistema público
Por su parte, la educación pública de Marruecos contempla varias fases: la enseñanza Preescolar, la Primaria, la Colegial, la Secundaria y la Superior. La educación obligatoria como tal contempla la enseñanza Primaria y la Colegial.
La enseñanza Preescolar dispone de dos tipos de centros: los colegios de “maternelle”, para niños de 2 a 6 años, y las escuelas coránicas, para niños de 4 a 7 años. En estas últimas las enseñanzas se centran en el Corán, orientándose los conocimientos hacia una enseñanza religiosa y moral, y el comienzo del aprendizaje de la lectura y escritura árabe.
La enseñanza obligatoria como tal se compone de 9 cursos. El primer ciclo, o Escuela Primaria, es para niños de seis a doce años. Y el segundo ciclo, o Enseñanza Colegial, engloba tres cursos más, desde los 12 a los 15 años. Aquí se produce la primera decisión acerca de la continuidad de los estudios, para orientar a los jóvenes hacia la Formación Profesional o la Secundaria.
La educación Secundaria se compone de tres cursos, desde los 15 a los 18 años, donde se incide en la adquisición de lenguas extranjeras y el refuerzo de las competencias digitales de los estudiantes. Los alumnos que terminan esta etapa reciben el título de Bachillerato. Existen una modalidad general de Letras, Ciencias Experimentales o Ciencias Exactas, y otra técnica orientada a la ingeniería económica, mecánica, eléctrica, química o agrícola. A partir de este punto, los jóvenes tendrán que decidir si ir a la Universidad, a Institutos Superiores de FP o al mundo laboral.
En el curso 2019, justo antes de la pandemia, había en Marruecos casi 400 centros de enseñanza superior, de los que 163 eran privados, y más de 876.000 universitarios inscritos.
Enseñanza tradicional y medio rural
Además de esta división, el sistema educativo también contempla la que se conoce como “enseñanza tradicional” o “enseñanza original”, que acoge a niños a partir de cuatro años. El objetivo de esta enseñanza, cuyo modelo es elegido por las familias para sus hijos especialmente en el ámbito rural, es formar a estudiantes en las disciplinas islámicas. Una vez concluida esta formación, el alumnado puede dar continuidad a su formación estudiando civilización e historia árabe, la lengua árabe, el derecho musulmán, y pensamiento y filosofía islámica, y posteriormente en facultades especializadas en este mismo ámbito.
Muchas familias del medio rural eligen esta escuela tradicional para sus hijos, más preocupados porque se conviertan en personas rectas que por los contenidos formativos generales. En este sentido, uno de los retos en los que se está trabajando es disminuir las desigualdades existentes entre las escuelas del medio urbano y las del medio rural, que presentan muchos más problemas, como la falta de aulas, la escasa inversión en instalaciones y profesorado, y la ausencia de transporte que lleve a los niños desde las poblaciones cercanas a la localidad en la que se encuentra el centro escolar.
En el caso de las niñas del ámbito rural, existe una edad crítica en la que se produce el abandono escolar: de los 13 a los 18 años. En estos casos, las jóvenes abandonan su formación para incorporarse a las tareas domésticas y al cuidado familiar. Incluso en los casos en que los padres se han mostrado favorables a la formación de sus hijas, en muchas ocasiones no se contempla su paso a la etapa universitaria.
En este sentido, desde el Gobierno de Marruecos se recuerda a la población que la educación no solo es responsabilidad de la escuela y el profesorado, sino también de la familia, quien debe poner todo de su parte para el progreso de sus hijos en los estudios y el éxito de su escolarización de cara a su posterior vida laboral.
En cualquier caso, también se resalta que el sistema educativo de Marruecos tiene como fin formar a un ciudadano recto, pero también orientado a la moderación y la tolerancia, con iniciativa y abierto al conocimiento, la ciencia, la creatividad y el diálogo. Porque la fidelidad a las tradiciones no tiene por qué cerrar puertas a la modernidad.
Marruecos se afana por una profunda reforma de su modelo escolar, que contempla una educación de calidad, el apoyo del alumno en todas sus etapas formativas y solucionar problemas como el fracaso escolar, la desigualdad y el abandono temprano de la educación en las zonas rurales, principalmente en el caso de las niñas. Con un sistema mayoritariamente público, se pone el foco en conseguir cualificar a los estudiantes para su paso a la formación profesional o a la universidad y, posteriormente, un eficaz acceso al mercado laboral.