La ropa de segunda mano en Marruecos, una tendencia al alza
La ropa de segunda mano se ha convertido en una opción cada vez mejor valorada en Marruecos. Siguiendo la estela de otros países europeos, los jóvenes han descubierto que vestirse con prendas anteriormente utilizadas que encuentras en el zoco puede resultar muy interesante para destacar tu personalidad a través de tu forma de vestir.
El motivo de este interés en el mercado de ropa de segunda Marruecos hay que buscarlo no solo en la tendencia a la sostenibilidad que comienza a calar en la población, sino también por otras circunstancias, como los consejos de los creadores de contenido marroquíes, la tradición de comprar en los zocos y la dificultad de acceder a marcas de lujo a precios europeos y estadounidenses.
Consejo de influencers
Una de las razones por las que la tendencia de la ropa de segunda mano está en alza hay que buscarla en los creadores de contenido. Los influencers están presentando esta opción ante los jóvenes, que siguen de buen grado sus consejos. Un ejemplo de ello lo encontramos en la diseñadora Rim Ajakkaf, con casi 120.000 seguidores en Instagram y 400.000 en Tik Tok.
Durante el confinamiento, la influencer decidió hacer público que esa ropa que ella llamaba “vintage” era en realidad de “l’bal”, un término dialectal que se refiere a la compra de ropa de segunda mano, no siempre bien vista en la sociedad marroquí, ya que está asociada a los mismos perjuicios que hasta hace poco tenían las prendas usadas en Europa.
Ajakkaf comenzó a mostrar, desde su apartamento de Casablanca, conjuntos elaborados con prendas, zapatos y bolsos de marca previamente usados y encontrados en mercadillos, cuyo precio, en ocasiones, no pasaba de 40 céntimos de euro.
Aunque en un principio se produjo un cierto debate entre sus seguidores, claramente divididos entre firmes detractores y quienes aplaudían el gesto, la diseñadora comenzó a notar que cada vez más personas se interesaban por los lugares que podían visitar para encontrar prendas como las que mostraba. Desde entonces, Rim Ajakkaf se ha convertido en una abanderada de las prendas de segunda mano, empujando a miles de jóvenes a los zocos para conformar su personalidad a la hora de vestir con prendas de segunda mano.
“Puede que pases todo el día buscando prendas de tu gusto y encuentres poco, pero a veces consigues algunas que realmente merecen la pena, como chaquetas de cuero a solo 10 dirhams. También puedes encontrar bolsos de Dior o Gucci a precios baratos ¡Es como una terapia!”, señala Ajakkaf.
La diseñadora ha reconocido que, desde pequeña, colecciona prendas originales encontradas en los mercadillos de las ciudades marroquíes que visita. Ahora, las combina con las marcas con las que colabora, defendiendo que la ropa de segunda mano es, en realidad, como la de la alta costura: marca tu propio estilo y nadie más la lleva.
La moda en Marruecos
La industria textil es un sector clave para la economía marroquí, ya que supone el 5% de toda la producción industrial nacional. Además, el sector de la moda está en pleno crecimiento, no solo por la penetración de Internet, sino también por la transformación cultural que sufre el país, considerado como un referente de diseño en el Magreb. En 2020, este sector tuvo una facturación cercana a los 1.000 millones de euros, con unas exportaciones que crecieron un 17% entre 2016 y 2019, superando los 2.000 millones de euros.
En el otro lado de la balanza se encuentran los productos de moda importados, que son, sobre todo, trajes de chaqueta, camisetas y suéteres de punto. España es el primer país exportador, con una cifra que supera los 17 millones de euros.
En cuanto a las razones por las que el mercado de ropa de segunda mano está al alza en Marruecos, también hay que buscarlas en las cifras de consumo de moda, que en este país se sitúa en torno a los 60 euros anuales por habitante, mientras que en España supera los 600 euros de media anual. A pesar de ello, el peso del consumo de moda en Marruecos y España son proporcionales al salario que se gana en cada uno de ellos, rozando el 2,5%.
Existe, sin embargo, una clara diferencia entre Marruecos y España en cuanto a consumo de moda se refiere. El 71% de los consumidores marroquíes prefiere los productos y marcas locales, que se adaptan mejor a sus gustos, tradiciones y nivel de ingresos. Este es el motivo por el que muchos jóvenes, que habían vuelto la vista hacia marcas procedentes de Europa, difíciles de conseguir para un público de clase media, tiene en la vuelta a los zocos y la ropa de segunda mano la oportunidad de seguir vistiendo de manera moderna sin tener que gastarse más de lo que su sueldo le permite.
Hay que tener en cuenta, además, que el precio es el principal factor de compra para el consumidor marroquí. Este es el motivo por el que, en general, no le importa que las prendas tengan menos calidad o diseño si tienen un precio más económico.
El 80% de los marroquíes acude de forma habitual a los zocos para realizar sus compras. Es una oportunidad perfecta para encontrar ropa local, y también marcas europeas y norteamericanas de segunda mano asequibles, teniendo en cuenta que en las tiendas se convierten en prendas de alta gama por la capacidad adquisitiva de la población marroquí.
