Divorcio en Marruecos: las cosas están cambiando
El divorcio en Marruecos ha ido cambiando a medida que evolucionaba la sociedad. El número de parejas que se divorcian aumenta año tras año, en parte por el papel protagonista que está tomando la mujer en la defensa de sus derechos. La normativa vigente en Marruecos se asemeja cada vez más a las occidentales, aunque todavía mantiene determinados aspectos propios de la tradición.
Hoy en día, el divorcio en Marruecos se desarrolla en un ámbito legal, con la Justicia encargada de garantizar los derechos de la mujer divorciada y los hijos. Y aunque muchas personas siguen contemplando el matrimonio bajo un prisma religioso que habla de la perpetuidad de la institución, la normativa establece que, bajo sentencia, se puede rescindir el acta de matrimonio, entendido como contrato acordado entre los dos cónyuges.
Incremento de divorcios
El número de casamientos ha aumentado en los últimos años en Marruecos. Se ha pasado de los 236.574 casamientos del año 2004 a la celebración de 269.978 bodas en 2021, según los registros oficiales, lo que refleja que sigue gozando del beneplácito de los marroquíes.
Sin embargo, y paralelamente, el número de divorcios en Marruecos tampoco ha dejado de aumentar en los últimos años. Así, se ha pasado de 7.213 divorcios en 2004 a 55.470 en 2019, lo que supone un incremento considerable en solo 15 años.
Este aumento significativo de las cifras se debe, según los expertos, a la concienciación de la mujer acerca de sus derechos y también a la emancipación femenina, que hace que ellas no tengan que depender económicamente de sus maridos para salir adelante.
Además, también lo ha favorecido el hecho de que las mujeres puedan acceder al procedimiento para solicitar el divorcio, a diferencia de lo que ocurría antaño, en el que solo el nombre tenía potestad para pedirlo.
La pandemia del Covid-19 tampoco ha ayudado, incrementando el número de divorcios, y todo ello a pesar de que las audiencias para tramitarlos no se podían hacer presencialmente, sino de manera online. Por otra parte, los sociólogos también aluden a que parte del incremento en el número de divorcios, especialmente entre los más jóvenes, se debe a la exposición en redes sociales de los problemas matrimoniales, lo que genera tensiones en el matrimonio.
Por otro lado, la menor influencia de los motivos religiosos y un descenso en la presión social y familiar también están contribuyendo a que cada vez más mujeres decidan divorciarse. Sin embargo, en algunos lugares continúa el estigma social de la mujer divorciada, lo que hace que los divorcios tengan una mayor incidencia en entornos urbanos, y en generaciones jóvenes y de clases medias.
Medidas para frenar el divorcio
El paso previo al divorcio es la solicitud, por parte del interesado, de la autorización al Tribunal. Antes de autorizarlo, sin embargo, el juez convocará a los cónyuges para intentar la reconciliación. Esta labor de medicación, centrada en encontrar los motivos de desavenencias entre los cónyuges para poner fin a la situación de distanciamiento, es uno de los aspectos que diferencian el divorcio en Marruecos del que se produce en Occidente.
Este trámite requiere la presencia física obligatoria del marido y la esposa ante el juez. Si no están en Marruecos, la tentativa de reconciliación se podría realizar en el consulado del país en el que se encuentren, dejando a la misión diplomática la tarea de ver qué es lo que falla en el matrimonio.
En cualquier caso, la tentativa de reconciliación, basada en los valores religiosos acerca del perdón, pocas veces ofrece los resultados esperados. Esto hace que desde la Administración se estén planteando posibles alternativas que consigan frenar el número de divorcios.
Una de estas opciones son los programas de preparación sobre la vida conyugal dirigidos a los futuros maridos, que incluirían aspectos como la salud sexual y reproductiva, y la planificación familiar. En opinión del Ministerio de Justicia, el hecho de asesorar a los futuros esposos sobre la vida conyugal podría sentar las bases de unas relaciones más sanas entre los cónyuges.
Modernidad frente a la tradición
Por otro lado, la Administración marroquí y diferentes organizaciones civiles están poniendo especial énfasis en evitar el matrimonio de niñas menores de edad, exponiendo a la población, cada vez más concienciada, las repercusiones físicas y psicológicas que tiene el matrimonio en las menores.
En este sentido, aunque es cierto que la ley marroquí establece en 18 años la edad mínima para casarse, admite excepciones en las que la novia sea menor de edad si está autorizada por un juez. Este es el motivo por el que aún se dan este tipo de matrimonios en Marruecos, aunque su número cada vez es menor, disminuyendo año tras año gracias a las campañas de concienciación.
Otro asunto relacionado con el matrimonio que dista culturalmente de Occidente es la poligamia. Legalmente, los hombres en Marruecos pueden tener hasta cuatro esposas, siempre que ellas estén de acuerdo y firmen una autorización por escrito, y teniendo en cuenta que el marido debe presentar causas objetivos y excepcionales que justifiquen otra boda, además de una declaración sobre su solvencia económica que demuestre que puede mantener a todas las familias.
Si se cumplen estos condicionantes, el Tribunal puede autorizar la poligamia, lo que ocurre solo en casos excepcionales. Hoy en día, y especialmente tras la reforma normativa establecida en 2004, la poligamia cada vez es menos aceptada por la población y, por tanto, menos frecuente en Marruecos.
Similitudes con el divorcio occidental
Hoy en día, el divorcio marroquí, y salvo aspectos puntuales como la tentativa de reconciliación, tiene grandes puntos en común con respecto la normativa española, especialmente en derechos antes no reconocidos hacia la mujer.
Las leyes marroquíes referentes al divorcio han ido modernizándose con el paso de los años en cuestiones que hacen referencia a los derechos y deberes de los cónyuges, lo que atañe a aspectos como, por ejemplo, la manutención de los hijos, una obligación que ahora también se le atribuye a la mujer marroquí, en la línea de lo que marcan los códigos occidentales. En este sentido, lo que marca el Código de Familia marroquí es la necesidad de que los hijos no salgan perjudicados.
Otros aspectos que se recogen tanto en la normativa española como en la marroquí son la compensación en la separación, con intervención judicial en caso de los cónyuges no lleguen a un acuerdo; la capacidad para contraer matrimonio, tanto en edad como en facultades mentales; o la nulidad matrimonial en función de la existencia de causas para la misma.
Frente a todo ello, las leyes siguen recogiendo aspectos propios de la tradición, como la referencia a la dote que se ofrece para poner de manifiesto el deseo de contraer matrimonio, construir una familia y asentar las bases de la convivencia. Aunque la dote tiene hoy en día un valor más simbólico que monetario, en el Código de Familia marroquí se establece que “es propiedad de la mujer y puede disponer de ella como quisiera”.
A pesar del esfuerzo de las autoridades, y de figuras como la tentativa de reconciliación, el número de divorcios en Marruecos no deja de aumentar. La modernización de la sociedad, con la incipiente emancipación de la mujer, es la que ha llevado a dar un nuevo enfoque a la normativa referida al divorcio en Marruecos, que ya recoge cuestiones como la igualdad del hombre y la mujer, el divorcio de mutuo acuerdo o la mayoría de edad para contraer matrimonio. Los privilegios del varón, por el hecho de serlo, van quedando atrás.