Aicha Chenna, creando futuro para madres solteras marroquís
Aicha Chenna es conocida como la Madre Teresa de Marruecos. A sus más de 80 años, cuando echa la vista atrás ve un largo camino de lucha a favor de los derechos de las madres solteras, en un país en el que tener un niño fuera del matrimonio suponía un estigma que te acompañaba de por vida.
Su esfuerzo hizo posible que se lanzara, allá por los años setenta, un programa oficial de planificación familiar. Han sido sesenta años de lucha y de intentar cambiar a una sociedad que poco a poco ha ido evolucionando, pero en el que todavía las madres solteras necesitan ayuda para salir adelante.
Una oportunidad de formación
La infancia de Aicha Chenna, probablemente, determinó su manera de enfrentarse al mundo. Su madre fue casada de adolescente con un anciano bereber que murió poco después. Tras quedarse viuda, volvió a casarse con el padre de Aicha, que murió cuando la niña tenía tres años.
Posteriormente, presionada por una sociedad que rechazaba a las viudas, tomó matrimonio de nuevo. El padrastro de Aicha no quería que la niña siguiera estudiando. Por este motivo, su madre hizo algo revolucionario en la época. Se trasladó en a la plaza de Jemaa el Fna, en Marrakech, y subió a su hija a un autobús camino de Casablanca, con el nombre de su tía escrito en un papel. Era su única oportunidad para no abandonar los estudios.
En Casablanca, Aicha continuó estudiando en el Foch and Joffre High School, un colegio de lengua francesa. Tres años después, su madre se iría a vivir con ella, ya divorciada de su padrastro. Para que Aicha pudiera continuar con su formación vendió todas sus joyas.
A los 16 años, Aicha abandonó la escuela para comenzar a trabajar en un hospital. Con el tiempo, se hizo voluntaria de la Liga Marroquí de los Derechos de los Niños y llegó a convertirse en coordinadora de varios programas estatales de concienciación sanitaria.
Saltando obstáculos
El punto de inflexión que le animó a luchar por los derechos de las madres solteras fue una escena que Aicha aún no ha podido olvidar. Una joven soltera amantaba a su bebé en un rincón del hospital, con los hombros encorvados por la vergüenza. Llegó la asistente social para que firmara con su huella digital, al ser analfabeta, el documento que permitía entregar a su bebé a un orfanato. Su única oportunidad de poder ser reintegrada en la sociedad.
Una vez firmado el papel, la trabajadora social arrancó el bebé de los brazos de su madre, derramándose la leche sobre su cara. El grito desgarrador de madre y bebé acompañaría a Aicha en muchas noches de insomnio a lo largo de su vida.
“En ese momento supe que tenía que hacer algo, pero no tenía ni idea de qué se podía hacer. El destino de los bebés abandonados era terrible. Muchos morían en los orfanatos. De conocer los obstáculos a los que nos enfrentaríamos, nunca hubiéramos tenido el coraje de comenzar”, señalaba años más tarde.
Aicha califica a las madres solteras como “madres coraje”, ya que tienen que enfrentarse, en muchos casos, a un futuro en el que están solas. La sociedad les rechaza y sus familias, en muchos casos reniegan de ellas. Por ello, en 1985 fundó la Asociación Solidaridad Femenina (ASF).
Asociación Solidaridad Femenina
El trabajo de la asociación comenzó en un pequeño local prestado en Casablanca, con trabajadores voluntarios, al no disponer de fondos. Sin embargo, había mucho por hacer en el largo camino para reintegrar a las mujeres a la sociedad sin que perdieran a sus hijos. Y para ello era necesario darles cierta independencia.
La Asociación, que fue reconocida como ONG por el Gobierno de Marruecos en 2002, ofrece a las mujeres un programa en el que, nada más dar a luz, se les entrega una asignación mensual y se les anima a participar en un programa de formación profesional de tres años para aprender oficios orientados a la restauración, la estética y la peluquería. Mientras las madres estudian y realizan sus prácticas profesionales, los niños permanecen en guarderías.
Además, las jóvenes reciben el asesoramiento jurídico necesario para inscribir a sus hijos. Y a través de un servicio de orientación se ofrece la posibilidad de que se puedan reconciliar con sus familias.
Paralelamente a la formación laboral y el servicio de mediación familiar, se intenta que las mujeres recuperen su autoestima y aprendan a tomar las riendas de su vida tras el nacimiento de su hijo. Hay que tener en cuenta que, en muchos casos, son mujeres que han sido engañadas por hombres que les prometen un futuro matrimonio para que consientan en mantener relaciones sexuales. En un elevado porcentaje de las ocasiones, las jóvenes ven cómo el padre de sus hijos no quiere comprometerse en una paternidad no deseada.
Paso a paso
Aicha Chenna es una mujer que tiene los pies en el suelo y nunca se ha achantado, con grandes habilidades comunicadoras y una gran capacidad para escuchar. Cercana y empática, también cuenta con un fuerte carácter, marcado, probablemente, por todo lo vivido. “Voy a seguir diciendo la verdad donde quiera que tenga oportunidad”, ha afirmado siempre en las entrevistas.
Clara defensora de que en los colegios marroquíes se introduzca la asignatura de educación sexual, se considera musulmana y creyente, aunque ha trabajado toda su vida con personas cristianas y judías. Su firme defensa de las madres solteras le ha valido ser criticada por los sectores más conservadores, que especialmente en sus comienzos la calificaban de inmoral.
Para dar testimonio de todo lo vivido, Aicha escribió “Miseria” (1996), un libro que ofrece el testimonio del sufrimiento de varias jóvenes que fueron madres solteras. “Las cosas han cambiado para mejor en Marruecos. Las actitudes son más abiertas y hay más oportunidades, pero sigue habiendo un largo camino por recorrer”, señala.
Un futuro más prometedor
A pesar de estar volcada en su lucha social, Aicha Channa se casó y tuvo cuatro hijos. “Mis hijos siempre me han echado en cara mi plena dedicación por los más desfavorecidos, pero siempre me han apoyado e incluso, con el tiempo, han recogido por mí los premios que se me han concedido”, señala Aicha. Entre los galardones recibidos se encuentra nada menos que la Medalla de Honor del Reino de Marruecos, en el año 2000, y el Premio Opus, en 2009, como recompensa a su labor.
Hoy, Marruecos, con una media de 2,4 hijos por mujer, es uno de los países referentes en el control de la natalidad en África. Por la Asociación que fundó Aicha Chenna han pasado miles de mujeres, y la paulatina llegada de recursos hizo posible que se abrieran otros centros en Marrakech, Fez y Tánger, y que se atendieran, además de a madres solteras, a mujeres víctimas de violencia de género. “La clave está en las nuevas generaciones, la concienciación de los jóvenes y la generalización de la educación sexual en las escuelas”, apunta Aicha.
Aicha Chenna echa la vista atrás y observa toda una vida de lucha para ayudar a la legitimación de las madres solteras y sus hijos en la sociedad marroquí. Mujer de hechos, más que de palabras, la creación de la Asociación Solidaridad Femenina marcó un antes y un después en la vida de las miles de jóvenes que se han aferrado a la oportunidad de formarse y ser independientes sin tener que separarse de sus hijos, con la esperanza de un futuro mejor.