Festival de los dátiles de Erfoud: la celebración que pone fin a la cosecha
Marruecos tiene más de 5 millones de palmeras distribuidas en un total de 50.000 hectáreas y cada ciudadano consume más de 3 kilos de dátiles al año o, lo que es lo mismo, más de 30.000 toneladas si hablamos del consumo anual del país. No en vano es el cuarto productor de dátiles del Magreb y el octavo del mundo. Solo estas cifras justifican que el dátil tenga su propio festival en Erfoud, una ciudad situada a las puertas del desierto de Merzouga.

La fiesta del dátil
Muchas de las fiestas tradicionales de Marruecos tienen relación con el ciclo de cosechas y el festival de los dátiles es una de las que celebra que ya ha terminado la recogida, en el mes de octubre. Erfoud se convierte en la capital gastronómica del país durante tres días con la Feria Internacional des Dattes du Maroc, también conocida como el Festival de los Dátiles. Hasta esta ciudad, situada en el valle del río Ziz, llegan poblaciones bereberes y agricultores de localidades cercanas para exhibir y vender sus productos en los puestos y carpas dispuestas a modo de khaimas.



En Erfoud, las casas de adobe que se arremolinan junto al oasis del palmeral que separa las montañas del desierto se llenan de comerciantes y visitantes en esta época del año. En un ambiente festivo se celebran bailes populares, y los agricultores muestran su producto en tenderetes que convierten la ciudad en un gigantesco zoco, con degustaciones del mejor producto de la temporada.
La importancia de las palmeras datileras
Las palmeras datileras son una importante fuente de ingresos para los agricultores de la región. El dátil no solo es muy consumido en el día a día marroquí, sino que es uno de los frutos más utilizados en sus fiestas tradicionales, como las bodas y los bautizos.

También en el Ramadán adquiere un gran protagonismo, por su alta capacidad energética, por lo que se utiliza para romper el ayuno a la noche. Muchas personas lo toman a la antigua usanza, con leche de dromedario, como quienes a diario tienen que trabajar en el campo y aguantar largas jornadas bajo unas durísimas condiciones climatológicas.
Hay personas que también toman los dátiles en zumos. Para ello se emplean los que están ya secos, ya que una de las propiedades del dátil es que tarda mucho en estropearse. Con el paso del tiempo se va secando, pero de igual manera resulta aprovechable en algunas recetas.

Recogida y selección
En el Festival de los Dátiles de Erfoud no faltará quien explique al visitante el proceso de recolección de este riquísimo fruto. El dátil se recoge, habitualmente, en racimos que son cortados de la palmera a golpe de machete.
Sin embargo, existe una variedad más exquisita, el mejhul, famoso por su tamaño, su alto porcentaje de pulpa y por su delicioso sabor. En este caso, se recolecta a mano y con un extremo cuidado. Un hombre se sube a lo alto de la palmera y va cogiendo uno a uno los dátiles con mejor aspecto, en su punto justo de maduración. El precio de esta variedad, por tanto, es más alto si lo comparamos con las variedades tradicionales.

Un paseo entre las dunas
Muchos de los visitantes que acuden a Erfoud por su Festival de los Dátiles quedan encantados por la sencillez y el carácter amistoso de sus gentes. Es probable que esta población no sea tan vistosa como Marrakech pero se la considerara la puerta del desierto, por lo que es de visita obligada pasar una noche entre las dunas después de asistir a las subastas de dátiles al mejor postor.
El Festival de los Dátiles de Erfoud es la oportunidad de caer rendido ante un alimento que es un imprescindible de la gastronomía marroquí desde tiempos inmemoriales. Seguramente los visitantes que acuden cada al festival siguen sin ser capaces de distinguir todas las variedades existentes. Pero también es probable que nunca más vuelvan a comer un dátil sin que su mente viaje por instante a Erfoud y recuerde el ambiente festivo y la alegría desbordada que se siente al dar la cosecha por finalizada.