Hammam en Marruecos: tres ciudades, tres experiencias
Esta tradición, que se ha mantenido casi inalterable con el paso de los años, se ha extendido a aquellos visitantes que quieren vivir un momento de relax y bienestar. De un hammam se sale con la piel más limpia e hidratada, gracias a los magníficos exfoliantes y jabones naturales que se encuentran en el país. Pero uno también sale renovado por dentro, como si hubiera habido un antes y un después de atravesar el umbral.
El ritual de un hammam
Hay hammams para todos los gustos y, probablemente, en cada ciudad se puede encontrar aquel que uno va buscando. Ese que refleja el carácter del lugar donde se asienta. Más o menos lujoso, turístico, sofisticado o fiel a los gustos locales.
Los hammams más completos suelen ofrecer un recorrido que comienza con una habitación caliente, donde te acostumbras al calor y donde se produce el primer contacto con el agua para liberarte de impurezas. La sala caliente abre los poros y limpia en profundidad. Y de ahí se vuelve a pasar a la habitación caliente para un lavado más en profundidad, con jabón natural.
Por último, se entra en el cuarto frío, que puede tener duchas para terminar de quitarte el jabón. En esta sala terminas de relajarte y te sirve de puente térmico para terminar de ajustar tu temperatura corporal antes de salir a la calle. Muchas personas, especialmente turistas, terminan de completar su experiencia con un masaje con aceites perfumados, o cualquier otra técnica de relax o belleza, aunque todo dependerá de si el hammam ofrece esa posibilidad.

Tres ciudades y tres experiencias
Existen tres opciones básicas para descubrir un hammam: hacerlo rodeado de un lujo con sabor oriental pero gusto tradicional, completarlo con otras terapias orgánicas dentro de un riad o bien acudir a un espacio puramente local, donde vivir el hammam más auténtico y cercano a la población.
Hammam en Fez: un lujo de alta gama
En la ciudad de Fez puedes encontrar algunos hammams lujosos, con los que vivir una experiencia deliciosa, aunque más cercana a un spa occidental. Uno de los más solicitados es Les Bains Amani, donde se puede realizar un completo viaje a través de los sentidos que comienza con un baño de manos y pies con agua de rosas natural y sal marina. Después, una mascarilla para el cabello con arcilla blanca, que da paso a un lavado con jabón negro con aceite de argán y menta silvestre. Por último, se aplica una mascarilla corporal de deliciosos aromas. Y opcionalmente se puede terminar con un masaje relajante con vistas al jardín.
Riad Zamzam en Marrakech: terapia orgánica
Quienes busquen ir más allá de la experiencia del hammam y quieran complementarla con otras terapias naturales, este hammam de la ciudad de Marrakech, situado dentro del riad, superará sus expectativas. Tras la relajación en una cama de mármol, un especialista te exfoliará y activará la circulación con un barro rico en minerales, mezclado con aceite de argán y eucalipto. El recorrido se puede completar con tratamientos terapeúticos basados en la acupuntura, las piedras calientes o los masajes manuales y específicos, que se realizan con leche de camello y productos orgánicos, elaborados con recetas antiguas que se han transmitido de generación en generación.
Hammam Al Blad en Chaouen: sabor local
Si buscas un hammam con sabor local, donde mezclarte con la gente del lugar y ser uno más, éste de la ciudad de Chaouen es perfecto para la ocasión. La opción ideal para probar el guante de kessa que se utiliza para exfoliar el cuerpo a conciencia, las antiquísimas técnicas para estirar las articulaciones y liberar la tensión, y el lavado con el jabón negro de boldi, que te permite salir relajado tanto física como mentalmente. El precio es muy económico, aunque para los turistas algo más elevado que para la población local.
Los hammams de Marruecos están hechos para disfrutar y relajarse. Dejarse llevar por las bondades del agua y liberarse de impurezas, y salir con el cuerpo más limpio y la mente más clara. En cada ciudad hay un hammam esperando, desde los más lujosos a los más auténticos, pasando por los que se han convertido en auténticos centros de belleza y bienestar que recuerdan a los spas occidentales, pero con un toque oriental. En cualquier caso, una experiencia que merece la pena ser vivida y de la que uno sale renovado.