Cómo afecta el Ramadán a la vida social de Marruecos
El Ramadán, un mes sagrado para los musulmanes de todo el mundo, también deja una huella significativa en la vida social de Marruecos. Durante este período, los musulmanes marroquíes practicantes se comprometen con un ayuno diario y voluntario desde el amanecer hasta la puesta de sol, absteniéndose de comer, beber, fumar y tener relaciones sexuales.
En cualquier caso, y si bien el ayuno durante el día centra el Ramadán, esta celebración religiosa va más allá del simple acto de abstenerse de comer y beber. Se trata de una época de introspección y recogimiento, donde interviene la purificación espiritual, la generosidad y la solidaridad con los más necesitados.
Durante este mes se fomenta la práctica de la caridad y se busca acercarse más a Dios a través de la oración y la lectura del Corán. Pero al centrarse en el ayuno, esta práctica religiosa, profundamente arraigada entre la población, influye inevitablemente en múltiples aspectos de la vida cotidiana en el país.
La hora del Ramadán
Una peculiaridad distintiva de Marruecos durante el Ramadán es el retraso de una hora en los relojes del país, conocido como «hora del Ramadán». Es el único momento del año en el que Marruecos cambia su hora.
El fin de semana previo al inicio del Ramadán los relojes del país se retrasan una hora hasta que termina el mes sagrado. De esta manera, el fin de semana posterior a la finalización del Ramadán se vuelven a adelantar.
Esta medida se implementa para ajustar los horarios de trabajo y las actividades diarias al ayuno de los creyentes, con el objetivo de maximizar el tiempo disponible para la oración, la reflexión y el descanso, y pasar después a disfrutar de las horas de oscuridad, cuando los marroquíes tienden a compartir la comida y estar en la compañía de familiares y amigos.
Alteraciones en el horario laboral
El impacto del Ramadán en la vida social de Marruecos es visible en múltiples facetas. Los horarios de trabajo suelen modificarse para adaptarse a las necesidades de los empleados que ayunan. Y muchas empresas y administraciones públicas, sobre todo en las grandes ciudades, como Casablanca, Rabat, Fez, Marrakech o Tetuán, reducen sus horas de trabajo y adoptan un horario especial durante este mes sagrado.
El cambio en la jornada laboral afecta, sobre todo, a las Administraciones públicas y las instituciones, que adoptan un horario de trabajo de 9 a 15 horas, de lunes a viernes. Esto permite que los empleados y funcionarios públicos tengan tiempo suficiente para descansar, realizar sus oraciones y cumplir con sus obligaciones religiosas.
Aunque hay quien piensa que estas adaptaciones en el horario pueden llegar a afectar la productividad y la eficiencia en cierta medida, se consideran necesarias para respetar las tradiciones y facilitar que los marroquíes practicantes realicen su ayuno de manera adecuada, además de preservar su salud, ya que permite más horas de descanso en un mes en el que el organismo hace un esfuerzo extra con el ayuno.
Impacto en la vida social
En Marruecos, el Ramadán se vive con gran devoción y una clara orientación hacia la espiritualidad. Cuando llega el atardecer, las familias se reúnen para romper el ayuno, compartiendo una comida nocturna especial conocida como iftar, que tiene lugar justo después del maghrib o puesta de sol.
Este momento se convierte en una alegre celebración, de carácter íntimo, en la que se disfrutan recetas tradicionales marroquíes, como el cuscús, los tajines, las pastelas y los dulces típicos como los chebakia y los briwats. De hecho, es habitual el trasiego de los marroquíes con estos platos típicos por las calles a la caída del sol mientras se dirigen a compartirlas con sus seres queridos. Y es que la comida adquiere un significado más profundo durante el Ramadán, ya que los musulmanes no solo dan gracias por los alimentos que van a degustar, sino que también comparten su comida con allegados y personas de colectivos más vulnerables, en un acto de generosidad con los más necesitados.
La quietud que se respira en las calles durante el día contrasta con el bullicio a la caída del sol. Las mezquitas se llenan de fieles durante las noches del Ramadán. La oración colectiva, especialmente la oración nocturna, conocida como tarawih, desempeña un papel central en la vida comunitaria.
Esta oración voluntaria, que solo se realiza en el mes de Ramadán, se hace de manera comunitaria después de la última oración isha, recitando versos del Corán. En caso de no disponer de una mezquita cerca, o si la persona está impedida y no puede desplazarse, también se puede hacer solo en casa o con la familia.
