Regatear en Marruecos (1ª Parte)
Actualizado el 20/11/2019
Mucho se ha hablado y debatido sobre cómo regatear en Marruecos, si bien la mayoría de la literatura al respecto se enfoca en la figura del comerciante y los ases que conserva en la manga.
Creo que es necesario abordarlo desde una perspectiva diferente, pues la mayoría de los esfuerzos del comerciante se centran en detectar nuestras debilidades. Dicho de otra manera: el verdadero enemigo a la hora de conseguir un buen precio somos nosotros mismos.
Se avecinan curvas, pues el artículo de hoy, dada su complejidad, es extenso en palabras (tanto que no he tenido más remedio que dividirlo en dos partes). Empecemos pues con las principales debilidades del comprador:
Ni le estáis haciendo un favor ni le estáis ofendiendo
Una tienda de artesanía de 50 m2 en una calle turística de Fez puede llegar a venderse por aproximadamente 60.000 euros. En el caso de la Plaza de Djema el Fna en Marrakech puede llegar fácilmente a superar los 100.000 euros.
Estos datos sirven para ilustran que, teniendo en cuenta el coste de la vida en Marruecos, los comerciantes no viven nada mal. Por tanto no penséis que por intentar llegar a un trato lo más bajo posible, o incluso por desistir, vais a provocar que ese día su familia no coma.
De esta situación son perfectamente conscientes y no tendrán reparos en sentirse profundamente ofendidos ante una propuesta vuestra; pero, obviamente, sólo se tratará de apariencia.
Pensadlo bien, ¿de verdad creéis que, después de tratar con decenas de potenciales compradores todos los días, van a tomárselo como algo personal? Evidentemente no, pero el hecho de que os sentáis culpable es una debilidad que ellos pueden aprovechar para obtener más beneficio.
Resulta especialmente curiosa la estrategia poli bueno –poli malo de algunos comerciantes: proponéis un precio tirando a la bajo (según vuestro criterio) a lo que responde sintiéndose terriblemente indignado por vuestra osadía. Entonces otro compañero se acerca, muy amablemente os comenta que no se lo tengáis en cuenta y os asesora sobre el precio a pedirle. Todo es un teatrillo con el objetivo de sentiros culpables, generar un vínculo con el “comprador amable” y llevaros a su terreno.
También suele ser común que antes de cerrar un trato, o incluso después de haberlo hecho, os digan que le están perdiendo dinero. En el calor del regateo es posible que le creáis, pero si lo pensáis fríamente concluiréis que no tiene ningún sentido cerrar un trato comercial que provoque un perjuicio económico en el comerciante.
El que os agasajen no implica comprar
A los comerciantes les gusta que os sintáis como si estuviérais en vuestra propia casa: os invitan a pasar, ofrecen té, muestran todos sus productos de la forma más exhaustiva posible, …. Esto tiene una doble razón: ofrecer su hospitalidad (característica fuertemente arraigada a su cultura) y haceros sentir culpable si no compráis algo.
Soy consciente de que ante la amabilidad es complicado mantener la cabeza fría, pues al fin y al cabo somos seres sociables, pero precisamente por lo efectivo que resulta esta estrategia es más importante si cabe mantener una actitud serena.
No os sintáis en deuda porque os hayan ofrecido un té o les estéis haciendo perder el tiempo: pensad que forma parte de los costes y los riesgos que deben asumir. ¿Acaso si en vuestro país os dan de probar un producto u os cuentan sus bondades os sentís obligados a comprarlo? ¿Por qué entonces vais a hacer lo contrario en Marruecos?
Os voy a contar una anécdota que ilustra tanto este apartado como el anterior y que demuestra que yo también he sido débil.
Una de las primeras veces que viajé a Marruecos me alojé en una jaima en Merzouga. El primer día nos dieron un paseo a camello y a la vuelta se me acercó un chico que pensaba era también responsable del alojamiento. Entonces comenzó a entablar una conversación conmigo.
Me habló de la fauna del desierto, de los animales que conviven en él, de cómo se resguardan,… Después se sentó delante de mí, en la arena, y me pidió que hiciera lo mismo. Accedí, aunque ya me hubiera percatado de que sus intenciones no se reducían a entablar una conversación.
Es entonces cuando sacó de sus bolsillos fósiles, de todos los tamaños y colores y me hablo de su elaboración, de cómo toda su familia los recolectaba por el desierto y en su casa los pulían y dejaban presentables. Un trabajo muy sacrificado y del que dependían para subsistir.
