Restaurante Amal de Marrakech: un proyecto solidario cocinado a fuego lento
El Restaurante Amal de Marrakech es conocido por la calidad de su comida. Quienes acuden a él lo hacen para disfrutar de sus riquísimas recetas, aunque la mayoría de los comensales sabe que detrás de cada plato se esconde una historia de superación.
Este proyecto solidario está promovido por la Asociación sin ánimo de lucro Amal, dirigida por Nora Fitzgerald Belahcen, nacida y criada en Marrakech. Nora conserva el apellido de sus padres, unos norteamericanos convertidos al Islam que se asentaron en la ciudad en los años 70. Desde hacía años le rondaba por la cabeza ayudar a mujeres de entornos desfavorecidos, como viudas, madres divorciadas o solteras, y jóvenes huérfanas o que no habían podido completar sus estudios. Poco a poco la idea fue tomando la forma de un restaurante y en 2013 abrió sus puertas, con el firme propósito de empoderar a la mujer en riesgo de exclusión social a través de la formación en habilidades culinarias y sociales.
Formación para las mujeres
Para trabajar en el restaurante Amal hace falta un periodo de formación inicial que tiene como objetivo la transformación personal y el desarrollo de capacidades que permitan a las integrantes del grupo conseguir un trabajo y encontrar su lugar en la sociedad. Todas las aprendices tienen entre 18 y 35 años, y tienen en común unos ingresos bajos o nulos y una situación personal difícil. Lo único que se pide a cambio es tener la motivación suficiente para aprender y trabajar, y el entusiasmo necesario para potenciar sus habilidades, cualesquiera que éstas sean.

Este programa de formación dura seis meses, está destinado para 30 mujeres y es financiado por la Asociación a través del restaurante y de otras actividades que se promueven para el público, como clases de cocina y repostería, y un servicio de catering. En estos seis meses las mujeres aprenden todos los aspectos relacionados con la industria de la restauración, entre ellos conocimientos sobre cocina marroquí e internacional, repostería, gestión de despensa y stock, cómo proceder a practicar los más estrictos protocolos de limpieza, y el servicio directo al cliente. El entrenamiento es riguroso y a cargo de profesionales.
Prácticas en empresas del sector
También se les enseñan otras habilidades, como inglés o francés orientado a la hostelería, primeros auxilios, o incluso a leer y escribir a aquellas que llegan sin estudios. Y como parte fundamental del programa se les presta ayuda psicológica, aunque el mejor estímulo para ellas, y su mayor inyección de autoconfianza, es poder empezar a hacer las prácticas que llegan después de la formación.

Algunas de las mujeres continúan su aprendizaje práctico en el restaurante Amal, mientras que otras completan su formación en empresas de restauración y hostelería asociadas. Tras completar este periodo de prácticas se celebra una ceremonia de graduación, en la que se entrega a las mujeres un certificado que reconoce el aprendizaje y el trabajo realizado, bajo la acreditación de AIH Marrakech y la Association de l’Industrie de l’hôtellerie Région Marrakech Safi. Este título constituye un elemento diferenciador en el currículum de las interesadas, que cuentan con una tasa de colocación del 86% en cocinas profesionales, restaurantes y riads.
El restaurante Amal tiene abiertas sus puertas de 12 a 18 horas y ofrece la posibilidad de comida para llevar. Por cada menú que se sirve, se dona otro para gente necesitada. Con el cuscús y el tajine como dos de los platos más solicitados dentro de un menú que va rotando, este restaurante se está reinventando tras la alerta sanitaria provocada por el Covid-19.

Otras iniciativas solidarias
En los primeros meses de la pandemia el restaurante Amal tuvo que cerrar, pero siguió desarrollando su acción solidaria con la campaña “Esperanza para 1000 familias”, que superó sus expectativas, consiguiendo comida para el doble de personas de las que inicialmente estaban previstas.
Poco a poco la actividad se va recuperando, con las clases de cocina marroquí abiertas al público, con cursos que comienzan a las 9 y terminan a las 13,30 horas, y los cursos de repostería, de 14 a 16 horas, donde enseñan a cocinar auténticas delicias marroquíes. Además, el restaurante se ofrece a preparar menús para escuelas, institutos, empresas, museos y particulares, bajo petición.

De igual manera, el aula de formación a las mujeres está abierto a recibir a cualquier profesional que quiera ofrecer una clase puntual a las féminas de la Asociación Amal. En los últimos años se han realizado clases magistrales altruistas de equitación, reiki, arte, decoración de pasteles, nutrición o yoga, entre otras disciplinas.
Iniciativas medioambientales
El restaurante Amal tiene éxito en Marrakech por la calidad de la comida y el exquisito trato que se ofrece al cliente. Pero también es muy bien valorado por las iniciativas medioambientales que lleva a cabo, bajo el objetivo de cero residuos en las instalaciones.
Cuenta con un programa de recuperación de agua, como recuerdo de que, en el desierto del Sáhara, es un auténtico lujo. Además, dispone de un jardín comunitario donde se siembran vegetales y hierbas aromáticas que después son utilizadas en las comidas.
Los restos de comida se utilizan para compostaje y abono, y con el aceite sobrante se realizan jabones naturales. Además, una empresa local pasa a recoger los envases de plástico y vidrio para su reutilización. De igual manera, la comida sobrante a la hora de realizar los platos del día a día se utiliza para hacer un buffet los sábados, en la que los vecinos de la zona se benefician de un almuerzo saludable a un precio mínimo.
La idea solidaria que un día tuvo Nora Fitzgerald ha ido tomado fuerza con el paso de los años. La fundadora ha sido galardonada con el premio internacional Women for Change, de la Fundación Orange, dotado con 25.000 euros, que fueron destinados íntegramente a programas de emprendimiento, para aquellas mujeres que, una vez realizada la formación, han optado por montar un pequeño negocio. Y todo bajo el convencimiento de que “sin medios para ganarse la vida, ellas serán siempre víctima de sus circunstancias”, tal y como señala Fitzgerald.

En el restaurante Amal de Marrakech los platos están deliciosos. Pero saben aún más ricos cuando sabemos que detrás de cada receta se encuentra una mujer que lucha por salir adelante en una sociedad que no se lo ha puesto demasiado fácil. Muchos de los comensales abandonan el restaurante satisfechos, pensando que, además de colaborar con una iniciativa solidaria, han recibido el regalo de probar las delicias de la cocina marroquí.