Para el tarawih, las mezquitas se decoran con hermosas luces y desprenden una atmósfera espiritual única. La experiencia religiosa compartida con la comunidad sirve no solo para rezar y recitar el Corán, sino también para buscar una mayor conexión con Dios y fortalecer los lazos comunitarios en un ambiente festivo de armonía y paz con uno mismo y los demás.
El ocio en época de ayuno
El Ramadán en Marruecos también tiene un impacto en otros aspectos específicos de la vida social. Durante el día, se espera que las personas no creyentes eviten comer, beber o fumar en público como muestra de respeto hacia los que están en ayuno. Esto afecta, en consecuencia, a la vida cotidiana. Los cafés y restaurantes suelen estar cerrados o tienen horarios restringidos. Sin embargo, al atardecer, después de la oración, cobran vida, ofreciendo una amplia variedad de opciones gastronómicas para celebrar el iftar.
En lo que respecta al entretenimiento nocturno, las discotecas y los bares a menudo tienen horarios restringidos o incluso pueden cerrar durante el Ramadán, ya que no hay que olvidar que el consumo de alcohol en público también está prohibido durante el día.
Por otro lado, el horario comercial en Marruecos también puede verse afectado. Hay tiendas y negocios que adaptan sus horarios, abriendo más temprano y cerrando más tarde para tender a la población local que prefiere realizar sus compras después de la oración nocturna. Los zocos y mercados nocturnos, sin embargo, cobran vida a la caída del sol, ofreciendo una gran variedad de productos y alimentos específicos para el Ramadán. Estos lugares se convierten en puntos de encuentro para las familias y amigos, que disfrutan de las compras y de la comida tradicional en un ambiente festivo, compartiendo la alegría de haber dado por concluida otra jornada más del Ramadán.
Mitos y realidades del Ramadán
El mes sagrado del Ramadán ha dado lugar, especialmente en Occidente, a una serie de mitos acerca de esta celebración de carácter sagrado. Una de las creencias es que el ayuno durante el Ramadán ayuda a desintoxicar el cuerpo. Una depuración del organismo que permitiría eliminar las toxinas procedentes del exceso de alimentación, al estilo del ayuno intermitente.
Aunque hay nutricionistas que defienden esta teoría, aludiendo a los beneficios para la salud que conlleva, como la regulación de los niveles de azúcar en sangre y la mejora de la sensibilidad a la insulina, otros profesionales sanitarios apuntan que el cuerpo humano ya está equipado con órganos, como el hígado y los riñones, que se encargan naturalmente de desintoxicar el organismo, subrayando que realizar una desintoxicación fisiológica no tiene una base científica sólida.
Otro de los mitos en torno al Ramadán es la afirmación de que todo el mundo que practica el ayuno pierde peso. Si bien es cierto que algunas personas pueden adelgazar ligeramente durante el Ramadán debido al ayuno, esta realidad no se cumple en toda la población.
La pérdida de peso dependerá de varios factores, como la ingesta en los períodos permitidos, el tipo de alimentos consumidos y el nivel de actividad física durante el mes sagrado. Algunas personas compensan el ayuno consumiendo alimentos altos en calorías y azúcares durante la noche, lo que ayuda a contrarrestar cualquier posible pérdida de peso.
Un tercer mito alude a que el ejercicio físico está prohibido en el Ramadán, pero lo cierto es que muchas personas continúan realizando su rutina deportiva durante el mes sagrado, si bien suelen ajustar los horarios y la intensidad para evitar la deshidratación y el agotamiento. Por ello, es habitual realizar los entrenamientos después de romper el ayuno, al atardecer o antes del amanecer, cuando se permite la ingesta de alimentos y líquidos.
Por último, existe otro mito que hace alusión a que el Ramadán perjudica a los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas, las madres lactantes o las personas con afecciones médicas. Si bien es cierto que los adultos no ingieren alimentos durante las horas diurnas en el Ramadán, todos los colectivos de población vulnerable están exentos del ayuno. En muchos casos, estas personas deciden participar del Ramadán a través de otras fórmulas, como la oración y la caridad con el prójimo. De esta manera logran mantenerse conectadas espiritualmente durante este mes sagrado sin necesidad de ayunar.
El Ramadán en Marruecos es una época de espiritualidad, encuentro social y solidaridad. A lo largo de este mes sagrado, los marroquíes se sumergen en la práctica del ayuno, los rezos y la reflexión espiritual. El ayuno voluntario durante el día se rompe con el iftar, cuando familia y amigos se reúnen en torno a la mesa y las calles se llenan de bullicio. El Ramadán en Marruecos se vive como una celebración de la fe que interfiere inevitablemente en el ámbito social, pero que también lo enriquece, reforzando los lazos que unen a la comunidad.