Acto seguido me preguntó si me interesaba algún fósil. Pese a no tener interés alguno le consulte el precio de varios pues, al fin y al cabo, había empleado gran parte de su tiempo en mí y no me iba a hacer daño preguntarle.
Me propuso un precio bastante elevado. Entonces le pedí una rebaja, respondiendo con un descuento casi inapreciable, pues no podía ofrecer un precio inferior por todo el trabajo que conllevaba. Sin embargo fue muy comprensible, regalándome uno más pequeño como muestra de gratitud por perder mi tiempo con él.
¿Cómo iba a aceptar aquel obsequio? ¿Acaso no tenía la obligación moral de comprar alguno de los fósiles?
Le compré dos de ellos, me lo agradeció de todo corazón y se despidió. Me volví a mi haima, pensando en que gracias a la compra de aquellos fósiles le había hecho un favor a la familia de aquel joven.
Poco después supe que ese muchacho solía acercarse a los campamentos de jaimas de forma periódica, no sin antes comprar los fósiles en una cantera cercana a un precio muy inferior. ¡Imaginaros la cara que se me quedó!
No demostréis vuestro poder adquisitivo
Lamentablemente un gran poder adquisitivo es una debilidad, pues a mayor poder adquisitivo, a priori, más dinero estáis dispuestos a pagar por un producto y por tanto mayor va a ser la resistencia del comerciante al regateo.
Intentad sed discretos, pues continuamente ofrecemos pistas: nuestra ropa, complementos, el número de souvenirs visibles que ya hayamos comprado, … incluso lo es nuestro origen (pues la renta media varía según el país y la zona) y por eso siempre preguntan de dónde venimos.
Pero probablemente la forma más sencilla de enmascarar nuestro poder adquisitivo sea teniendo dos carteras, una con la mayoría de nuestro dírhams, bien guardada, y otra más visible, que únicamente disponga del dinero necesario para la siguiente compra.
Así, si a punto de cerrar un trato el comerciante se niega a bajar más y nosotros respondemos abriendo la cartera y diciendo “esto es todo lo que tengo”, asomando pocas y pequeñas monedas, probablemente habremos ganado la última batalla.
Y con esta última debilidad doy por cerrado el artículo sobre cómo regatear en Marruecos, no sin recordar que hay una segunda parte que podéis consultar en este enlace. ¡Un abrazo a tod@s!
Imágenes publicadas bajo licencia Creative Commons 2.0
Autores (por orden de aparición): Mr Seb, USAFE AFAFRICA, ActiveSteve
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Este artículo forma parte de nuestra guía para principiantes. Si quieres conocer más, te invitamos a leer nuestra página con información básica de Marruecos.
Muy buenos tus comentarios. tendrías que poner precios de ropa, zapatos, comida, souvenir, así uno sabe qué gastará. Gracias
Gracias por la sugerencia Teresa; no te creas que no lo he pensado, lo que ocurre es que le quiero dedicar la extensión suficiente, poniendo una buena tabla de precios, y lo he dejado en el cajón de “entradas que cuando tenga tiempo redactaré con tranquilidad”. Saludos y gracias por comentar!
Exactamente eso me ocurrió a mi en Túnez con un muchacho, encantador, que vendia ramilletes de flores que su familia recogia del campo y elaboraban y era su sustento. A mi mujer le regaló un ramillete de flores, entendí que ese detalle no costaba menos de 2 €, que fue los que le di de propina. Pero mi sorpresa fue cuando no aceptó la propina. Eso me descolocó. Insisti, y vamos que si los cogió. Pero corrió el riesgo de que yo no hubiera insistido.
Hola Juan Carlos, muy buena anécdota!! Mucha gente se sorprende de los hospitalarios que son los marroquíes! Un saludo
¡Interesante! En unas semanas me voy a Marruecos por primera vez y nunca está de más saber estas cositas. Esto del regateo nunca se me da bien por mucho que viaje =S
¡Un saludo viajero!
Hola Alba, gracias por tu comentario!!Me alegra mucho que te haya servido de ayuda mi entrada, lo importante es tomártelo como un juego e ir con mucho tiempo, es como mejor te lo pasas y sacas mejores precios. Espero que lo pases muy bien en Marruecos!!!Un saludo