Auge de la moda sostenible
En Marruecos, al igual que está ocurriendo en otros países, está tomando fuerza la slow fashion o moda sostenible, especialmente entre los más jóvenes. Esta tendencia, al contrario de lo que ocurre con el fast fashion, promueve la transparencia de los procesos de producción. De esta manera, el consumidor sabe quién fabrica la prenda, dónde y en qué condiciones, primando los materiales no contaminantes y biodegradables.
Incluso el Gobierno marroquí ha escuchado la demanda de la población, promoviendo las marcas que apuestan por la ética y la sostenibilidad a través de la etiqueta “Fibre Citoyenne”, que certifica que la prenda se ha elaborado en condiciones de trabajo dignas y bajo el paradigma de un menor impacto medioambiental. Están surgiendo así los primeros “concept stores” en ciudades como Marrakech o Essaouira.
La moda slow fashion tiene el inconveniente de sus elevados precios, lo que imposibilita que una gran parte de los jóvenes, pese a su interés por la sostenibilidad, pueda hacerse con estas prendas. La opción B para todos ellos, mucho más económica, pasa por utilizar ropa de segunda mano y darla así una salida que no suponga su destrucción. Una opción que se integra en la tendencia del low cost fashion, destinado a los consumidores con un perfil adquisitivo más bajo, que son quienes buscan en el zoco prendas de su agrado entre grandes montones de ropa.
Por otra parte, entre el zoco y las grandes boutiques se encuentran opciones intermedias en forma de cadenas que ofrecen marcas locales, como Marwa, que presenta una imparable proyección en Marruecos al estar posicionada en un segmento de precio medio y presentar diseños modernos y adaptados a los gustos de las mujeres musulmanas. El 40% de su producción se realiza en las fábricas de Casablanca y Meknès.
No hay que olvidar tampoco que una de las causas de la vuelta a los zocos por parte de los jóvenes es el descenso de los niveles medios de renta disponible en los hogares tras la pandemia, si bien el país ya está en proceso de recuperación. Esta pérdida de nivel adquisitivo ha hecho que los jóvenes vean con buenos ojos la posibilidad de crear looks con prendas usadas que proponen los influencers, motivando lo que los expertos ya consideran el comienzo de un cambio de comportamiento de los consumidores.
Para aumentar las posibilidades de encontrar aquello que buscan hay que recorrer los zocos de las grandes poblaciones, como Marrakech, Rabat, Tánger, Casablanca o Fez. El 75% del consumo en Marruecos se produce en estas cinco ciudades.
Retos del mercado de segunda mano
Los jóvenes marroquíes han decidido tomar las riendas a la hora de decidir cómo comprar las prendas que usan, y los gustos van evolucionando. Este es el motivo por el que también está en auge la compra de ropa por Internet, como consecuencia la masiva implantación del smartphone en la población, que se sitúa en torno al 71%, y el incremento de la población que utiliza Internet, que ha experimentado un aumento del 23% de 2016 a 2021.
Los consumidores marroquíes encuentran que la compra online es sencilla y cómoda. El perfil del consumidor que utiliza esta forma de encontrar sus prendas pertenece principalmente a los llamados millennials, con un rango de edad entre 25 y 34 años. Le siguen la llamada generación X, con personas de entre 35 y 44 años, y la generación Z, con jóvenes entre 18 y 24 años.
En cuanto a la demanda de prendas por género, en Marruecos es muy equitativa, frente a lo que ocurre en España, donde el perfil del principal comprador de ropa es femenino. Hay que tener en cuenta que las mujeres marroquíes ganan un 17% menos que los hombres, y esto, junto con el aumento anual de los precios de la moda en torno a un 4%, y sin visos de disminuir hasta 2025 como consecuencia del encarecimiento de las materias primas, es determinante para que ellas no puedan comprar tanta moda como les gustaría. Otra razón más para imitar a las influencers que buscan prendas de segunda mano con las que completar su armario.
Y es que la actividad de las redes sociales no deja de aumentar. Los creadores de contenido cada vez tienen más influencia entre la población, promocionando y difundiendo marcas o hábitos de consumo, como el mercado de segunda mano, lo que llega a marcar tendencia en el consumidor final.
Remover montañas de ropa para encontrar prendas del llamado “lujo asequible” es cada vez más habitual. También lo es localizar ropa y complementos en buen estado, sin demasiada calidad, pero con gran personalidad, y definir tu estilo personal a través de una moda de vestir conformada por ropa de segunda mano.
Marruecos sigue la estela internacional del gusto por prendas utilizadas, y tiene, si cabe, más razones para hacerlo. Es la exclusividad de la sostenibilidad y la posibilidad de ahorrar en moda en un país donde el salario medio no permite alcanzar las prendas de gama media que llegan de Europa. Pero poco importa eso si puedes utilizar ropa de segunda mano y combinarla con gusto, como hacen algunas de las influencers más conocidas del país.