Mitos y leyendas del Estrecho de Gibraltar
El Estrecho de Gibraltar, como encrucijada de puntos cardinales, paso de continentes, unión de mar y océano, y rompeolas de culturas milenarias, es el escenario perfecto para las leyendas. Un lugar mágico, tal y como han entendido todas las civilizaciones que han mirado a este escenario con el asombro que merece.
Las diferentes culturas que se han ido sucediendo en la historia de la humanidad tienen como denominador común la curiosidad y la imaginación. Dos elementos que han sido el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de mitos y supersticiones, especialmente si el escenario tiene tanto imán para que surjan como el Estrecho de Gibraltar.
Atravesar el Estrecho
En la Antigüedad se extendió la creencia de que el Estrecho de Gibraltar había sido creado por Hércules, el semidiós que con su gigantesca maza había logrado separar los continentes de África y Europa permitiendo el encuentro del Mar Tenebroso -el nombre con el que se conocía al Océano Atlántico- con el Mar Interior -como se nombraba al Mar Mediterráneo-.
Esta, sin embargo, solo ha sido una de las tantas fábulas y leyendas que tiene el Estrecho de Gibraltar, un lugar que se intentó preservar por los pueblos colonizadores por su importancia económica y su valor estratégico. Y como el miedo es el mayor escudo con el que se puede proteger un territorio, ya desde la antigüedad comenzaron a circular rumores acerca de los peligros que corrían quienes se atrevieran a surcar sus aguas y adentrarse en el océano.
En su obra “Ora Marítima”, Rufo Festo Avieno describía ya en el siglo IV d.C., pero basándose en textos del siglo VI a.C., todas las amenazas que acechaban a quienes osaban atravesar el Estrecho. Así, en su obra se describe cómo en medio de las aguas del Mar Tenebroso habitaban las nieblas perpetuas impidiendo la visión de los navegantes. Y se describe al océano como un lugar donde no había viento posible que hiciera mover las velas de los barcos, dejándolos atascados entre las aguas a la espera de los grandes monstruos marinos que engullían a los marinos, llevándoles a un abismo sin fondo.
El poeta Píndaro, por su parte, confirmaba que “más allá de las columnas de Hércules, la puerta de entrada al fin del mundo, el mar es inaccesible, con las Gorgonas con cabelleras de serpientes, donde los canes de Zeus que no ladran y los arismaspos solo tienen un ojo”.

El puente de Alejandro Magno
A la leyenda de Hércules se le unieron otras en la Edad Media, como la que circuló en el mundo árabe en torno a la construcción de un puente por Alejandro Magno que servía para conectar ambas orillas.
En esta época circulaba la creencia de que Alejandro Magno hizo posible este puente construyendo en cada una de las orillas un muelle. Después, unió barcos a través de cuerdas y posteriormente con cadenas de hierro, conformando una estructura sólida que se extendía de una orilla a otra.
El geógrafo e historiador Al-Masudi llegó a afirmar en el siglo X que el puente estaba edificado con piedra y barro, y que “se apoyaba sobre pilares levantados a una distancia regular”, mientras que el autor ceutí Al-Idrisi confirmaba en el siglo XII que él mismo había visto restos de los diques en territorio español y una parte construida cerca de Tánger, que posteriormente había sido destruida por el mar. Y apuntaba que “el dique construido en la parte andalusí se ve claramente cuando el mar está claro. Nosotros lo hemos visto y la gente de las orillas llama a esta construcción El Puente”.

Yebel Musa o La Mujer Muerta
Frente a estas leyendas, el viajero Antonio Ponz establece la posibilidad de que el Estrecho de Gibraltar fuera efecto de una gran sequía o de un terremoto que dividió la tierra en dos.
Y es que el Estrecho de Gibraltar siempre ha despertado una gran curiosidad y las más variadas teorías acerca de su nacimiento, haciendo que también surgieran leyendas en torno a sus accidentes geográficos, como la que habla de los orígenes de una montaña conocida como Yebel Musa en árabe y La Mujer Muerta en español.
Se trata del mito en torno al monte Hacho, junto al Estrecho de Gibraltar y considerado para muchos como una de las dos columnas que formó Hércules al separar los continentes. En este caso, la leyenda cuenta que uno de los atlantes que ayudó a Hércules a separar los continentes se tumbó a descansar tras el gran esfuerzo realizado y se convirtió en piedra.
Para otros, en cambio, la mujer es una amante infiel de Hércules convertida en piedra mientras dormía, aunque también hay leyendas que atribuyen su perfil a un coloso condenado a sostener la bóveda celeste.

El mito clásico de la Atlántida
Por último, otra de las leyendas es el mito clásico de la Atlántida, una isla-continente que habría existido en tiempos remotos. Platón creó el mito de la Atlántida, aludiendo a que la isla había desaparecido en un solo día y una noche, sepultada por las aguas, después de que sus habitantes intentaran conquistar el Mediterráneo y fueran derrotados por los atenienses.
Algunos geólogos, como el francés Jacques Collina-Girard localizan la Atlántida en el Estrecho, donde realmente existió en su día la isla Espartel, que en el periodo glaciar quedó sepultada bajo el mar como consecuencia de una subida de su nivel, y los fuertes terremotos y maremotos que asolaron la zona.
En cualquier caso, es imposible con tantas leyendas no sucumbir al magnetismo de un lugar como el Estrecho, plagado de mitos y fábulas. Incluso autores como Julio Verne lo cita en la obra de aventuras por excelencia, “Veinte mil leguas de viaje submarino”.
El Estrecho ha centrado la atención de literatos, navegantes, viajeros, geógrafos, geólogos y comerciantes a lo largo de su historia. Un escenario que, como punto de encuentro entre culturas e imperios, y zona de tránsito entre continentes, se ha visto envuelto en multitud de mitos sobre personajes mitológicos, abismos insondables, monstruos marinos y civilizaciones perdidas bajo el lema “non Terrae Plus Ultra”, o “Más allá de aquí no hay nada”.
Un personaje mitológico que separa dos continentes, una montaña con forma de mujer dormida o la fabulosa historia de una isla sumergida entre las aguas dan forma a un universo onírico en el que la imaginación siempre va a ser la mejor excusa para interpretar la realidad de un mero accidente geográfico cargado de historia y lleno de significado.