Festival International des Nomades: música y mucho más a las puertas del desierto
M’hamid El Ghizlane acoge el Festival International des Nomades, organizado por la Asociación de los Nómadas del Mundo. Desde hace 17 años este emplazamiento, situado a las puertas del desierto del Sáhara y a 90 kilómetros de Zagora, da la bienvenida a todo aquel que quiera acercarse a ser testigo de algunas de las tradiciones más ancestrales de Marruecos.
Durante tres días, habitualmente a mediados de marzo, los visitantes pueden disfrutar de buena música, pero también de cultura y el arte en todas sus vertientes, y todo con el objetivo de mantener vivo el espíritu del pueblo nómada y lograr que su identidad cultural se mantengan inalterable al paso del tiempo.


Lugar de encuentro
M’hamid El Ghizlane se puede traducir como “la llanura de las gacelas”. Este palmeral situado en el valle del Draa servía hace años de encuentro a las tribus nómadas que durante el resto del año se mantenían desperdigadas en busca de su sustento. Era el momento de cerrar acuerdos comerciales, facilitar los matrimonios y disfrutar de unos días en comunidad. La ocasión perfecta para olvidar los sinsabores de un día a día tan adusto como el clima del desierto.
Hoy, este encuentro adquiere una dimensión todavía más amplia, poniendo en valor el patrimonio cultural inmaterial de la cultura nómada. Se trata de una cita de poetas, cuentacuentos, cantantes, bailarines y artesanos. Días de música, folclore, juegos populares y conferencias en un evento que supone una inyección económica para los pueblos de la zona y una oportunidad de acercamiento a la cultura nómada para quien desea empaparse de sus tradiciones.
Tradiciones milenarias
En un mundo cada vez más globalizado, la forma de vida nómada ha disminuido hasta un 70% en las últimas décadas. De ahí la importancia de mantener viva su cultura. En los tres días que dura el festival siempre hay algo que hacer. Aunque la música es el hilo conductor del encuentro, también se puede asistir a conferencias, debates, talleres o mesas redondas, curiosear entre joyas, alfombras y cerámica, o adquirir alguno de los productos locales, como dátiles, azafrán, henna o aceite de argán que ofrecen los comerciantes de la zona.



Quizá haya tiempo para aprender a hacer mella o pan de arena, una de las preparaciones culinarias más exquisitas del desierto, o para observar cómo se juega al hockey sobre arena, de pura esencia nómada. Las actividades se prolongan desde el amanecer hasta bien entrada la noche.
Homenaje al pueblo nómada
Antiguamente, los nómadas se reunían en estas tierras para sentirse cerca de los suyos. Hoy en día, el Festival International des Nomades se ha convertido en un espacio de encuentro transcultural, donde tienen cabida todos los pueblos y religiones. Pero, sobre todo, se ha transformado en una lección de solidaridad y el homenaje a una cultura milenaria que ha demostrado al mundo la capacidad del hombre para sobrevivir incluso en las condiciones más difíciles.

Muchos de los visitantes que acuden al festival se quedan por la zona para conocer mejor a los asentamientos del valle del Draa, la región de mayor producción datilera de Marruecos. Otros prefieren dejarse conquistar por las dunas de Erg Chebbi y esas impresionantes estrelladas que solo se pueden vivir en el desierto.
El Festival International des Nomades es algo más que un evento cultural con tintes étnicos. Es una inmejorable ocasión para recordar que no hay que dejar que estas tradiciones milenarias caigan en el olvido porque no solo pertenecen al pueblo nómada, sino que hoy son, por méritos propios, patrimonio de toda la humanidad.