Asociación Itran N Khamlia: un proyecto solidario para ayudar a la aldea de Khamlia
Para tener en el corazón a una persona no hace falta conocerla. Como tampoco necesitas haber viajado al Sáhara para imaginar las duras condiciones de vida de las familias que habitan en uno de los lugares más inhóspitos del mundo.
Desde la Costa del Sol surge un movimiento solidario que tiene como objetivo ayudar a la aldea marroquí de Khamlia, situada en el Sáhara oriental y muy cerca de la frontera con Argelia. Y entre ambas localidades surge un lazo que las une ya para siempre.

Asociación Itran N Khamlia
Quizá sea una mala época para la solidaridad, pero ni siquiera una pandemia mundial ha logrado frenar la ilusión de Mariví Menacho, profesora de Educación Infantil del colegio Isdabe de Estepona (Málaga). Es una de las personas que están haciendo posible este movimiento solidario, junto a quienes, de una forma u otra, colaboran con la Asociación Itran N Khamlia, que significa “estrella”.
Gracias a su tesón será posible hacer un poco más fácil la vida de las casi sesenta familias que viven en esta población de ascendencia negra, donde las mujeres y los niños necesitan de un pequeño empujón para mirar al futuro con ilusión. Especialmente ahora, que la alerta sanitaria provocada por el Covid-19 les ha robado el turismo como casi única fuente de financiación, lo que ha contribuido a agravar su situación.


La Asociación Itran N Khamlia intenta que los más pequeños tengan una infancia con todos sus derechos fundamentales cubiertos. Por ello, y a través de pequeñas instalaciones montadas en la aldea, preparan actividades de ocio y culturales, que se alternan con otras campañas sanitarias y educacionales.
La Asociación necesita recaudar fondos para acondicionar los centros en los que se ofrece desde acciones de concienciación medioambiental a campañas de higiene bucal, pasando por actividades de refuerzo escolar. Son espacios versátiles y sencillos, pero con toda la alegría que aportan los pequeños del lugar. Y quizá pronto puedan estar equipadas tecnológicamente, ya que uno de los objetivos es paliar la gran brecha digital que ha comenzado a hacerse evidente.

Tribus nómadas del Sáhara
En cuanto a las mujeres, se están impulsando iniciativas orientadas a conseguir que puedan tener una oportunidad laboral más allá del trabajo doméstico. El proyecto de la cooperativa textil ya se ha consolidado y mantiene ilusionadas y ocupadas a las mujeres locales. Y también se intenta sacar adelante un restaurante que se convertiría en una inyección económica para la aldea cuando el turismo vuelva a ser una realidad. Y mientras todos los proyectos se ponen en marcha, se explica a las mujeres la necesidad de que no abandonen la formación que han comenzado a recibir y acudan a sus exámenes ginecológicos para estar sanas y fuertes.
Todas estas actividades solidarias ayudan al desarrollo de las tribus nómadas del Sahara. No solo proveen de productos básicos como alimentos, ropa o medicamentos a las familias que más lo necesitan, sino que además son claves para que la población siga permaneciendo en sus aldeas, anclada a su cultura.

Cambiar el destino
Sin las ayudas, Khamlia quizá hubiera estado abocada a la desaparición. Sus habitantes tal vez hubieran partido hacia otros lugares del Sáhara a probar mejor suerte. La ayuda recibida y sus costumbres ancestrales, como la música, con la que celebran cualquier mínimo motivo que la vida les ponga por delante, actúan como un nexo que hilvana sus destinos. Y cada puntada les acerca más a lugares como la Costa de Sol, donde personas como Mariví siguen intentando que todo el mundo conozca la situación de un pequeño pueblo de Sáhara y convenciéndoles que cualquier pequeña aportación puede ayudar a cambiar el destino de toda una población.
Hace unos días, la asociación Itran N Khamlia pedía una fotocopiadora para que los estudiantes más mayores, que ya van al instituto, pudieran seguir su formación con mayores garantías de éxito. Y la fotocopia llegó en una donación particular. Otro motivo más de celebración. Desde la Asociación se señala que “cualquier pequeña aportación, por mínima que sea, es bienvenida. El mundo se puede cambiar con pequeñas acciones que sumadas entre sí hacen una gran acción”.
Khamila, la pequeña población del Sáhara, sigue transformándose al son de la ilusión de mucha gente e imaginando su futuro. Esta pequeña población del Sahara ya está unida para siempre a la Costa del Sol y también a todos aquellos que hacen posible que las mujeres y niños locales puedan tener un futuro mejor y un presente lleno de posibilidades.