Cooperativa Douar Tanafelt de Chaouen: mujeres artesanas, emprendedoras y valientes
La artesanía es uno de los grandes valores de Marruecos y una de las señas de identidad que van buscando las personas que visitan el país. En Chaouen, mujeres en riesgo de exclusión han encontrado en el apoyo de la ONG Codespa y de la Fundación Banco Santander la oportunidad de impulsar la cooperativa textil Douar Tanafelt, que ha conseguido incluso una marca de certificación para sus productos, conocida como Mendil del Norte.
Una auténtica oportunidad
Para estas mujeres, el emprendimiento se convierte en una oportunidad para empoderarse y ayudar a su familia y a su comunidad. La cooperativa fue creada hace 13 años en Douar Tanafelt, con la vista puesta en la elaboración de tejidos para quienes buscan un turismo sostenible y saber apreciar el valor los productos artesanales.
Con la ayuda de la fundación Codespa y la asociación local ADL, las mujeres construyeron un centro y le dotaron de maquinaria. Se comenzó a impartir formación en costura y las emprendedoras comenzaron a asistir a cursos de alfabetización, ya que muchas de ellas no habían podido asistir a la escuela. Para facilitarles la labor, se instaló una guardería en el mismo centro, donde podían dejar a sus hijos al tiempo que recibían clases.
El objetivo de Codespa, presente en Marruecos desde 1996, es impulsar a las mujeres en riesgo de exclusión social a través de micro-emprendimientos, que muchas veces toman la forma de pequeñas cooperativas como esta de Chaouen. La cooperativa siempre ha buscado una auténtica inclusión de las mujeres en la sociedad y el desarrollo de la comunidad local. Y el empuje definitivo llegó de la mano de la inversión realizada por la Fundación Banco Santander, quien a través de su programa de cooperación al desarrollo Santander Best Africa ha conseguido modernizar la cooperativa.

Hacia un futuro esperanzador
Douar Tanafelt nació con cuatro telares a disposición de las mujeres de la comunidad. Hasta ella llegaban personas como Saida Couli, que tuvo que dejar la escuela con 11 años, a pesar de sus excelentes calificaciones, para ayudar a su familia. Entre sus obligaciones domésticas estaba cuidar a sus hermanos pequeños, traer agua de un pozo a varios kilómetros de su aldea, recoger leña o atender al ganado.
La llegada de Codespa, con la asociación ADL, fue fundamental para asentar la cooperativa, pero la gran inversión llegó en octubre de 2020. La Fundación Banco Santander, que buscaba proyectos locales para garantizar la sostenibilidad de las actuaciones y su impacto social, apostó por la cooperativa.
El primer paso fue hacer una auditoría interna para ver aspectos a mejorar. Las mujeres recibieron formación para potenciar sus habilidades organizativas. Aprendieron a evitar la ruptura de stock adquiriendo la materia prima antes de que se les acabara. Consiguieron diversificar sus productos y aumentar la producción con nuevos diseños bajo los gustos de potenciales clientes. Por primera vez contaron con tarjetas de visitas y un catálogo con todos sus productos, y aprendieron a gestionar las redes sociales para llegar aun público más amplio y diverso.
También se arregló la maquinaria, lo que permitió una mayor producción y garantizar la calidad. El esfuerzo tuvo sus frutos cuando el Ministerio de Turismo marroquí les permitió utilizar la marca de certificación colectiva Mendil del Norte, tras sopesar su plan de negocio. Las mujeres han conseguido, de esta manera, mejorar su vida y las de sus familias, y de paso la de su comunidad, sirviendo de inspiración a mujeres de aldeas cercanas, que han comenzado a seguir sus pasos.

Otro ejemplo de emprendimiento
Al igual que la cooperativa Douar Tanafelt, otro grupo de mujeres emprendedoras en Tetuán también han contado con la ayuda de la Fundación Banco Santander. En esta ocasión se trata de un café restaurante en Tetuán, regido por mujeres en situación de vulnerabilidad, muchas de ellas viudas o alejadas de su marido como víctimas de violencia de género.
A través de la asociación Amal, las emprendedoras han aprendido a leer y escribir, adquirieron nociones de pastelería, y con sus ahorros y préstamos de conocidos y familiares lograron alquilar un local a pie de calle para poner en marcha el café Multaka Rayahin, con la ayuda de la Fundación María Teresa Rodó y la Fundación Maite Iglesia.
El programa Santander Best Africa les ha ayudado a seguir creciendo, hasta el punto de que las mujeres han conseguido asistir a eventos gastronómicos internacionales, como el que tuvo lugar en el Hotel Hilton de Tánger, donde tuvieron oportunidad de compartir experiencias con destacados chefs de la cocina marroquí y francesa. Tras esta inyección de autoconfianza y el gran crecimiento en pedidos y encargos, han puesto en marcha un servicio de catering con un notable éxito.
El impulso a iniciativas locales
La iniciativa Santander Best Africa, surgida en el contexto de la pandemia, apadrina ya más de 30 proyectos de emprendimiento a través de países como Gambia, Senegal y Marruecos. En todos ellas, el objetivo es ayudar a mujeres emprendedoras involucradas en iniciativas que tienen un impacto positivo en su entorno y en la comunidad.
De esta manera, se ofrece la oportunidad a las mujeres de emprender a través el apoyo técnico y económico que ofrece la Fundación. Todos los proyectos favorecen el empleo femenino y fomentan la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Además, trabajar en la promoción de la igualdad de género y el fomento del turismo responsable permite avanzar en el cumplimiento de diferentes Objetivo de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU en la Agenda 2030.
Las trabajadoras de la cooperativa Douar Tanafelt de Chaouen, cada una con su propia historia, tienen en común tres cosas: son mujeres, emprendedoras y valientes. Han visto crecer su cooperativa al tiempo que cumplían sus metas personales, mejorando con ello la calidad de vida de su familia y su comunidad. A veces, los proyectos toman forma hasta sobrepasar el límite de lo que un día te atreviste a soñar.