Music of Morocco: Recorded by Paul Bowles
Actualizado el 21/07/2016
Sobradamente conocido es el talento literario de Paul Bowles y su apego por el país vecino, desembocando ambas características en varias obras de ambientación marroquí, siendo especialmente exitosa la novela «El Cielo Protector».
Sin embargo, su creatividad artística arrancó de la mano de la poesía y la música, componiendo fundamentalmente para danza, obras de teatro y películas. No obstante, el disco del que hoy se hablará, Music of Morocco: Recorded by Paul Bowles, obedece más a una inquietud por registrar la sonoridad marroquí que a ejercicios compositivos.
La grabación
Antes de establecerse en Tánger, Bowles empleó varios años en la búsqueda de sus habilidades y motivaciones. Su primer viaje fue a París, por un lado interesado por la cultura literaria que allí se respiraba y por otro escapando de Nueva York y de una convivencia con sus padres a todas luces insostenible.
Fue allí donde comenzó sus estudios de poesía y composición y donde conoció a una reputada escritora, que le aconsejó abandonar sus intentos de convertirse en un poeta y explorar Marruecos, pues allí adquiriría las experiencias que necesitaba para intensificar su sensibilidad musical.
Volvió entonces a Nueva York para centrar su formación en el cuarto arte, alternando su estancia con viajes a diferentes partes del mundo, pero con especial énfasis en Marruecos. Una vez allí y siendo testigo de una música incomparable que probablemente se perdiera bajo el implacable rodillo de la modernidad, tomó la determinación de comprar todos los discos que se ofertaran en tiendas locales.
Aun así, no le pareció que aquellas adquisiciones reflejaran lo que presenciaba, viéndose en la obligación moral de documentarlo todo él mismo. No fue hasta mucho después, ya establecido en Tánger y reconocido como escritor de valía, que no le surgió la oportunidad, a través de una beca de la fundación Rockefeller, de financiar una serie de viajes en los que andar a la caza de los sonidos que tanto le inquietaban.
Fueron un total de cinco expediciones, todas en el mismo año, registradas en el mapa que se adjunta, y que dieron lugar a 250 grabaciones de campo en 22 diferentes localizaciones, posteriormente incorporadas a la Biblioteca del Congreso de Los Estados Unidos.
El álbum
No contento con lo conseguido, Bowles creyó necesario darle la mayor difusión posible a su hallazgo, y apoyado por la Biblioteca pudo años después dar salida a una edición pública con ciertas limitaciones de formato (dos discos de vinilo con una duración menor total a las dos horas).
Afortunadamente, la reedición que se trata respeta mejor la intención original del fallecido, sumando cuatro CD’s y cuatro horas y media de duración, que no sólo amplían el número de grabaciones incluidas sino que también recupera su longitudes originales, alcanzando incluso los 30 minutos de desarrollo.
Otra característica destacable es su presentación, consistente en una caja forrada de tela que almacena los discos y un cuaderno de cuero repleto de fotografías y textos, en el que se realiza una transcripción de la bitácora original de Bowles y se facilitan anotaciones de cada grabación, proporcionando una experiencia complementaria y paralela a la escucha.
En lo estrictamente musical, la edición se divide en dos bloques claramente diferenciados: “Highlands – The Berbers”, que documenta la música marroquí en origen, y “Lowlands – Influent Strains”, que ilustra la influencia de la colonización árabe y el contacto con otras culturas.
Canciones pertenecientes al primer y segundo bloque, respectivamente. Click en el botón de play para reproducirlas
El hilo conductor del álbum resulta meridianamente claro: su carácter repetitivo e hipnótico, siendo el ritmo el que prevalece y permite que la melodía fluya a través suya. Una característica que permite utilizarla como motor de una celebración en comunidad que puede durar hasta altas horas de la noche.
Esta particularidad no sólo define la selección de los registros sonoros incluidos, sino también la propia secuenciación del álbum, sumergiendo al oyente en una espiral generada mediante la repetición y las pequeñas pero continuas variaciones, lo que termina trazando un relato único sobre esta música.
Se trata, sin lugar a dudas, de un documento recomendable para aquellos deseosos de rastrear los pasos del escritor estadounidense, así como para los ávidos por adquirir testimonios sonoros más frutos de la improvisación y del descubrimiento viajero que del ensayo o la planificación.
Nos encontramos por tanto frente a la banda sonora de un viaje intermitente de 140 días, donde un apasionado del país, con la única ayuda de una grabadora portátil, un amigo y un asistente local, recorrió Marruecos en un Beetle, enfrentándose a no pocas trabas administrativas y logísticas, pero siempre cargado de ilusión.
Un objeto discutible como catálogo representativo del patrimonio sonoro del país —pues aquí lo que se refleja es la visión y los gustos personales de autor— pero tremendamente valioso como experiencia musical al alcance de cualquiera que se atreva a adentrar.
Un perfecto punto de partida para entender la música marroquí.
Todas las imágenes publicadas bajo el permiso de Dust-to-Digital. Segunda, tercera y quinta imagen cortesía de la Library of Congress
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